CAPITULO 5

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Cuando Peter regreso de su viaje de negocios notó que la tensa relación de Stiles y Lydia era más espesa.

Su pelirroja ama de llaves veía con desagrado a Stiles, que por esas maletas también acababa de llegar.

- ¿Dónde fuiste esta semana? – curioso el rubio pregunto

- Me quede con Scott, me sentía solo, no lo tomes a mal, los niños también durmieron fuera – Stiles beso a su marido en la mejilla – bienvenido cariño, ¿Qué tal tu viaje?

- Pesado, pero valió la pena, hemos cerrado el trato, los accionistas por fin firmaron el acuerdo de conservación de la reserva

- Eso es genial – el castaño beso de nuevo a su esposo esta vez castamente – iré a dejar estas cosas al cuarto

Stiles desapareció en las escaleras.

Era el momento.

- Lydia ¿Te molesta algo? He notado tu aversión a Stiles – la mujer se sonrojo de la pena

- No señor Hale, son ideas suyas, el señor Stiles ignora mi presencia – la mujer miro como Peter sonreía, sentía que sus piernas la dejarían caer en cualquier momento

- Dense tiempo – fue lo que dijo el señor de la casa antes de irse a descansar la jet lag

- Peter no te das cuenta que después de cuatro años no nos soportamos – dijo para ella

Scott iba saliendo del gimnasio, cuando un rubio se plantó frente a él.

- ¿Eres Scott McCall? – pregunto el extraño, Scott no contesto

- Si lo fuera ¿Qué asunto tengo contigo?

- ¿Conoces a Derek Hale?

- Es el primo de mi novia – Isaac le apretó el hombro

- Bien, ¿no eres amante de Stiles Hale? ¿Verdad?

- ¿Qué te pasa? ¿De qué va todo esto?

- Derek va a matarme, ven sígueme – el latino reacio siguió al más alto – escucha, Derek está convencido que eres el amante del esposo de su tío

Scott escucho todo lo que el cirujano le contó. Le parecía descabellado, Stiles amaba a Peter o eso esperaba.

Pero ¿Por qué Derek creía semejante estupidez?

Los besos de Peter estremecían al castaño, Stiles podía tocar las nubes, la devoción que mostraba su rubio marido era un bálsamo en su vida de pesadilla, cuando Derek estaba de descanso.

Hacía tres meses que el moreno y su novia vivían con ellos, en más de una ocasión deseo decirle a Peter lo que Derek le hacía.

El toque de Derek era duro y caliente, el tacto de Peter era suave, dulce, tal vez se debiera a la edad.

Peter llego al orgasmo, y como en todas las noches desde hace tres semanas, el castaño fingió el suyo.

- Stiles te amo – Peter salió del castaño, un rubor cubrió a Stiles, los gemidos en la habitación adyacente eran todo menos discretos.

Por un momento, el joven esposo se imaginó que era él quien gemía bajo el cuerpo de su sobrino político.

- Te quiero – dijo el muchacho y se dio la vuelta

Stiles sabía que sus pensamientos eran aberraciones.

Derek era tan insistente, Jennifer siempre estaba fuera y el moreno no dudaba en acosarlo, tocarlo y Dios lo perdonara excitarlo.

AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora