Nuestra Lucha - Chriserick (Segunda Parte)

Capítulo 3

Veía como batallaba con unos papeles que tenía en la mesa ¿no se cansaba de trabajar?

- ¿Le falta mucho al imbécil ese en llegar?

- Se llama Zabdiel.

- Si llimi Zibdiil - debo admitir que me sentí un tonto haciendo eso.

- Ya debe estar por llegar - sentimos la puerta - llegó.

Se levantó a abrir la puerta, sentí su voz casi cantada y caminé hacia donde estaban ellos, había que darle una buena bienvenida.

- A ti te quería encontrar imbécil - le dí un golpe en la cara - demonios que dura la tienes - moví mi mano.

- ¡Erick que haces! - comenzó a revisar a su amigo.

- Ven acá - lo tiré del brazo, no quería que lo toque.

- ¿Qué hace este delincuente acá?

- ¿Qué crees? ¡ACABO DE RESUCITAR! - abrí los brazos - increíble ¿no?

Christopher quiso ayudarlo nuevamente pero se lo volví a impedir, las cosas cambiarían, no lo quería cerca de él y si tenía que ponerlo en su contra lo haría con mucho gusto.

- Ya tengo los papeles listo - fue en busca de ellos y regresó - ten.

- Tenemos una conversa pendiente los dos - apuntó a Christopher.

Salió de la casa enojado y con dos golpes que no se le veían para nada de bien.

- ¿Me puedes explicar que fue eso? - su tono sonaba molesto.

- ¿Te parece poco que me haya dado por muerto? Eso es ilegal y lo sabes, podría denunciarlo - claramente no lo haría, por ahora.

- Ya hablaré con él, no te preocupes.

- ¡Hey! - dije al ver aquella foto que tomó Christopher hace un tiempo - ¿que hace esto aquí? - me acerqué.

- Te extrañaba mucho y era la única foto que teníamos juntos.

- Es increíble.

- ¿Que cosa?

- Que hasta dormido me vea hermoso - sentí como rió, al menos tuvo un buen detalle - ¿nos podemos ir?

- Ahora sí.

Obviamente conduje yo, en el camino le conté como sucedieron las cosas, que fue de mi e incluso sobre las amenazas. Gran error ya que comenzó a decirme un montón de cosas, que me cuide, que no haga esto, que no haga lo otro y muchas cosas.

- Te juro que me sentí bastante culpable cuando te dispararon.

- Deberías, iba para ti no para mi - vi como desvió su mirada - ¡mentira! Mira levanta mi camisa.

Lo dudo un momento pero lo hizo. A su vista estaba la pequeña cicatriz que me dejó la bala, sentí su mano encima de ella - casi no se nota.

- Espero no te moleste que la tenga. Puedes quitar tu mano si quieres - dije al ver que aún la tenía ahí.

- Así voy bien pero gracias - sonrió.

- Que aprovechado ¿eh?

Por un momento pensé que la quitaría pero la llevó dentro de mi camisa durante todo el camino. Daba caricias lentas como si estuviera explorando mi abdomen, seguía siendo el mismo llorón, tierno y sensible.

Llegamos al lugar donde escogería mi nuevo auto, vimos varios modelos pero ninguno me convencía en realidad. Estuvimos un buen rato ahí hasta que vimos uno que nos gustó a ambos así que lo compré. Hice el típico papeleo y pedí que lo vayan a dejar ellos mismos.

Al salir lo vi esperándome, al parecer estaba muy metido en sus pensamientos. Era un buen chico de eso no había duda alguna, pero no era lo que yo quería para mi.