La dulce espera que desespera.

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Ahí estaban Jean y Samantha una más nerviosa que la otra, temblando juntas, la una de preocupación y la otra por la emoción.

-¿Era mucho pedir que no hubiera tanta gente en consulta?- se decía la morena pero era un hospital público, tenían el turno 15 y la sala estaba abarrotada, mientras ella se mordía la uñas por miedo a que hubiera alguna complicación, Samantha leía una de las tantas revistas para padres que decoraban la estancia de la sala de espera, se veían como una típica pareja lésbica preparándose para ser madres.

Eso hizo que otra pareja que estaba presente las abordase con curiosidad. -¿Cuál de las dos es la embarazada?- se escuchó una voz algo gruesa preguntar, lo que saco a Sam de su singular lectura y a Jean de sus pensamientos, miraron a su interlocutora confundidas al comienzo, pestañeando ambas con curiosidad.

-Mi Julia es la valiente en esta relación- dijo una mujer de cabello castaño y corte algo masculino, sus ojos grises realmente hermosos le iluminaban el rostro anguloso algo descuidado pero atractivo.

A su lado la sonriente mujer de veinte y tantos las miraba con dulzura y ese brillo característico de las embarazadas mientras asentía y se acariciaba un vientre abultado donde Jean dedujo había al menos un bebé de 6 meses aproximadamente o quien sabe y eran dos.

-Estamos ya de cuatro meses, pero tendremos trillizos- dijo feliz la rubia de verdes ojos sin perder esa sonrisa cálida, mientras su pareja besaba su mano tiernamente y la veía con adoración.

-Quédate con quién te mire de esa forma- susurro Sam a su oído y Jean tuvo que morderse la mejilla para no soltar la carcajada que se le atragantó en la garganta y la hizo toser.

-! Vaya puntería eh!.. Tres de un solo tiro wow!- dijo en tono guasón Sam mientras le sobo la panza a Jean siguiendo el juego para no hacer sentir mal a la mujeres frente a ellas. -Creo que acá sólo cuajamos uno, mi Jean tiene sus carnitas sensuales... no sabíamos que lo habíamos conseguido hasta hace poco- le guiño el ojo con una sonrisa picara.

Jean solo agachaba la cabeza sonriendo levemente pero pidiéndole al cosmos que la traje la tierra, Samantha podía ser muy bromista, pero entendía que no quería ofender a las mujeres si no animarlas, era su forma de decirles que no eran las únicas que otras hacían lo mismo aunque en su caso no fuera así.

Algo retorcido pero de buen corazón. Así era Sammy. En ese momento las llamo una enfermera, se despidieron brevemente de Julia y su pareja, para luego entrar a la consulta del la ginecóloga.

-Listo, vamos a ver... señora Baes- La recibió la Doctora mientras leía su historial el cual previamente había llenado la enfermera de piso.

-Me presento soy Vivian Smith, seré su ginecóloga a cargo, revise su historial, me indica que usted tiene 36 años, una cesárea previa con producto a termino vivo y saludable, usted registró este como un embarazo no planificado, no declara enfermedades preexistentes y su pareja no estará involucrado activamente en el proceso.- confirmo la galena frunciendo el ceño ante esto último, le parecía mal que mujeres pasen solas por esta hermosa experiencia pero quien era ella para opinar, sus razones tendría la paciente.

-Si doctora, necesito saber si mi bebé está bien porque me acabo de enterar que estoy embarazada ayer y no me he cuidando en ningún sentido, ni prepare mi cuerpo para este bebé, tengo miedo de que este en riesgo por mi culpa o no este bien debido a mi edad- culminó Jean con pesar, pues ese en sí era su miedo más grande, tener un bebé que sufriese de discapacidad o que este mal-formado. Le asustaba ya que no se sentía capaz de sobre llevar eso sola. Lo que era una estupidez y ella lo sabía pero aun así la aterraba no ser tan fuerte para ayudar a su pequeño.

-Su edad no es problema señora Baes-

-dígame Jean, por favor- la interrumpió la morena con una sonrisa muy dulce, la doctora asintió, continuando con su explicación.

Un secreto imperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora