Capitulo 2

731 48 4
                                    

Hernán POV

3 semanas habían pasado desde mi incorporación a la Academia, sinceramente el trabajo era más arduo que en cualquier otro lugar que hubiera conocido, a las 8 de la mañana en punto debíamos estar en la sala de ensayo de la primera clase para elongar y practicar giros y saltos, si llegabas cinco minutos tarde, no entrabas y era una falta, a la tercera falta estabas fuera.

Luego de esa clase, te cambiabas de salón, tenías diez minutos para ello, ahí practicábamos música más moderna, te tocaba improvisar y hasta el momento era la clase que más energía daba, sino era el hip-hop, era el reggeaton o el pop, pero te relajaba y te distendía un poco, quienes hicieran los pasos de mayor dificultad eran los que ganaban el resto de la clase de descanso mientras el resto pudiéramos replicar el movimiento a la perfección. Luego de esa clase, que acababa casi al mediodía, teníamos un receso donde podíamos hacer cuánto quisieramos (dentro de los parámetros establecidos). No podíamos salir de la academia más de 20 minutos a menos que elevaras una solicitud y dieras un motivo de peso para ausentarte más, lo que era cosa de comidas, lo financiaba la academia; desayuno, almuerzo y a veces la merienda de media tarde, ya si el trabajo era mucho podías quedarte a cenar.
Sufrí un poco con las clases de merengue y de bailes de salón, me encantaban pero eran desgastantes para mi, todo tenía que ser dentro de los tiempos, estar contando mentalmente todo el rato y de paso, aprender bien la marcación de los pasos, era eso o estabas perdido porque por ejemplo, bailar chacha y bailar salsa era casi lo mismo, solo se diferenciaban en la rapidez del conteo y no agarrar ese ritmo me estaba haciendo doler la cabeza

— Toma a la bailarina, menea las caderas, un, dos, un, dos y giras.. Vuelves, mano en la cintura de ella y giras, giras, giras en un vaivén... Tu turno—dijo el profesor mientras yo suspiraba, ya estaba algo cansado, llevaba bailando como una hora y no podía agarrar el ritmo correcto.
La música sonó y tomé a mi compañera, nos sonreímos porque eramos los peores de la clase, todo iba bien hasta la parte de los giros, la alcancé a tomar antes que cayera, ella se sonrojó y yo aguanté la risa, era muy tierna, pero estaba perdiendo su tiempo conmigo, las mujeres no me causaban más que ideas de formar amistades de esas que te llevan al mall, te cuentan sus penas y te usan de excusa para no salir un sábado o sacarse a un chico de encima

—Mierda, en serio voy a terminar matándome— dijo mientras ambos nos enderezabamos— De verdad lo siento, pierdo el equilibrio y me mareo— dijo separándose de mi

—Centrate en un punto fijo.. Y giras solo la cabeza a ese punto, mira—dije antes de comenzar a hacer un fouetté, lo había practicado tanto que ya era algo natural para mi, lo llamaba mi sello. Giré y giré hasta contar hasta diez antes de detenerme— ¿Ves?, solo centrate en un punto. Ella asintió y volvimos a practicar, sus pies se enredaron con los míos y gracias a mis reflejos nos giré en el aire, quejándome cuando cayó sobre mi

—¿Estás bien?— dijo el profesor, sacándomela de encima y ayudándome a pararme, asentí y tomé aire, sería una tarde larga y complicada.

Veinte intentos después y veite errores más, ya iba de camino a mi siguiente clase. Caminé por el pasillo vacío, quería ir al baño antes de entrar a ballet, en esa al menos tenía un poco de éxito más asegurado, como se decía popularmente, era mi fuerte.

— Disculpa, ¿Tú estudias acá?— dijo una voz masculina a mis espaldas. Me giré encontrándome con un chico alto, de tez blanquecina y sonrisa amable, asentí suavemente— Ando medio perdido, tengo que entregar ésto en la sala 402 pero no la encuentro—dijo riendo un momento mientras alzaba una bolsa en su mano derecha, sus ojos se achinaron ante el gesto y se vió aún más niño, alcé una ceja sonriendo en respuesta

—Sube al cuarto piso, dobla a la derecha y creo que tendrás suerte— dije porque de seguro no había mirado bien, la sala que buscaba era la primera que se veía al doblar, él asintió y me agradeció antes de irse, fruncí el ceño quedandome parado en medio del pasillo mientras él desaparecía escaleras arriba, algo en mi interior me hizo sentir que ya nos conociamos pero no recordaba de donde

Mi mejor talento es amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora