Un secreto imperfecto

Algo inesperado

Para el sexto mes de embarazo de Jean, el problema con aquel Ingeniero descarado de la empresa de Lily estaba aun en el proceso declaratorio y de evaluación de pruebas, había tenido que contratar un abogado, quien para su sorpresa no le cobraría, pese a que no era un abogado del estado si no uno privado, y al parecer uno de renombre.

Cuando lo interrogo por el tema aquel brillante abogado solo le dijo que él solía tomar uno o dos caso pro-bono al año, y que dado su estado de gravidez y la situación en sí, él consideraba perfecto su caso, y que si bien le generaría costos procesales que ella debería asumir, él no cobraría sus honorarios.

Cabe recalcar que la morena no podía está más feliz, era un gran abogado y ella solo pagaría los costos procesales, eso era algo que se le complicaría pero que podría afrontar. Para su tranquilidad el abogado resulto ser muy astuto y eficiente, pues consiguió pruebas que liberaban de culpabilidad a Jean y prácticamente tenían ganado el caso.

Hacia las 27 semanasde su embarazo el caso tuvo por fin una resolución favorable y Thomas fueformalmente sentenciado por intento de abuso sexual en contra de Jean, teniendocomo agravante el estado de embarazo de la víctima y las lecciones y ansiedad post-traumáticaque le causo el hecho, el abogado logro sacarle incluso una indemnización, perodado los contactos que tenia y que era su primer delito le redujeron la condenade 2 años en prisión o a 4 años de trabajo comunitario supervisado por laoficina de rehabilitación social y podía incluso escoger entre voluntariado en unacilo, en un hospital de quemados o asistir en un centro de ayuda a jóvenes enproceso legalización de documentos en el cual ayudaría a su orientaciónvocacional.

¿Y adivinen en cual fue el que eligió?... pues si le dieron al lobo acceso al gallinero, se apunto con asesor de la mesa de ayuda vocacional a jóvenes y saco el contacto de unas cuantas jovencitas virginales, que le vendrían bien para cuando este aburrido de Lily, pero eso era otro tema.

Por otra parte Lily estaba insoportable, tenía siempre a James sobre ella, en su horario, en su trabajo, en la casa, el sus salidas... en todo, la tenia controlada, no podía ver a su chocolatito por culpa de su maldito esposo. Estaba harta de su presión para que despida a Thomas, y del control al que había sometido a SU empresa, maldito Jimicito era un estorbo en su vida.

Hacia la semana 28 del embarazo de Jean, recibió un caja que contenía bellos adornos para bebés, ropita blanca, verde y amarilla de muy buena marca y variados modelos; a la morena se le contrajo el corazón del miedo, solo su familia sabia de su embarazo y estaba más que segura que ninguno de ellos tenía las posibilidades de darle semejante regalo, su abogado le había asegurado que el embarazo seria tratado con discreción para no hacer público el mismo, no sabía qué hacer, así que llamo a Sam, que ni corta ni perezosa se apresuro a buscar su equipo de detective y revisar el paquete,en busca de huellas dactilares que les aclararan de donde había sido enviado el paquete pues ni siquiera tenía remitentes solo un enorme lazo rosado, en una gran caja blanca repleta de hermosa ropa para una bebita, no había mayor hallazgo,apenas un par de huellas, y mientras Sam buscaba los datos de la huella con sus amigos detectives, Jean empezó a sacar las delicadas y hermosas prendas de bebe y descubrió el remitente cuando encontró la ultima en el fondo de la caja.

Las lagrimas escaparon de sus ojos, y la morena al darse cuenta del significado de esa prenda, ¡él lo sabía!... ¿y qué pasaría ahora?, volvió a mirar la caja y vio una nota al fondo de esta, la tomo y un sollozo se quedo atrapado en su garganta.

Querida Jean, se que para ti no soy lo suficiente y no soy digno de entrar en tu vida pero te ruego que me permitas estar en la vida de mi hija, aun que sea solo un poco, no me apartes de su vida, pues aun si conocerla ya la amo, tanto como te amo a ti.

                                          Con amor

                                          James

Samantha se voltio a ver a la morena al escuchar el sonido estrangulado y la encontró con aquella ropita entre en sus manos apretada contra su pecho y gruesas lagrimas rodando por sus mejillas, casi corrió hasta llegar a ella y arrodillarse a su lado.

-que paso nena, no llores por favor... esto no le hace bien a la princesita- Sam ya le había puesto ese apodo desde que vieron en la eco que era una nena, prácticamente tuvieron que despegarla del techo de la emoción que había sentido aquella tarde, la doctor se había reído de ella y les había impreso una foto del a eco la cual estaba enmarcada en el lado que pertenecería a ella en la  pequeña habitación de Gabriel quien como buen hermano mayor estaba feliz de compartirla, y que Jean había empezado a preparar para su pequeñita con su consentimiento.

Cuando la morena le dio a Samantha la nota que le había enviado James, la preocupación se vio reflejada en el rostro de su fiel amiga y la Jean se dio cuenta de que, no solo ella pensaba en que los problemas que les traería la presencia de James podrían ser infranqueables y podrían tener consecuencias en el futuro de su pequeña familia.

Armándose de valor la bella latina tomo su teléfono, y marco el número de James, al tercer timbre contesto.

-¿Hola?- la firme y seria voz del ingeniero se escucho al otro lado de la línea y la mujer boqueo varias veces antes de lograr encontrar su voz.

-¿James?- murmuro suavemente rogando que si la haya escuchado.

- ¿Jean?- respondió calmado pues sabía que ella le llamaría una vez que leyera la nota.

- ¿s... si... soy yo... podemos hablar por favor?- pidió con falsa calma.

- ¡Claro!... ¿puedes ahora mismo?

- s...si, ¿puedes venir a mi casa?

- estoy afuera de ella ¿puedo pasar?- la sorpresa invadió a la morena.

- está bien puedes entrar- dijo casi sin voz, miro a Sam quien le devolvía la mirada con interrogación reflejada en ella.

- James está afuera, va a entrar- le dijo tratando de darle un panorama completo de la situación su amiga, quien la miraba con la preocupación reflejada desde sus propios ojos.