Las nubes se hacían cada vez más anchas, tomando un tono negruzco. Y tuve que aligerar el paso para no empaparme siendo aquello un intento fallido. Las gotas comenzaban a caer con fuerza según pasaba los segundos. Estaba un poco lejos aún de mi destino, mi adorable apartamento. Si seguía la trayectoria terminaría con las mochila empapada y allí llevaba mi computadora por lo que no me arriesgué y me pare debajo de una cafetería que brindaba un techo de tela.Había solo un anciano a las a fuerzas y ahora a mi lado. Quizás esperando a que escampe o quizás solo estaba allí. Sonrío al verme hacerle compañía.
— Parece que viene la tormenta. — expuso en un esfuerzo con su voz aguda.
Secaba mi cara y el rugir de las gotas contra el pedazo de tela que hacían coro con las que morían al tocar el suelo no me dejaba escucharlo del todo bien.
— ¿Disculpa? — pregunté alzando la voz.
— Que se aproxima una tormenta. — contesto acercándose a mi en un tono más alto.
— Ahh... — me limité a decir mientras me incorporaba más a la pared.
Mire al cielo y parecía las doce de la madrugada. Los faroles daban un intento de dar un poco de luz entre la lluvia. El tránsito iba más lento. Parecía que las palabras del don eran cierta, de verdad parecía aproximarse una tormenta. De no ser porque la luna no estaba por allí hubiera jurado que había olvidado vivir unas horas del día y ya era de noche.
— ¿Iras a un refugió? — volvió a llamar mi atención. — He escuchado que los de San Felipe ya están lleno. — su mirada antigua me explicaba. — Pienso ir a casa de mis hijos. Esto por aquí se pone muy feo. — arrugo la nariz.
Comprimía todos sus fuerzas por quedarse de pies en aquel bastón que tenía la suela casi desgastada. Era bajito, así de cerca se parecía al señor de la película "Up".
¿Venía una tormenta?
En toda la tarde en el instituto no había escuchado rumores de nada. Bianca tampoco me había comentado nada. Y en la cafetería siempre tenían las noticas en el TV y a la hora del almuerzo no recordé haber visto nada.
— Yo... — patine en mis palabras. — la pasare en mi casa. Supongo que con un pez y un perro. — .
El esbozo una sonrisa. Quizás diciéndome que estaba loca el quedarme en aquella calle. No comprendí porque pero me guarde la pregunta. ¿Tormenta? De no haber parado allí no había sabido que veníal una. No quise decirle que no sabía porque, me daba flojera el que el preguntar tanto le pareciera algo fastidioso.
— ¿Vives sola? — .
¿A este señor no lo escuchan en su casa?
Hace un día atrás vivía sola. Sin un pez ni un idiota que veía cómo mi perro.
— No. — miraba el cielo para ver cuánto tiempo iba a seguir allí. — Veras... vivo con un perro y un pez ahora. — se fascinó. — Los dos llegaron hace un día. Aunque amaba más mi espacio solitario la verdad. — vacile.
No parecía entender nada.
— ¿No te gustan los animales? — se interesó.
Lo mire. Y me quede rígida sabiendo que me refería a Jack como mi perro y el no lo había entendió. Claro que no, no me conocía, no sabía quién era Jack. Me sentí estupida por estar vacilando con comentarios sarcásticos con una persona de la edad adulta.
Pensé que jamás diría esto pero lo vi como un ángel que venía a zancadas por la cera con la cabeza baja y su paraguas que llevaba escrito las iniciales en naranja del nombre del equipo del instituto. "B.S.T"

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BAJO MI TECHO
Ngẫu nhiênEste es el caso de Nora que vive en uno de los edificios que queda más cerca del prestigioso instituto. La construcción de la estructura es normal a simple vista, solo que se divide en dos partes "Mujer y Hombres". Cosa que no es un dolor de cabeza...