EL CIRCULO DE LOS OSCUROS

CAPITULO XI EL CONSEJO DEL CÍRCULO

Habían transcurrido ya varios días de la partida de, Brodor el maestre, con sus dos acompañantes Celtiuk el cazador y Vaaner. El rey Tórmont, durante este tiempo había mandado convocar al consejo del círculo para tratar de tomar todas las medidas necesarias para luchar contra el mal que acechaba en sombras. Aquella mañana, su majestad fue despertado por uno de sus criados, para informarle de la llegada de un mensajero procedente de la ciudad de Meridian, el rey sin perder el tiempo mandó al criado hacer pasar al mensajero.

Mensajero de Meridian - Majestad, le hago entrega de un mensaje urgente de mi señor Aroon de Meridian. El rey, sin perder el tiempo tomó el sobre lacrado con el sello de Meridian y procedió a su lectura.

Aroon de Meridian, regidor de Meridian, presenta sus respetos a su majestad el rey Tórmont . El motivo de enviarle este mensaje a su alteza, es el de informarle de urgencia de lo recientemente acontecido, las palabras que aquí están reflejadas son las escritas por el gran maestre Brodor. Brodor y sus compañeros de viaje han regresado en el día de ayer a la ciudad de Meridian, tras su paso por la región de Los Llanos, debo hacerle constar que el regidor de Los Llanos, ha caído bajo el manto de la oscuridad y Lord Setius letvian sea auto proclamado nuevo regidor de esta región, ejerciendo una opresión a su pueblo nunca antes conocida por este. Según las noticias traídas por Brodor, lord Setius estaría llevando a cabo negocios de índole oscuro con el rey Balmaruk. Desconocemos el alcance de dichos acuerdos pero le ruego que los ponga en conocimiento, ante el consejo del círculo.

En el día de hoy, ha partido un expedición, comandada por el maestre Brodor con rumbo al bosque del olvido ya que creemos conveniente tratar de contactar con los elfos del norte, para solicitar que se unan a la causa y nos ayuden a proteger el libro y nuestro reino, así como recabar más información sobre los oscuros y la relación de estos con el rey Balmaruk.

Sin otro particular, se despide de su majestad

Aroon de Meridian

Tras la lectura del mensaje, enviado por Aroon Meridian, el rey mandó llamar al comandante de su guardia, minutos después de ser avisado por el criado del rey, el comandante Azure hizo entrada en las estancias del rey.

Comandante Azure - ¿requería mi presencia su majestad?

Rey Tórmont - si, quiero reunirme de inmediato con el consejo del círculo, haz todos los preparativos necesarios para que la reunión se lleve a cabo esta misma mañana. Habéis reforzado la guardia en el círculo? le preguntó el rey

Comandante Azure - si mi señor, reforcé la guardia como así lo ordenó su majestad días atrás. ¿Precisa de algo más mi señor?

Rey Tórmont - no, eso es todo hazme saber cuando este el consejo preparado.

El comandante Azure, abandonó la estancia del rey, y se dispuso a reunir a los consejeros del círculo. Una hora más tarde fue a comunicarle a su majestad, que todo el consejo estaba esperando su presencia.

Durante el reinado de Tórmont, pocas veces se había hecho llamar al consejo del círculo con tanto apremio, algunos de los consejeros se vieron obligados a desatender sus tareas cotidianas en el círculo ya que cada uno de ellos tenía funciones y obligaciones muy dispares, algunos de los consejeros eran profesores de magia ,en el círculo, otros se dedicaban a tareas relacionadas con la gran biblioteca, como la recuperación de escritos mágicos. Pero el consejo también estaba formado por nobles de Zaliak, cuyas tareas se ceñían a atender sus negocios en la ciudad o incluso en el reino. Cuando ya todos estaban sentados en su respectivos sillones, hizo entrada en la sala del consejo su majestad el rey Tórmont, acompañado de su guardia personal y del comandante Azure. La sala del consejo tenía forma circular como el gran torreón donde estaba albergada, esta era de grandes dimensiones, las paredes estaban adornadas por los estandartes del círculo, el dragón dorado protegido por un círculo, la sala del consejo carecía de ventanas, esta estaba escalonada por bancadas de piedra colocados en los diferentes niveles, de esta forma el aforo de esta, era de grandes dimensiones pudiendo albergar al consejo por completo formado por mas de trescientas personas, cada una de ellas con un sillón con su nombre. Cuando finalmente el Rey, tomó asiento en su sillón, el murmullo de la sala cesó por completo, y tras unos segundos de silencio su majestad el rey Tórmont, se levantó de su asiento y tomó la palabra.