El comienzo

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Inuyasha © Rumiko Takahashi 

Un Deseo no tan deseado

Capítulo 15: El comienzo.


El sol comenzaba a salir y Sesshomaru se encontraba admirando el desnudo cuerpo de ella, aun no quería levantarse, quería disfrutar un poco más de su ahora compañera en todas las leyes.

No cabía en la felicidad, ella por fin se había entregado, sin necesidad de obligarla a nada, ahora venía la parte difícil de su misión: La batalla.

Tenía que esperar dos días para saber si Kagome había quedado en cinta después de esta noche o alguna de las siguientes, su cachorro sería de vital importancia para la lucha es no le agradaba en nada pero que podía hacer él en contra de lo que ya les había impuesto el destino. Si su hijo tendría que luchar lo haría y él sería su apoyo.

Un quejido lo regresó a la realidad.

Sus ojos dorados se posaron en los azules chispeantes de ella que le miraba con una tierna sonrisa.

- Buenos días. -saludo.

- Hump-se inclinó hacia ella robándole un beso-, así es como se dan los buenos días.

Ella soltó una risilla.

-Oh, como usted ordene Lord Sesshomaru.

Sesshomaru sonrió, definitivamente la mujer era todo menos ordinaria.

- Te amo. -susurró ella escondiendo la cara en el pecho masculino.

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Inu no Taisho, que se encontraba haciendo guardia nocturna había presenciado el acto al pasar por fuera de la habitación.

"Cuando Inukimi sepa que nuestro cachorro terminó su unión con la humana hervirá de rabia"

"Ni que lo digas, será mejor estar al pendiente de ella, no quiero otra guerra"

"Tienes toda la razón, la tendré que vigilar personalmente"

Lo que más preocupaba al viejo yokai era la actitud de su compañera, le hacía creer que era otra persona de la que se trataba, cuando conoció a Inukimi ella era todo lo contrario a la actualidad, eso le había atraído de ella muy a pesar de que su matrimonio fue arreglado por sus padres para mantener el fuerte linaje en el oeste, la yokai de la que se enamoró se fue, se fue 100 años antes de que conociera a la princesa humana madre de Inuyasha.

Siempre había querido tener más cachorros pero después del nacimiento de su primogénito ella se había negado a él, y le había dolido su vida comenzó a perder color tanto que había descuidado lo que más importaba: su hijo.

Se lamento el haberse alejado de su hijo, aún lo hace, él necesitaba de su padre y lo abandonó dejándolo con la persona equivocada que, para ese entonces, parecía la correcta. Cuando conoció a la princesa Izayoi se prometió a no cometer el mismo error, lamentablemente el día que su segundo hijo llegaba al mundo había resultado herido de gravedad por su pelea con Ryukotusei y aun así partió a defender a su mujer e hijo. De no ser por su hijo y la sacerdotisa él no viviera y definitivamente habría lamentado haber dejado a su segundo hijo solo.

Suspiró pensar en el pasado y reflexionar sobre sus errores le hacía ver el con claridad el campo de posibilidades que se abría al frente, ahora su hijo estaba emparejado y disfrutaría la siguiente etapa en su vida.

Sesshomaru asumiría en su totalidad el cargo de señor cardinal, no había vuelta atrás, ya está más que preparado y eso lo llenaba de orgullo.

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- Sesshomaru. -llamó la azabache.

-Hump.

- Crees que tú y yo... -comenzó a jugar con sus dedos-, después de lo de anoche... vayamos a ser papás. Terminó de preguntar con la cara roja a tal punto que si ponías un huevo sobre ella se cocía.

El platinado alzó una de sus finas cejas –Kagome, ¿te preocupa algo?

Kagome le miró sin decir nada.

- Lo normal es que ya estés gestado.

Los ojos de Kagome se abrieron de sorpresa.

- ¿Como puedo asegurarme? -pregunto con emoción

Sesshomaru le sonrió.

- Dos días y podrás sentir al cachorro en ti.

Kagome sonrió y le abrazó emocionada. 

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Kagome era espectadora de los entrenamientos entre Sesshomaru e Inuyasha, le gustaba mirar el gran progreso que habían tenido ambos. 

- ¡Estuviste genial Inuyasha! -felicitó Kagome. 

- Gracias, felicidades por su compromiso. -felicitó sonriendo y abrazando a ambos. 

Kagome se sonrojo y los machos rieron haciendo que ella riera. 

La hora de comer llegó y todos estaban en la mesa, Inu no Taisho se miraba más serio de lo normal, la tensión estaba en el aire. 

- Atención. -habló el Taisho mayor-, quiero anunciar que desde hoy dejo de ser el lord, me retiro, seré fiel general de tu ejercito hijo. -hizo una reverencia a su primogénito. 

- No entiendo, ¿acaso ya te has emparejado? -preguntó con enojo Inukimi.

Inu no Taisho respondió: -Nuestro hijo a encontrado la felicidad en Kagome, ahora debes obedecerla a ella, es tu Lady. 

La mujer se puso de pie dispersando su yuki. 

Sesshomaru por inercia cubrió a Kagome con su cuerpo. 

- ¡Basta! -ordeno Sesshomaru a su madre. 

- ¡Esa mujer será tu sentencia de muerte! -grito para luego retirarse enojada del lugar.

Todos estaban demasiado enojados ante la actitud de la dama.

- Inuyasha-llamó su hermano-, que lleven a esa mujer al calabozo. 

El mencionado asintió y caminó con dos guardias a sus espaldas perdiéndose de la mirada de los que aún se encontraban en el gran salón. 

- Es tu mamá Sesshomaru. -habló por fin la azabache.

- Sea o no tiene que respetar a mi mujer, no permitiré que se meta con mi familia. 

El mayor sonrió ante la respuesta de su hijo, le llenaba el pecho de orgullo. 


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