Capítulo 7: Draw my life, pero sin dibujos

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Sábado 14 julio

23:50 hrs

—Nací el veintisiete de febrero del año dos mil, en Buenos Aires, Argentina, Vivía en la Villa 31, un sector "humilde"... Vamos, era pobre, pero estaba bien, viví allí hasta mis cinco años, no recuerdo mucho, lo que mas puedo recuperar es cuando estaba en Jardín de infantes, la sala azúl, ya saben la sala de cinco, y esperaba luego de las clases, tomando el sol y mirando las nubes, como una lagartija. Desde los seis, cuando comencé la primaria me fuí a vivir a Perú, para ser más específicos en Collao, me jodieron un poco por mi en ese entonces acento argentino y tez pálida. Pero nada del otro mundo, y aunque nunca fuí muy bueno para comer, de seguro mi comida favorita es la peruana, me gustaba la causa rellena, fueron mis años de mejor alimentación, pero como todo lo bueno se termina, me fuí en sexto grado, a mis once años, esta vez hacia Bolivia, me pasé un año en Ilo y luego viví hasta mis casi diecisiete en La Paz. Finalmente con mi diecisiete cumplidos comencé a vivir en Chile, en Santiago termine mi ultimo año escolar, "cuarto medio" como le dicen acá, y en los últimos meses del colegio me fuí a vivir solo, en donde vivo actualmente... Y eso es todo — Vicente terminó de narrar lo que llevaba escrito en su celular, Luna lo vió con descontento, el chico estaba en reposo luego de que su intervención resultase exitosa, su apéndice ahora descansaba en paz, en algún lugar desconocido. Y apenas se había despertado en sus sentidos hace algunas horas con ganas de escribir para el nuevo video. La chica quería decirle que lo que llevaba escrito era magnífico, pero ese no era el caso.

—Gecko… Deberías descansar mejor—Luna acotó intentando ser positiva, y además, ella también estaba cansada, se había terminado yendo a su casa a las cuatro y tanto de la mañana, Bruno la había pasado a dejar, y gracias a lo ocupados que estaban sus padres, porque esa madrugada se habían ido a una cena, nadie la reprendió por llegar tan tarde, luego se había tirado sobre su cama y había muerto. Hasta que sus ojos se abrieron a las doce cincuenta y ocho de la tarde, luego había revisado las redes de Félix para ver si había soltado el famoso video que había prometido y no había video alguno, se pensó entonces seriamente hablarle por privado al Peeker, porque le había parecido más amigable en persona, pero se detuvo, porque era mucho esfuerzo, innecesario cabe señalar. Luna ya empezaba a sentirse como la jefa de campaña del influencer que se encontraba acostado en la cama que tenía al frente.

—No te gusto... — Vicente le dijo serio sacudiendo su propio flequillo que comenzaba a taparle los ojos de lo largo que estaba. —Ah, y llamame Vicente—Terminó por decir algo inseguro. La verdad a Luna se le hacía fascinante ver al gran Gecko en persona, no sabía si era porque estaba enfermo, pero era mucho más callado de lo que se esperaba, y cuando hablaba su voz tomaba un tono profundo pero no burlón como en sus videos, es más, había veces en que sonaba claramente nervioso. Pero sus expresiones faciales eran más o menos las mismas, siempre calmado, con los ojos cansados.

—Bueno Vicente… No es que no me haya gustado, es solo que le falta toda la parte importante, como por qué decidiste hacer contenido, cómo te convertiste en la persona que eres hoy en día, que es lo que te mueve, cuales son tus sueños. Lo único que me entregaste en lo de recién fué un punteo biográfico— Luna se explayó viendo a todos lados, menos al rostro serio del influencer. Gecko suspiró.

— El dinero hizo que me decidiera, viviendo en malos vecindarios y comiendo lo necesario para no morir de hambre, el dinero me mueve, el dinero mueve montañas, no morir en un basurero... En serio, no entiendo qué es lo genial de esto, ¿a quién le importa estas estupideces? No soy una persona tan entretenida como para llenar un video de siete minutos con mi historia de vida— Vicente se frustró, dejando su celular fuera de su vista. Ahora cuestionaba a Luna, la chica bajó su cabeza cansada.

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