CAPITULO 2

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Meses después

Stiles gemía como animal en celo, Peter entraba y salía de él, con fuerza brutal, el castaño ya no pensaban en nada, su mente estaba en la nebulosa de la pasión.

El rubio doblo al menor hasta que sus rodillas tocaron sus hombros, sus blancos muslos marcados por la fuerza del agarre, Stiles cogió a Peter de sus cortos cabellos y lo beso, un último toque a su próstata y el menor se corrió, pintando sus abdominales, Peter salió de él, se quitó el condón y limpio al muchacho.

- Buenos días, amor – dijo satisfecho Stiles

- Días, cariño – un toque en la puerta les obligo a vestirse, Lydia la ama de llaves de la familia, les anuncio la hora del desayuno.

Stiles se metió a bañar, para luego tener otra sección de sexo con Peter en la ducha.

Ambos bajaron limpios y oloroso.

Liam corrió a abrazar a Stiles.

- Buenos días Sti, buena mañana papá – Liam es esos meses se había pegado como la lapa al castaño

- Tanta energía es por el campamento verdad pequeño – Stiles despeino al menor

- Buenos días Malia – la muchacha solo asintió con la cabeza, quería a Stiles, pero sentía que traicionaba a su madre al dejar que el castaño se ganara un lugar en su corazón

Lydia sirvió el desayuno y se sentó a la derecha de Peter, todos se le quedaron viendo, entendiendo su error, tomo asiento al lado de Liam.

Esa acción no pasó desapercibida para Stiles. Quien sospechaba que la mujer quería algo con su novio.

- Tengo que anunciarles algo – hablo Stiles y alzo su copa – su padre me propuso matrimonio meses atrás, le pedí tiempo y el acepto, ahora yo acepto, casarme con este maravilloso hombre – Liam y Malia brindaron con él, Peter lo beso son vergüenza delante de su familia, Lydia sentía que estaba de mas – no va a felicitarnos señorita Martin

- Si...yo... felicidades – se levantó con discreción y lloro en la soledad del cuarto de música.

Claudia hervía de envidia al ver el hermoso anillo que Peter le había dado a Stiles por su compromiso.

Estaba cansada de vivir con Melissa, siempre tan quejosa y hablantina.

- Puedes pedirle a Peter si me deja quedar con ustedes – Claudia ya no quería vivir controlando sus gastos

- No sé – Stiles miro con burla a su madre – me tengo que ir, tengo la prueba del vestido en una hora, quede con Malia, nos vemos – se despidió de las mujeres y subió a su auto.

Esa noche en el ensayo de la boda, Claudia no perdió la oportunidad de insistirle Peter que le diera alojamiento, en palabras de la mujer Stiles la necesitaba. Tanto a Stiles como Malia, no quería a esa mujer en sus vidas, pero Peter ya le había dado su palabra y como hombre honesto, permitio que la viuda de su amigo se fuera a vivir con ellos.

Claudia era una parasita, no aportaba nada a la casa, pero exigía los mejores tratos, con la excusa de ser la madre del señor de la casa.

Si Lydia desconfiaba de Stiles, pensar en Claudia era peor, esa mujer era una podrida, incluso su propio hijo la rechazaba.

- Hey tu – la irritación de Lydia crecía cada vez que esa vulgar mujer le hablaba – necesito que me busques a una dama de compañía

- Eso es imposible, el señor Hale, no tiene tiempo para hacer entrevistas – la pelirroja apretó los puños, antes de que se lanzara a la mujer

- Mamá, podrías hacer algo de provecho, me da vergüenza que seas una holgazana – Stiles apretó el hombro de la dama de compañía de sus futuros hijastros en comprensión

Claudia apretó los dientes, le haría la vida imposible a todos en esa casa, sabrían de lo que era capaz, nadie podía tratarla como una arrimada.

El tan esperado día llego, Stiles estaba nervioso, en esos meses, se enamoró como un loco de Peter, era un hombre atento, dulce, severo si la ocasión lo ameritaba, un semental, con él no le faltaría nada.

Cuando el juez llego, su corazón latió, cálido e ilusionado, el rubio lo tomo de las manos, besando sus nudillos, le puso el anillo y profeso sus promesas, Stiles estaba como en las nubes, sus manos temblaban de la emoción y sus torpes manos le pusieron el anillo al hombre con quien envejecería y amaría lo que le quedara de vida.

Malia y Liam estaban felices, desde la muerte de su madre, nunca había estado más feliz, querían a Stiles, el joven era su cómplice en sus travesuras, y siempre se quedaba en silencio cuando la joven adolescente dormía fuera.

El viaje de bodas fue esplendido, noches y días amándose, entregándose y profesando su amor.

Stiles rebotaba enérgicamente sobre el miembro de Peter, este lamia los pezones del más joven, los gemidos de su ahora esposo eran adictivos, siempre buscando dar en ese punto donde la realidad se confundía con ficción, el castaño se aferró a los hombros de Peter y se dejó llevar, derramando su semilla entre sus pechos, apretando su culo para la liberación de su marido.

- Te amo Stiles – Peter beso su rostro, aun dentro de él

- Yo también, mi buen señor – Stiles mordió el hombro de Peter – me haces feliz

Tres años después

Stiles se despertó y bajo solo en su sobre bata, no había nada de bajo.

- Días, niños – dijo bostezando y despeinando a Liam al mismo tiempo

- Días, má – Stiles sonrio, se había acostumbrado a que el rubio más joven de la casa le dijera así

- ¿Y tú hermana? – pregunto al no ver a Malia

- En casa de Brett – Stiles sonrio

- No le digas a tu padre – el chico negó - ¿Quieres tortitas?

- No soy un niño, pero si, las que tú haces son deliciosas, pero no le digas a la señorita Martin o se pondrá celosa – Lydia y él se toleraban, solo un poco.

El ambiente murió cuando Claudia se unió a ellos en la cocina

- No me preguntaras que quiero desayunar – la mujer era la peste de esa familia

- Sírvete lo que quieras – Stiles la ignoro y siguió en lo suyo

Peter bajo y fue directo a su despacho, cuando su teléfono sonó.

- Peter Hale – dijo monótono, al escuchar la voz al otro lado de la línea sus ojos se iluminaron - Derek

AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora