5. El amor da miedo

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Todos estaban dormidos en sus respectivos dormitorios, a excepción del tailandés. Después de haber visto a su amigo en la forma de su posición y su voz, no se le había quitado de la cabeza.

Aunque anteriores veces lo había visto hasta sin ropa cuando tenían su vida de universitarios (ya que habían compartido departamento), pero nunca se le había pasado por la cabeza que Yuuri era sexy, bueno, si hablamos de cómo se están poniendo las cosas, no de ese modo; sólo lo veía como su mejor amigo y compañero de departamento.

Agh... ¿qué estás haciendo en mí, Yuuri?—puso sus manos en sus ojos, tallándolos por lo irritados que estaban de no poder dormir.

Y es que, ¿quién no estaría confundido? Tener sentimientos por tu mejor amigo cuando antes hasta lo veías sin ropa, hayas vivido con él durante cinco años, lo conoces desde hace siete años y por si no era poco, te habías puesto a llorar de felicidad porque tú amigo se iba a casar; y ahora, ¡hasta verlo con un montón de cobertores te hace un revuelo en el corazón! No sabía si estaba  confundiendo su amistad con amor, o incluso sus deseos de tener pareja con ver a su amigo como algo más. Y es que pensaba que si se lo decía, su amigo no lo aceptaría y su amistad fallaría, sumándole que todavía no superaba a su ex-prometido del todo aunque lo negara.

A continuación, el sonido de la puerta deslizándose hizo que el moreno buscara el origen del sonido, viendo así una silueta que muy bien reconocía, era la de su mejor amigo.

—¿Yuuri?—se sentó en la cama—¿Qué haces despierto a éstas horas de la no-—Yuuri se abalanzó hacia él—¡¿Yu-yu-—su boca fué tapada por la mano del nipón.

—Shh...—acercó su cara, aunque no se veía mucho—todos...están durmi...endo—susurraba.

El nipón posó su boca entre el cuello y el hombro del tailandés, haciendo que su piel se erizara y diera un respingo, aunque se quedaba estático al no saber cómo reaccionar. Después continuó poniendo ambas piernas a los laterales de sus piernas. Brazos rodearon su cuello y la respiración del nipón salía un poco... ¿Pesada?

Emm... ¿Yuuri?—dijo ya cuando reaccionó.

—Por favor... no me dejes—.

Oh, ya veo.

Sus palabras no eran para él, ¿verdad?

Después de unas horas, Pichit lo fué a dejar a su respectiva habitación; él se fué a la suya, y se acostó en su cómoda pero fría cama.

—El amor da miedo...—dijo antes de, al fin, poder dormir.

♾♾♾♾
Opino lo mismo que Pichit, el amor da miedo
(-0 - 0-)"
Solo los valientes se atreven a convivir con él y los tontos intentan huir de él.

Aparte que siempre quise utilizar el "A continuación", estoy muy emocionada! 😺

Después del engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora