5-Su Corazón Latente Despertó a la Bestia.

16 6 0
                                    


El maestro Jaime L. Balmes dijo:

Hay en el espíritu humano fuerzas que permanecen latentes hasta que la ocasión las aviva.

Arrodillado, quebrantado, cubierto de sangre y cenizas de pies a cabeza, decidí que ya no tenía sentido vivir, aunque ahora me he dado cuenta que siempre existe algo por que luchar, incluso cuando crees que lo has perdido todo. Desenfundé mi espada nuevamente, la giré y la coloqué con la empuñadura apoyada en el suelo y su destrozada y ensangrentada hoja en mi garganta, aún recuerdo el sonido de mi barba en la mugrienta hoja. Cuando decidí que me había rendido y me iba a dejar caer sobre la espada. Volví a sentir aquella sensación en el estómago y de repente alguien me susurro al oído,

- aún no estás listo para morir – Era una voz, suave, tierna, convincente, no sabía de dónde ni de quién era, pues detrás de mí no había nada, tal vez los dioses me querían vivo por algún motivo, convenciéndome  de no terminar con mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- aún no estás listo para morir – Era una voz, suave, tierna, convincente, no sabía de dónde ni de quién era, pues detrás de mí no había nada, tal vez los dioses me querían vivo por algún motivo, convenciéndome de no terminar con mi vida.

En ese instante los gritos de un niño hicieron que la esperanza vibraba una vez más en mi corazón, ese sonido era inconfundible, un padre no podría confundir el llorar de su propio hijo, las lágrimas inundaron nuevamente mis ojos, mi cabeza quería explotar, pierdo el aliento por unos segundos y mi rostro enrojeció de rabia.

Tengo que sobreponerme, recobro fuerzas, cojo mi espada, con fuerza la clavó en el suelo y juro a los dioses destruir a todo aquel que había provocado eso.

- O señor mío dame fuerzas.

Me levanto y salgo al pasillo, camino hacia la ventana para tomar una bocanada de aire pues me asfixiaba dentro.

Trato de abrir la ventana y también se deshace, para mi sorpresa los dioses me estaban dando mi oportunidad, a lo lejos sobre un gran montículo de tierra y de rocas escarpadas estaba York, algo hacía de seguro nada bueno.

Un halo extraño aparece a su alrededor, algo conjuraba, comprendí que era para controlar un espectro arcano del mismo color que su magia que había creado frente a él.

De repente siento algo a mis espaldas, me giro rápidamente, casi no se veía, pero se sentía, algo había ahí, no sabía qué era, saco mi espada, estaba dispuesto a enfrentarme a quien sea o a lo que sea, no tenía miedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De repente siento algo a mis espaldas, me giro rápidamente, casi no se veía, pero se sentía, algo había ahí, no sabía qué era, saco mi espada, estaba dispuesto a enfrentarme a quien sea o a lo que sea, no tenía miedo.

El espectro tenía a mi hijo de la mano, corrí como un loco, no lo podía creer... ¡¡Estaba Vivo!!.

Intento alcanzarlos, era imposible, aparecía y desaparecía, mi desespero crecía por segundos, tenía que recuperar a mi hijo, no sabía cómo pudo sobrevivir, pero no me importaba solo quería volverlo a tener entre mis brazos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intento alcanzarlos, era imposible, aparecía y desaparecía, mi desespero crecía por segundos, tenía que recuperar a mi hijo, no sabía cómo pudo sobrevivir, pero no me importaba solo quería volverlo a tener entre mis brazos.

En un instante estaba rodeado por más de estos engendros, luché pero no cortaba más que polvo, evitando que ellos me aniquilaran. Yo estaba cegado por la ira y mi corazón se volvía cada vez más oscuro y frío, era un demonio era casi una bestia, increíblemente aún continuaba consciente.

Rodeado y superado en número, cualquier hombre hubiese terminado derrotado, aún más en mis condiciones, pero yo luchaba para seguir consciente. Mi voluntad era férrea, pero en el fragor de la batalla la sed de venganza se apoderó de mi corazón y la bestialidad se desbordó de mi alma, los destruí a todos, todo lo que se movía fue destrozado por mi desesperación, mi mano blandía mi espada como un ser de otro mundo y por un segundo pude ver que había destrozado incluso a mi compañero. La bestialidad me había segado, Al recobrar mi conciencia, pude ver a Lautrec frente a mí, atravesado por mi propia espada, el sujetó la espada mientras la sangre salía de su armadura y su pecho a chorros, me salpicó el rostro, levantó su mano puso y la puso en mi yelmo, dejando una mancha de sangre en la parte posterior de este cuando su mano se deslizó hacia mi hombro y casi sin fuerzas susurró mi nombre,

- ¿Comandante Aron, que has hecho?

Al parecer había atravesado uno de sus pulmones, su falta de oxígeno era evidente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al parecer había atravesado uno de sus pulmones, su falta de oxígeno era evidente. La sangre inundó su boca luego su nariz. Entonces, su corazón se apagó lentamente. En ese instante otro espectro intentó atacarme, pero rápidamente saqué la hoja de la espada del pecho de mi soldado, lo pateé contra el enemigo y antes que cayesen en el instante los corté a los dos desde el hombro hasta la cadera, en diagonal, la fuerza que debí haber usado era colosal, pues un mandoble bien afilado no podría cortar dos cuerpos con armadura pesada de un solo zarpazo. En realidad, mis pies debían estar algo débiles por las quemaduras profundas que avivaba en mi piel y a pesar de los daños que estaban haciendo estragos en mi cuerpo, corrí tras el espectro, instinto como si de una bestia se tratase. Solo podía ver una luz que escasamente penetraba la nube de cenizas, lo seguí, pero sin darme cuenta había saltado tras de él por un pequeño balcón. La sed de venganza se apoderó de mí, no había podido el saltado al vacío, (quizás pudiera decir faltó poco para alcanzar al maldito espectro, pero estaría mintiendo) yo era una bestia casi sin conciencia no estuve ni cerca de alcanzarlo, él me pateó en la cara haciéndome caer desenfrenadamente a una muerte segura. Convencido de que era el fin de mi vida, me dejé llevar y solo me di vuelta en el aire para ver a mi hijo por última vez, mirando también desde donde había saltado, que tonto fui, ya no parecía una bestia, si no un tonto cordero tropezando en un desfiladero),

- Maldita bestia que has hecho - me dije).

Una caída libre de casi cuarenta metros, era seguramente la muerte que tendría. Pero de repente...

Oscuridad por HonorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora