Capítulo 11: Vicente es mucho más que Gecko

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2017
Febrero
(18 meses atrás)

— Y entonces tienen que ver a esta mujer, ¿Qué tan patética se puede ser? Está ahí llorando y gritando "¡Quiereme! ¡tú tienes que quererme! Jajaja, una psicópata hecha y derecha, yo veo algo así y salgo corriendo— La burlona voz de Gecko narraba entretenido.

— A veces me sorprende que tan bajo pueden caer personas así, ¡Jajajajaja! De seguro su vida ya se ha arruinado, esto es tan irrisorio, creo que será material para memes por todo lo que queda del año, pero bueno se lo tiene merecido, ¿no? ¡Que mujer mas loca! Y lo peor es que ni siquiera es bonita, con suerte puede mirarse al espejo de seguro— Las risas maliciosas de Gecko quedaron grabadas para el internet.

Este era el Gecko que Vicente pretendía dejar atrás en la actualidad.

...

2018
22 septiembre
08:00 hrs

Vicente está irremediablemente nervioso, juega impacientemente con los cordones de su polerón con su mano izquierda, y tiene un poco de frío, pero puede jurar que no es por eso por lo que tiembla, su mano derecha está en su bolsillo frontal buscando un poco de calor, sus ajustados jeans no le otorgan mucho de eso que digamos, sus zapatillas gastada de lona desentonan catastróficamente con el ambiente del lugar al que ha llegado, porque ante él se encuentra un lujoso y brillante edificio.

— ¿A quién busca?— El recepcionista le pregunta con una voz amable y una sonrisa de cortesía, Vicente se tensa porque de nuevo, está increíblemente nervioso, y es que no sabe cuánto ha esperado este momento, ha soñado con él desde que tiene memoria, "conocer a su Papá", es un gran salto. Siempre soñaba con que él hombre se aparecería en el jardín de infantes o luego del colegio, que lo vendría a buscar que pasarían un buen rato, que por fin tendría alguien en que confiar, alguien que podría cuidar de él, que lo protegería. Sabía que su madre hacía lo que podía y nunca la culpó, porque eran simplemente sus circunstancias de vida, pero hasta para el joven Vicente era obvio, más que su madre protegiéndole era él solo contra el mundo, y cuando creció un poco más, a sus doce - trece años, era él quien protegía a su madre. Ahora no pedía mucho según él, solo quería alguien que lo aceptara, alguien que le llamase "hijo", ya ni siquiera podía pretender pensar que su padre era algún tipo de superhéroe como hacía a los cinco años. Solo quería que el hombre que lo había citado lo quisiese, era estúpido pensandolo racionalmente, porque aún no se conocían, pero era lo que necesitaba, en su mente se repetía como un mantra:

"Papá... Por favor quiereme"

— Mateo Benavente— El chico termino diciendo, mientras desviaba la vista del hombre que buscando en unos papeles daba con el piso que el menor necesitaba.

— Piso N°4, a su mano izquierda encontrará la oficina del abogado Mateo Benavente— Vicente le responde la sonrisa al recepcionista incómodamente y luego sube al ascensor, ahora sus temblores han empeorado, pero no puede evitar que una pequeña sonrisa se pose en sus labios, porque siente el nerviosismo en sus entrañas, pero es algo así como estar expectante de que algo grande viene, algo bueno, se siente algo bobo también, porque está feliz, está desesperado y está jodidamente feliz, porque su Papá está a solo unos pisos mas allá y lo está esperando. Diversas ideas invaden en su mente del "¿cómo será?"; ¿Cómo es que se llevarán de ahora en adelante?, ¿acaso se juntaran semanalmente para ponerse al tanto de sus vidas? o ¿se irán de viaje solo ellos dos para pasar tiempo de calidad juntos? Y ¡cierto! Acaba de descubrir hasta hace muy poco que su Papá es abogado, ¡quizás él le reconocerá legalmente luego de todo este tiempo! Y las ideas en la cabeza de Vicente viajan rápidamente, hasta que sin percatarse muy bien está enfrente de la oficina, lo curioso es que en general el lugar se ve bastante vacío por alguna razón, pero para el influencer ha de ser algo de la hora, quizás es aún demasiado temprano.

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