Jack Grey

9 3 0
                                        


Durante el camino de regreso no dejaba de pensar en que en cierto punto le había fallado a Bianca. No había tenido el valor de decirle lo que realmente me tenía con la sangre en cuavulos. Ya sentía que estaba al otro lado de la línea, esa línea que dividía el guardar secretos ente nosotras. Esa línea que no se podía pisar y ya está a escasos centímetros de mis pies.

Tire mi mochila y observe la habitación. Como amaba la soledad. Sentí pereza al recordar que en pocos días ya la tendría.

¿Por que no pudo ser un ancianito? ¿De toda la población tenía que ser Jack Grey? Entre más lo pensaba menos sentido tenía todo aquello.Y ni hablar de las vuelta de estomago que todo este rollo me provocaba.

Había limpiado un poco y me había metido a bañar cuando dos catanso de la puerta hizo que parara de leer Harry Potter. Una avalancha de histeria me recorría por todo el sistema nervioso. Allí estaba Xu o quizás el gran Jack. Mientras caminaba rezaba para que no fuera el mismísimo Jack Grey. Aún allí, a solo tres losetas y consiente de que las posibilidades fueran él, seguía en negación, oh con la esperanza de que fuera otra persona más.

Tire de la puerta queriendo salir de dudas en un dos por tres.

— Hola Fea. —

Allí estaba él, llamándome fea nuevamente. Allí estaba Jack Grey con una mochila y una pecerita en su mano derecha. A primera impresión parecía buena gente, pero yo que podía conocer un poco de el sabía lo odioso y patético que era. Se sintió pesado el ambiente y un puñado de calor me perforo la piel. Nuestras miradas chocaron por un milésimo de segundo y me bastó para apreciar sus dos tonalidades de ojos entre ese gris y ese azul, ninguno parecía dominar aquella batalla pero decían mil cosas sobre el, mil cosas que parecían estar en código.

Me limité a contestar y me eche a un lado tensando cada músculo de mi cuerpo. Deje que pasara y poner la mirada petrificada sobre el suelo se me hizo más satisfactorio que verle allí, bajo mi techo.

— ¿Donde dormiré? — puso la pecera encima de la mesa mientras me echaba un vistazo.

El no prefería aquello y para ser sincera yo tampoco. Pero allí estábamos, tratando de hacernos la vista gorda de que no pasaba nada sobre nuestros hombros.

— Supongo que en el piso. — tire de la puerta llamando su atención. — O allá. En aquel armario hay montones de sábanas y almohadas, puedes tirarlas por allí. — señala a un lado de la habitación. — Allí molestarias menos. — No era la respuesta que esperaba y tampoco me sentí bien pero tampoco pude evitar sentirme mal; luego de todo lo vivido durante el día con él.

El aire se había echo más gordo. No se porque pero su calma cucaba mi tranquilidad. Nunca había tenido a un chico en mi habitación y ahora tenía uno que como si fuera poco estaría una semana y como si fuera aquello insuficiente, era el chico platónico de mi mejor amiga.

Me encaminé para el sofá con el propósito de no entablar una conversación y seguir leyendo la saga de Harry Potter.

Vi como tiro de su mochila y analizaba cada detalle que allí había. Miraba con cautela los cuadros que reposaban en el tablero de la pared. Caminaba con cautela hasta el otro lado de la habitación pasando su vista por las fotos que hacían juego con la decoración. Mi piel se me erizo cuando tomo la figura en sus manos que tenía aspecto de una esfera  de cristal. La examinaba, movía de un lado a otro para ver lo que allí había dentro.

BAJO MI TECHO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora