Capitulo 3

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Hernán POV

El día de la primera evaluación interna había llegado, estaba nervioso, ansioso y preocupado; era demasiado perfeccionista a la hora de mis presentaciones y trataba de repasar tanto sobre los detalles que siempre acababa olvidando alguno.

Salí del departamento y tomé el ascensor acomodándome los audífonos y revisando mi celular un momento, las puertas se abrieron en el piso 17, alcé la mirada ante el bostezo que rompió el silencio y sonreí mientras la persona se acomodaba a mi lado

-¿Mucho sueño?- pregunté guardándome el teléfono en el bolsillo, Andrei me miró algo sorprendido antes de sonreír

-Ah, hola.. Sí, tengo sueño y frio.. Y hambre, lo llamo el mal del mendigo, ¿cómo estás?- dijo sonriéndome gentilmente, reí algo divertido mientras asentía

-Bien, ya es viernes, ¿Quién no ama los Viernes?- dije encogiéndome de hombros, él alzó la mano

- Yo, porque si es Viernes entonces significa que tengo doble trabajo en el día y más encima me toca trabajar en la noche, ya es demasiado para mi pereza - dijo haciendo una mueca antes de soltar otro bostezo, las puertas se abrieron y él salió primero simplemente despidiéndose con la mano de mí, le seguí saliendo detrás de él del edificio, quería un rato más de su compañía

- ¿A qué parte vas? - pregunté metiéndome las manos en los bolsillos, la mañana estaba demasiado fría y a diferencia de mí, Andrei parecía alguien que ni siquiera miraba el clima

- Al metro... Y después al trabajo - dijo metiendo la mano en su bolsillo, antes de sacar su billetera - ¿Vas muy a tiempo a tus clases? - preguntó mirándome un momento antes de mirar al frente, negué al tiempo que miraba la hora
- ¿Quieres un café?

- Me encantaría, pero te acepto un té... El café en la mañana me hace pésimo - dije haciendo una mueca, me causaba reflujos y por lo general terminaba vomitando todo antes de poder siquiera procesarlo, lo que menos quería era pasar una vergüenza estando con él. Andrei asintió y con la mano me indicó que paráramos en un minimarket, compró un té sabor chai para mí asegurándome que era suave y cálido y él se pidió uno de vainilla junto a un par de medialunas, me invitó a tomar asiento a la barra, nos quedamos en silencio mientras observábamos la gente pasar

- ¿Eres de acá? Por lo general los bailarines que son buenos no son santiaguinos - dijo dándome una medialuna mientras él comía la otra

- No, soy de Temuco, pero igual ya he vivido en Santiago antes, así que tampoco me siento tan huaso viviendo en la ciudad - dije sonriendo un momento antes de darle un sorbo a mi té, él asintió y siguió comiendo, yo me aclaré la garganta - ¿Y tú?

- No, yo soy de Viña, pero igual llevo un rato viviendo en Santiago... Las cosas no estaban muy bien en mi casa, así que mejor me arranqué de allá - dijo volviendo a observarme - Obviamente en un sentido figurado, no soy un prófugo ni nada, mis papás saben que estoy acá y no les molesta, así que por mí está bien

- ¿Y qué haces? O sea, ya sé que eres el niño de los mandados - sonreí, él rió un momento y negó luego encogiéndose de hombros

- Pues además del niño de los mandados, soy cantante en un pub los fines de semana... Y a veces un artista callejero - dijo mirando hacia afuera con gesto pensativo mientras fruncía los labios, me pregunté en que estaría pensando que lo hacía fruncir el ceño, pero él me miró - ¿Eres bailarín profesional o solo aficionado? - dijo ésta vez antes de centrarse en su bebida, pensé un momento la respuesta

- Pues... Soy profesional porque es en lo que trabajo y tengo bastante estudios, pero a la vez, para la Academia donde estoy, supongo que sigo siendo un aficionado que necesita perfeccionarse - dije mirando mis manos un momento para limpiarlas con la servilleta - ¿Hace cuánto eres cantante? - pregunté, tendiéndole otra servilleta, él sonrió de nuevo, que linda sonrisa tenía

Mi mejor talento es amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora