Eran las ocho y cuarenta de la tarde, llevaba diez minutos esperando en frente de la enorme tienda Stradivarius. Dani llegaba tarde. Por si no estaba suficientemente enfadada con él, después de éste gesto de despreocupación y indiferencia por los demás podía empezar a sentir un repentino odio contra él. ¿En serio era capaz de haber estado dándome la lata toda la mañana para ahora olvidarse de que habíamos quedado? Pues eso no lo iba a consentir. Decidí volver a casa, mi orgullo no se desvanecería, y menos por un tipo como él.
A los diez minutos ya estaba a punto de llegar a la calle en la que yo residía, pero un silbido capturó mi atención. Era mi iPhone, alguien me había mandado un WhatsApp. Vacilé si leerlo o no. Finalmente abrí mi bolso, saqué el teléfono y abrí la aplicación. Era Dani.
-¿Dnd stas? T llevo sperando 1 etrndad- salió en la pantalla de chat.
-He estado allí desde las 8:25pm... Si no te preocupas en ser puntual no es mi problema. Me voy a casa.
Esperé un par de segundos después de haberlo enviado, acto seguido volví a guardar el iPhone en el bolso. Pero no pasaron veinte segundos antes de que volviera a sonar aquel silbido. Abrí el bolso por segunda vez y leí su mensaje.
-¿Q dces coliflor? Yo llvo n la puerta d la tienda cmo 1 hora. Anda ven pa aca, q tngo gnas d vrte.
¿Una hora? Era imposible que llevara una hora esperándome. Yo había estado y no lo había visto.
De repente empezó a sonar Amnesia, de 5 Seconds of Summer. Era mi tono de llamada.
-¿Diga?
-¿Aún no me tienes agregado, paloma?- Y dale con llamarme paloma...
-Es que yo no agrego a todo aquel desesperado que me da su numero, ¿sabes?
-Bueno, no me importa autoagregarme en cuanto te vea, pero ¿se puede saber dónde narices estás?- dijo riendo.
-Casi en la puerta de casa. Mañana nos vemos.
-Me prometiste una cita.
-Me prometiste puntualidad.
-Llevo una hora esperándote- empezaba a estar cabreado.
-Mientes.
-Nunca.
-¿Dónde estás?
-En el Stradivarius de la Rambla.
El de la Rambla... Había olvidado que acababan de abrir otra tienda de ropa de aquella marca en la Rambla... Había ido a la antigua tienda...
-Buuuuf ahora entiendo todo, en seguida voy...- dije no muy convencida.
-Es que vaya coliflor, vaya coliflor eh- dijo él, gracioso.
Llegué a la tienda. Dani se encontraba apoyado en un muro. Tenia el móbil entre las manos, y sus pulgares tecleaban sin parar aquella pantalla. Una media sonrisa se dibujaba en su cara mientras escribia.
-Hola pesesuelo- le dije.
-¿Pesesuelo?
-¿Coliflor? ¿Paloma? No te irás a quejar de que te llame así...
-Yo te llamo así por un motivo... ¿Tu lo tienes?- Así que tenía un motivo... En fin, no lo quería saber.
-Anna, una de mis mejores amigas siempre me llama así y me parece encantador, así que te callas y me das las gracias por el mote que acabo de dar.
-Mmm háblame de esa tal Anna- dijo con voz pícara.
-Es alta, castaña, ojos marrones, realmente atractiva y sobretodo muy simpática. La quiero mucho.
-¿Y cómo es que nunca te veo con ella?
-Porque me conoces de tan solo dos días, y parece que en cuanto acabe de hacer las clases de verano, te olvidaré de por vida.
-Eso aún está por ver.
Fuimos dando un paseo por el centro y decidimos entrar a YOYOGURT, una yogurteria de la zona realmente buena. Mi idea inicial era comprarme uno pequeño con sirope de fresa y nubecitas pequeñas, pero Dani quiso invitarme a compartir uno grande con él y, ante mis quejas y lamentos de chica borde, lo compró.
Seguimos paseando hasta que se hizo de noche. Tenía que estar en casa antes de las diez, para cenar con mi familia. Dani me acompañó a casa mientras me hablaba de él y sólo de él. Parecía que su amor platónico fuese su bici, la que tenia desde los doce años.
Una vez en casa mamá me preguntó como me había ido y mi padre hizo un comentario "chistoso". No estaba de humor. Medio cené y me fui a mi habitación. Estaba un poco aturdida por el carácter bipolar de aquel chico. Podía estar preguntando por toda mi vida, por mis gustos y aficiones, y de pronto, cambiar de tema bruscamente, a hablar sólo de él. ¿Eso era narcisismo o egocentrismo? O, ¿tal vez fuera yo la egocentrica? Dani me gustaba, era divertido, listo y parecía buena persona, pero no le conocía bien como para poder juzgar su manera de ser. Lo que si que me había dado tiempo a hacer era contemplar su musculoso abdomen, sus fuertes brazos y sus preciosos ojos. Su mirada se hundía en la mía, se derretía de manera que precia aún mas tierna. Podría estar horas y horas pensando en él. En su cuerpo, en su mirada, en sus labios moviéndose formulando piropos de mal gusto.
Desperté de mi fantasía y pensé que tal vez me vendría bien estudiar... Pero preferí coger el Mac y entrar en www.wattpad.com. Anna, la amiga que me llamaba "pesesuelo" seguía escribiendo su novela. Hacía bastante que la seguía y realmente me gustaba muchisimo, parecía que la chica estaba hecha para el mundo de las letras.*
Estaba asombrada con la capacidad que tenia Anna para hacer que me pudiera meter tanto en la historia. Me veía dentro, como otro personaje más. Pero ya eran las doce de la noche, y me quedé dormida.
Scartcheees
Scratcheees
Ese sonido me despertó. Venía de mi ventana y parecían golpes de piedrecitas. Cogí una botella de plástico medio llena de coca cola y me acerqué con ella a mi ventana para poder tirarla al autor de aquel acto irresponsable si era necesario. Abrí la ventana tan rápido como pude.
-¡Buenos días princesa! He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en tu princesa... pienso siempre en ti.
No me lo podía creer. Dani acababa de recitar aquel fragmento de La vida es bella, gritando hacia mi ventana. Estaba sorprendida, atónita. Me sonrojé, y sin querer, mientras llevaba mis manos hacia mi cara como signo de sorpresa y romanticismo, deje caer la botella. La que justo fue a parar a su preciosa cara.
*Anna no es un personaje de ficción, realmente existe y, como digo en el capítulo, es una de mis mejores amigas. Os animo a que leais sus novelas en wattpad. Su cuenta es @Anna_Sasot. Muchos besos!
ESTÁS LEYENDO
Querido Pol...
RomanceMarta llevaba años rogando por unas vacaciones tranquilas, aisladas del mundo, de la rutina, de todos esos profesores plastas y de esos compañeros idiotas. Pero cuando consigue que sus padres compren una pequeña casa de playa, se da cuenta de que lo...