Tarde de deportes y algo más

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Jean Baes, una chica latina de 33 años, madre soltera con un niño de 6 años, dueña de su propio negoció, ok ok, no es un gran negocio, es apenas un pequeño emprendimiento que la ha llenado de muchas alegrías, permitiendo la conocer mucha gente nueva y sentirse independiente, en fin su negoció le estaba dando muchas satisfacciones últimamente.

Sobre todo desde que llego a Estados Unidos con su familia hace ya casi 4 años, ha tratado de ganarse la vida lo más legalmente posible; solía esforzarse trabajando varios turnos, durante días y días, algunas veces apenas dormía, se partía el lomo dejando todo de sí, ¿Por qué? Fácil para poder conseguir un buen porvenir para su hijo y su madre, no obstante su mala suerte nunca la dejaba.

Y es que Jean no era una mujer delgada y desabrida, ella era una gordita, sexy latina y sus curvas tenían una buena proporción haciendo llamativo su cuerpo, nalgas bien formadas sip!, senos generosos sip!, algo de cintura y piernas bien moldeadas sipi!!.. pero también tenía la típica pancita post embarazo, estrías y la gravedad en contra luego de haber dado de lactar, todo eso hacía que no se sintiera segura de sí misma en el aspecto intimo.

Por eso ella no había buscando una nueva pareja pues le avergonzaba como se veía su cuerpo sin ropa, porque con ropa era otra historia, ella trataba de lucir lo más prolija y arreglada que sus libras extra le permitieran, era lo que se conoce ahora como Gordy-buena, por lo que aun sin desearlo solía llamar la atención.

Y es que su coquetería innata y su forma gentil de tratar a la gente fue lo que le trajo más de un problemas. En varios de sus trabajos había sido acosada por más de un sinvergüenza, que viéndola sola y con necesidades creyó que la podían intimidar y llevársela a la cama.

Su último trabajo para un empleador lo dejó tras haberse salvado de una violación por pura coincidencia, ya que si uno de sus compañeros no se hubiera regresado a recoger su celular, tal vez otra seria su historia.

Por suerte cuando se distrajo el desgraciado de su jefe, Jean logró escapar con sólo la blusa algo rasgada. Eso si no lo denunció por miedo a la revancha de la migra. Con tanta xenofobia en ese país lo mejor era no buscar líos legales.

Fue así que se decidió a hacer su propia micro empresa, hacía catering a ciertas compañías, tras casi un año ya tenía una clientela aceptable y empezaba a ver una pocas ganancias que le permitieron contratar un par de empleadas que le ayudasen con las preparaciones y las entregas. Siempre con esfuerzo y ánimo, no se dejaba caer ni vencer.

Así que ahí estaba sentada viendo un partido de los Mets, su equipo de baseball favorito, en un fin de semana de locura en el que sus amigas del gym la habían invitado unas cervezas después de la rutina de la tarde, cuatro mujeres algo sudadas y relajadas luego de unas cuantas cervezas cada una, haciendo barra por sus equipos, reían y hacían comentarios sobre el partido.

Un grupo de hombres que estaban en la misma barra les comenzó a responder los comentarios y las mofas, creando un ambiente distendido que poco a poco los integró en un sólo grupo.

Todos conversaban animados sin sobre pasarse de los límites de una buena tarde de deporte, las risas y los piropos no paraban y todos achispados gozaban la situación.

- Ay no puede ser otra vez safe!!- se quejó Jean pues su equipo iba abajo por 3 carreras y estaban en la sexta entrada, los nervios arreciaban y la frustración no ayudaba nada.

- Vamos Johnson tu puedes demuestra que la lesión es cosa del pasado!- animaba con esperanza sin percatarse de su entorno, se acomodo en su banco y empino el final de su cerveza sintiéndola refrescante después de tanto calor en el ambiente.

- Es interesante oír a una mujer que sepa de baseball y no pierda la elegancia al beber cerveza- escucho que dijeron a su lado, lo que la hizo sonreír internamente.

Un secreto imperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora