Capítulo 2: Luna Herrera es la chica perfecta

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Luna Herrera, 17 años, se encuentra cursando su último año de colegio, solo queda un mes para que cumpla la mayoría de edad, gusta de consumir videos en PeeKa, no es hija única aunque así se crea, tiene una diferencia de diez años con sus hermanos mayores, es usual que pase mucho tiempo en casa, sola, sus padres tienen buenos trabajos, su familia tiene dinero, su casa es inmensamente grande, se siente más pequeña en ella por eso, asiste a un colegio privado, quizás uno de los más caros de todo Chile.

No muchos lo sabrían, pero Luna, la chica que fácilmente podría grabar comerciales por su bonito rostro, no era tan popular como pudiera esperarse. Tal vez era precisamente por eso, llamaba mucho la atención, las chicas no parecían querer ser sus amigas, solo se empeñaban en mirar de mala manera su largo, liso y sedoso cabello color chocolate, en desviar sus miradas de los grandes y redondos ojos color avellana que poseía o en compartir miradas de molestia ante su pálida piel libre de imperfecciones y de sus casi perfectas proporciones.

Veía tantos videos en PeeKa, porque su casa siempre era muy silenciosa, ver videos le hacían sentirse acompañada, podría sonar algo bobo, pero en algún punto empezó a considerar a los Peekers sus amigos, mas bien, era algo patético, ¿no?

No recordaba muy bien cuando dio con el canal de FreeGecko, solo sabía que ahora era algo como un hobbie ir hasta su canal y ver uno de sus videos, por eso le sorprendió cuando todo el escándalo de "los verdaderos colores de FreeGecko" ocurrió. Luna era perceptiva, quizás era la peor persona para hacer amigos, pero era la mejor para juzgar las respuestas de los demás. Por eso ella no lo sospechaba, ella sabía que Gecko estaba herido, con todos los insultos que había recibido o sea cualquier persona lo estaría, sabía también que él había estado a punto de llorar en la última aparición que tuvo en el canal de Namian, porque Gecko estaba lejos de ser insensible, Luna sabía que él se sentía solo, por eso preguntó luego de que él hubiese desaparecido de todas las plataformas sociales, porque había pensado lo peor, ese escenario, donde Gecko decidía dejar de existir.

Cuando un alguien misterioso le aseguró que el influencer estaba vivo. Luna pudo respirar en paz, cuando se contacto con ese alguien y sorpresivamente le reveló que era el propio Gecko, Luna se quedó sin palabras.

No podía ni siquiera gritar por su habitación como una buena fangirl, porque su cerebro todavía procesaba lo que ocurría.

¿De verdad acababa de contactarse con Gecko? ¿En serio?

RiveraV.
@RiveraV

RiveraV: Okay, dime algo para saber que no moriste por un ataque cardiaco por la impresión.

RiveraV: En serio... ¿Estás viva?

Luna: ... Eso creo

Luna: Digo, digo, no me lo creo. ¿qué haces aquí?

RiveraV: Pasando el rato, ¿tú?

Luna: Intentando saber si estás vivo, digo, ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

RiveraV: ¿qué pasa con el "digo"? ¿es acaso tu palabra favorita?

Luna: ¿Te burlas de mí? Recién acabo de enterarme que vives... Déjame procesarlo

RiveraV: Wait, ¿creíste que ya no vivía? ¿Qué clase de fan eres?

Luna: Supongo que una... Que quiere darte una mano

RiveraV: ¿Ah? ¿De que hablas?

Luna: Te sonará extraño, pero tengo un plan

RiveraV: O... Okay, mira fue divertido hablar contigo y todo, pero creo que es momento de que me desconecte.

Luna: Sé cómo volverte a ser popular


Vicente Rivera miró la pantalla de su celular en silencio, parpadeando en suspenso, estaba sentado en su cama en la soledad de su habitación, su ropa estaba tirada en el suelo, cubriendo casi toda la vista del pálido color del piso, la llave de la cocina goteaba insistentemente. No había nadie en su departamento, nisiquiera una mascota de compañía, el chico de dieciocho años estaba solo, y sabía perfectamente porque, nadie querría a alguien como él, era una carga. Pero allí estaba esa fan asegurándole que sabía cómo devolverle su fama.

¿Qué clase de chiste era ese? ¿Qué iba a saber una niñita de diecisiete años?

El sonido de mensaje entrante, le robó su atención.

Luna: No tienes que decirme si aceptas o no, pero te mandaré una guía detallada de lo que tienes que hacer, tú solo sigue lo que te digo

Luna: Volverás a ganar a tu público, y no solo ellos, ganarás nuevos seguidores, te lo aseguro.


Luna sintió su respiración agitada y el retumbar alocado de su corazón, había hecho una promesa impulsivamente, tuvo que tomarse su buen tiempo para calmarse, palmear sus mejillas para despertar y comenzar a escribir todas las ideas que cruzaban por su mente, porque la verdad era que desde que había visto el escándalo y el odio colectivo a Gecko, la chica había empezado a enumerar en su cabeza una lista de cosas que el chico podría hacer para limpiar su imagen, para ganar puntos de simpatía, para cultivar el amor de sus fans indecisas.

Por eso en ese momento, sus dedos a duras penas podían capturar todas sus ideas, que surgían del gran remolino que era su mente en esos segundos, las ideas caían como meteoritos, rápida y caóticamente, cada una mejor elaborada, cada cual, con un objetivo fijo, ninguna dejaba nada al azar, era como un juego de opciones, cada respuesta del público llevaba a nuevas respuestas que Gecko debía realizar. Dos horas después, cuando Luna terminó de escribir todas sus ideas, una gran sonrisa de satisfacción se acomodó en su rostro.

Ahora si, sabía que podía lograr lo que había prometido.

Luna: #1 – Debes disculparte. En esta parte, debes hacer un video con tu rostro viendo frontalmente, debes decir que eres una mala persona, que eres poca cosa, que nunca mereciste todo el amor que tus fans te dieron, has de decir que no pretendes volver, que solo quieres despedirte. Tu voz se tiene que quebrar, pero no debes llorar, hasta el final del video, antes de cortarlo, cuando tu cara no esté bien enfocada, así parecerá que dejaste de grabar porque tus emociones te superaron y quedará perfecto.


Vicente leyó tres veces el mensaje, intentó responder cinco veces, pero siempre terminó borrando, porque ninguna respuesta parecía ser lo suficientemente buena, ninguna explicaba su incredulidad como el quería, ninguna rechazaba la ayuda de la chica de la forma en que quería, ninguna le mostraba a la otra persona que eso era una estupidez. Pasaron treinta minutos hasta que el chico tomó su cámara y se dispuso a acomodarla, allí fue cuando se rió de si mismo por hacerle caso a una fan, rió secamente en su vacio y oscuro departamento, su risa era de todo menos de felicidad, parecía poseer un poco de locura, otro poco de desesperación y muchas partes de miedo.

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