Capítulo 6: Luna no puede hacerse cargo

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Sábado 14 julio

Vicente escuchó los murmullos de las personas a su alrededor. Abrió con lentitud sus ojos y observó el lugar en el que se encontraba buscando un reloj, lo ubicó luego de unos segundos, “00:05”. Medianoche, vaya.

Estaba acostado en una blanca cama, y a juzgar por sus alrededores y las personas que circulaban, estaba en un hospital, no había nadie esperando a su lado eso si. El chico agradeció mentalmente a Felix, porque al menos lo había acarreado hasta allá, no importaba que luego se hubiese ido, había sido una buena persona. Ya ni le importaba luego encontrarse con un video de Felix que dijese “LE SALVE LA VIDA A GECKO”, para el estaría bien. Intentó entonces moverse y su abdomen le dolió nuevamente, en el mismo lugar, maldijo en silencio, una enfermera le miró y le aviso que ya vendría el doctor.

Vicente asintió, no sabía bien que tanto le habían inyectado, pero el dolor ya no eran tan fuerte y en su miserable estado se sentía mejor.

Cuando el doctor llegó, le miró algo agotado. Era un doctor joven, quizás entre sus tempranos treinta, de piel tostada y cabello corto ondulado, delgado, pero no escuálido. Llevaba una ojeras profundas debajo de sus ojos.

-Hola, Vicente Rivera. ¿cómo te sientes?- El tono del doctor era apresurado, pero fingía bien que le interesaba la respuesta del menor, mientras leía una ficha.

-Mejor, estoy como dopado, ¿no?- La voz de Vicente sonó más rasposa, un tono poco familiar en él. El doctor le miró directamente.

-Bien, déjame hacerte el resumen, tus amigos te trajeron aquí, tu estabas dormido, nosotros recolectamos información e hicimos algunas pruebas, y al diagnóstico que llegamos es que quizás se trate de apendicitis, por eso ahora, tengo que revisarte- El doctor se acercó a Vicente, el menor se alejó instintivamente, pero se relajó con las indicaciones dadas, luego de la revisión y las típicas preguntas “¿te duele aquí?”, ¿Del 1 al 10 cuanto te duele?” y las preguntas generales. El doctor ya había confirmado casi al 100% su diagnóstico.

-Revisaré las pruebas faltantes y si todo está en orden, tendremos que hablar de la operación- Esa parte no le sonó bien a Vicente, porque de nuevo, estaba corto de dinero, y las operaciones son caras, las recuperaciones también. -Ahora dejaré que hables con tus amigos- Cuando el doctor dijo eso, Vicente quedó perdido en el tiempo espacio, porque ¿Félix seguía allí? ¿cómo? ¿por qué?

Escuchó unos pasos y cuando se encontró con tres pares de ojos, solo pudo mover su mano izquierda suavemente en señal de saludo. Y es que no solo estaban Félix y su amigo, sino que también estaba una joven chica.

-¿Luna?- Vicente preguntó cautelosamente, la chica asintió con preocupación reflejada en sus ojos. Los otros dos tipos se quedaron algo incómodos al margen hasta que Félix abrió la boca.

-No queríamos largarnos, hasta estar seguros que aun respirabas, necesitábamos un final feliz para el vlog- Félix le hizo una señal a su amigo, para que cuidadosamente comenzara a grabar, en esa ocasión Vicente no se negó y mas encima hasta sonrió.

-Oh lo drogaron tanto que ya no recuerda cómo es su personalidad- El amigo de Félix lanzó a modo de broma y todos en la habitación rieron. Cuando terminó la grabación, sólo Félix y Luna se quedaron con Vicente. El mayor le hizo una seña a ella, para hablar en privado con el otro. Y así fue como ambos quedaron mirándose las caras.

-No me agradas y todavía no te perdono por el video. Pero, no creo que seas tan pendejo como me pensaba, y solo quería decirte que los del hospital querían contactar con un familiar tuyo, así que lograron contactarse con tu mamá, ella vendrá para acá- Félix lo dijo seriamente sin ninguna burla incluida. El poco buen humor de Vicente se fue a la verga. Ella no tenía que venir, ¡él podía hacerse cargo de sí mismo perfectamente! ¡tenía que! Mierda... Ahora era una molestia. No podía permitirse echar a perder la rehabilitación de su madre ¡necesitaba que esta vez funcionase! Respiró agitadamente, y se calmó como muchas otras veces, se recordó que todo podía seguir bien, todavía podía controlar la situación, no era tan tarde.

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