Capitulo 5

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Hernán POV

Las semanas habían pasado. Hace cinco que estaba en la Academia.. Hace 3, Andrei y yo habíamos comenzado a conocernos de verdad. Decir que era alguien de otro mundo era quedarme corto, me contó un poco de su historia, de sus padres, de los lugares donde había vivido y en serio me hacía sentir una admiración gigante por él, no tanto por todas las cosas que había hecho para ser tan joven, sino que por la valentía con la que le había hecho frente a todo lo que la vida le había hecho pasar.

Sentimentalmente el asunto no era muy distinto, él podía ser tan tierno como gracioso, y aquella mezcla me había ido gustando gradualmente con el paso de los días. Caminábamos juntos todas las mañanas al metro, hablábamos de tantas cosas que los temas jamás se acababan, en la noche nos poníamos de acuerdo y comíamos cerca del edificio o hasta en las escaleras algunas veces, uno que otro día habíamos subido a la azotea a conversar de temas más profundos. Le conté del autismo de la Juli, él me habló de la parálisis facial de su mamá, como se había desarmado su familia y me contó sobre la Sole, quien había sido incondicional con él siempre y ahora pasaba momentos difíciles. Cada vez me gustaba más y podía sentir que era recíproco, y era tan extraño cada cosa que me hacía sentir, ese anhelo de volverle a ver cada vez que se iba, querer tenerlo más cerca, no tener nunca suficiente de su agradable compañía, ver su sonrisa y esos ojitos a veces cafés, a veces más pardos hacerse chinitos cada vez que algo le parecía gracioso, sinceramente no sabía si todo aquello estaba bien, si sentirme así estaba bien, pero cuando estábamos juntos solo podía pensar en nosotros y nada más.

Salí de mi clase de mediodía agradeciendo que las cosas estuvieran mejorando, ésta semana era de bailes latinos y entre todas las opciones, estaban siendo igual de complicadas para mi, y no porque no supiera de los ritmos, el tema era que me costaba canalizar la energía, amaba tanto bailar que a veces mi energía parecía multiplicarse y estaba trayéndome problemas, exageradamente un profesor me había dicho que podía arrancarle los brazos a una compañera si usaba toda mi fuerza para alzarla en un lift.
Caminé por el pasillo sintiendo mi celular vibrar, miré la hora antes de leer el mensaje de Andrei, de seguro ya era su hora de almuerzo

"¿En la plaza de la vuelta?.. Tenemos 20 min.. Será rápido, lo prometo"

Sonreí ampliamente mirando mi reloj, odiaba verle tiempo tan limitado pero a veces hacía esas cosas y venía a comer conmigo, en realidad a veces ni comíamos, solo estábamos con el otro un ratito antes de seguir nuestras rutinas.
Salí casi corriendo cuando estuve listo y doblé la calle de la Academia, con suerte había podido lavarme y asearme un poquito. Él estaba sentado en una banca, fumándose un cigarro cuando me vio, me saludó con esa sonrisa que cada vez me gustaba más

—Te dije que no me des estas sorpresas, porque tengo que volar y jamás alcanzo a estar tan presentable— dije mientras le besaba la mejilla y lo abrazaba con suavidad, nos separamos a los segundos

—Da igual, te ves lindo incluso todo sudado.. Hueles a arte— dijo y ambos reímos, rodé los ojos negando— La verdad es que, no iba a venir hoy, de hecho tengo la bici ahí porque tengo que ir a dejar cosas, pero.. Te traje una cosa— dijo sacando de detrás de él una bolsa de papel café con una "M" tan roja que me sentí como un niño cuando caí en cuenta de lo que era

—No te creo, Andrei.. ¿Me compraste una cajita feliz?— dije tomando la bolsa y abriéndola, reí porque traía el juguetito y todo, él asintió apagando el cigarro con el pie

—Si, porque es chatarra pero no desproporcionada, ¿ves? Unas papitas chicas, su hamburguesa, tiene compota en vez de bebida y el juguete, ¿Qué mejor?— dijo y yo no podía estar más feliz. Le ofrecí comer pero se negó, me encogí de hombros y casi gemí al morder la hamburguesa

Mi mejor talento es amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora