Capitulo 10

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Narrador POV

Dicen que cuando decides tomar un camino, el tiempo es el único aliado que tendrás de tu lado, para ser tu juez y verdugo.. El tiempo es la pieza fundamental para saber si al decidir tocas el cielo o ardes en el infierno.

El despertador sonó y Andrei metió la cabeza bajo la almohada mientras estiraba la mano para apagar el bendito aparato. Dejó caer su brazo cuando el silencio se hizo de nuevo en su habitación y mantuvo los ojos cerrados aunque ya estaba despierto. La puerta de su habitación se abrió, Nelida asomó la cabeza mirando el bulto en la cama que parecía seguir en estado de coma

-Andrei, levántate ya o llegarás tarde hijo- dijo sonriendo cuando la mano del joven se alzó dando señales

-Ya estoy... Dame cinco minutos o diez para despertar del todo, mamá.. Sino andaré chocando con las cosas- balbuceó aún con la cabeza bajo la almohada, sintió la risa de su madre- Te amo mami.. Que te vaya bien- se despidió con la mano

-Perezoso que eres.. Te amo, nos vemos- dijo cerrando la puerta y yéndose a trabajar, al menos ya sabía que su hijo estaba disponible para empezar el día.

Hace 4 meses Andrei había llegado de improviso a la casa, creyó que era una visita hasta que vió sus bolsos, la pregunta de si la mudanza era definitiva quedó en el aire al ver a su hijo con el rostro amoratado y dañado, mentiría al decir que no hizo un escándalo, desde un asalto hasta un ataque homofóbico pasaron por su cabeza mientras el joven trataba de explicarle que había sido culpa suya, había bebido de más y se había buscado unos buenos problemas, las consecuencias eran visibles, pidió que lo aceptara en casa de nuevo un tiempo, ella no se negó, quiso preguntar que había pasado, pero conocía a su bebé, Andrei era un terco reservado y si no quería hablar de algo, ni extorsionándolo lo haría cambiar de parecer, no se inmiscuyó más allá, tenía que aprender a que Andrei ya era grande y sabía que contaba con ella, lo que le quisiera decir, ella estaría siempre para él.

Andrei se levantó y caminó descalzo al baño mientras bostezaba y se revolvía el cabello. Se miró al espejo mientras suspiraba, los meses habían pasado, las heridas se habían ido cerrando de a poco, y de Hernán no había vuelto a saber, debería sentirse conforme con que el moreno hubiera respetado su decisión, pero aún así a veces, se permitía pensar en él y una puntada se le instalaba en el pecho dificultándole respirar a momentos.
Se metió en la ducha y dejó que el agua se intentara llevar hasta sus pensamientos, todo en su vida estaba marchando cuesta arriba, todo menos él y sus sentimientos. Se estaba terminando de vestir cuando su teléfono sonó

-Creí que te habías quedado dormido. ¿Vienes?- fue el saludo de Claudio, su productor musical

-Casi.. Pero no, ya casi salgo, ¿desayunamos? Si lo hago acá me quedaré pegado y terminaré con flojera- rió un momento yendo a acomodarse el cabello de forma presentable

-Okay, te invitaré solo porque es tu primera grabación, sino, mejor comías algo de camino- bromeó sonriendo luego-Apurale que debemos vocalizar antes

Se despidieron y el castaño simplemente terminó de ordenarse, se lavó los dientes, algo de perfume y tomó su chaqueta junto a su mochila antes de salir de la casa, corrió calle abajo y sacó un billete alcanzando la micro, se acomodó luego de pagar y suspiró mirando el reloj, estaba justo a tiempo.
Había conocido a Claudio una noche cualquiera mientras cantaba en el metro de Viña, habían conversado, intercambiado números y ahora iba en camino a grabar su primer demo, si la empresa discográfica lo aceptaba, su carrera comenzaría, el pensamiento sobre Hernán vino de nuevo, pero lo hizo a un lado, no había más que hacer ahí, él debía ocuparse de sus sueños y de su carrera, era todo lo que importaba.

Max estaba sentado en una esquina de la sala de ensayo mientras Hernán terminaba de practicar por quinta vez, había ido para revisar un par de papeles y organizar un evento, y estaba en espera de que el bailarín al fín se sentara un momento y le prestara atención. Quitó la vista de los papeles y lo observó, Hernán le había encantado desde que lo había conocido, le llevaba solo un par de años, se le había declarado en más de una ocasión pero el bailarín no tenía interés, y lo entendía, amaba la danza y lo que hacía, solo tenía ojos para aquello. Pero de un tiempo a esta parte, algo había cambiado en él, seguía teniendo la misma entrega en la danza, sus calificaciones solo subían y su técnica no hacía más que mejorar en todos los aspectos, pero fuera de eso, había algo... Algo que no podía descifrar del todo que lo mantenía como en otro mundo, y sinceramente estaba entrando a preocuparse.
Una chica entró en la sala y tomó asiento a su lado, se ató los zapatos y supuso que era la bailarina de turno

Mi mejor talento es amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora