Parte 4

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Septiembre de 2012

Lo conocí durante las clases de verano. Él, al igual que yo, también había suspendido matemáticas y sociales (entre otras), por lo tanto coincidia con Dani cuatro horas al día, dos equivalentes a cada materia.

El primer día al que fui a clase me senté en el pupitre de la izquierda, el que tocaba la ventana, en la segunda fila. Había uno libre a mi derecha pero pensé que tal y como estaba en ese instante, se quedaría el resto de la clase. Vacío. Pero no me alegra decir que me equivoqué. En seguida llegó Dani.

Lo vi entrar por la puera con aire de chulillo, iba con otros dos chicos, uno describía con voz notablemente alta y moviendo demasiado las manos la película de Resacón en Las Vegas 2 mientras Dani y su otro amigo se reían a carcajadas comentando cada dos minutos la pelicula.

Se alejó de ellos dos en cuanto me vió y se sento a mi lado. Olía a perfume barato, esos que se compran en las gasolineras cuando tienes una urgéncia y crees que esa es la mejor opción. Su camisa Lacoste blanca a rallas azules me parecía patética, pero le quedaba bien. Marcaba sus brazos musculados y su fuerte abdomen.Sus bermudas tejanas por encima de las rodillas fueron su salvación, porque fue lo único que vestía con criterio y sin parecer un ortera. Su pelo lo llevaba hacia arriba, era rubio y liso, perfectamente perfecto.

-¿Qué tal coliflor?- me dijo sonriendo.

Sus dientes eran blancos y brillantes. Tenia una sonrisa maravillosa y creo que eso fue lo único en lo que pensé cuando me estaba hablando por primera vez ya que su frase fué realmente estúpida.

-¿Coliflor?- dije con cara de mala leche.

-Paloma, si lo prefieres.

-Inútil, si no te importa.

-Uuo, ¿nadie te ha dicho que las chicas guapas no dicen palabrotas?

-¿Y a ti nadie te ha dicho que a las chicas guapas no nos gusta que nos llamen como verduras o aves?

-¡De acuerdo, preciosa!-dijo riendose- qué tal si te llamo princesa?

-pfff, Marta, llámame así. O ¿sabes qué? Mejor no me llames de ninguna manera. No hace falta que me dirijas la palabra.

-Y a ti Marta, ¿qué es lo que te pasa?- sonreía.

-Que no me gustan los chicos como tu.-sonreí ironicamente.

-¿Encantadores?- respondió rápido.

-Patéticos.- repliqué con aún más velocidad.- De los que os creeis que por ser guapos podeis ir diciendo lo que os de la gana y que, encima, nosotras nos reiremos con cada comentario que hagáis.

Querido Pol...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora