CAPITULO 5

4K 286 200
                                    

Habíamos terminado de entrenar. Era apenas el primer día y sentí que me iba a morir. Pelear con armas no era nada sencillo, iniciando porque una maldita espada pesaba demasiado. Sin mencionar el puto escudo.

Estaba orgullosa de haberles enseñado al menos una técnica de pelea a los hermanos, y ellos me habían enseñado a sostener una espada y un escudo de manera correcta. Aunque claro, yo era pésima manteniendo el equilibrio con cosas tan pesadas.

Los cuatro regresamos a Kattegat cuando estaba a punto de anochecer, y noté que mi Lothbrok favorito se encontraba afilando su arma en la ferretería. Me despedí de los hermanos con la excusa de que ya debía volver, y me acerqué a la tienda.

Al entrar noté que la mirada azul de mi personaje favorito se posó en mí. No aguanté mi impulso fangirl y me senté a su lado.

–¿Qué es lo que quieres? –Preguntó, regresando su mirada a su trabajo.

–Quiero mirar lo que haces. –Respondí, por impulso.

–¿Por qué? Deberías temerme, soy Ivar el Deshuesado. –Dijo, mirándome de manera fija. Casi me derrito.

–Ya te dije que sé quién eres. –Respondí.- Y no te tengo miedo, Deshuesado.

–Deberías.

–No. –Sonreí.- Yo creo que eres lindo y adorable.

Al ver su expresión noté que había pensado en voz alta.

Mierda.

Debo parecer un tomate en este maldito momento.

–¿Adorable, dices?

–Eh, yo...

–Podría matarte por decir eso.

–Podrías, pero no lo harás. –Dije, nerviosa.

–¿Por qué no hacerlo?

–Porque te intereso. Soy diferente a todas las chicas que habías conocido. No te tengo miedo, creo que eres adorable y tierno, –Esta vez me levante y me acerqué a él. Era mi oportunidad de ganarme su atención, y creo que sabía cómo hacerlo. No rompí el contacto visual.- eres muy inteligente, y sé que puedes ser peligroso cuando quieres.

Él no se movió, se quedó mirándome a los ojos y yo sentía que mis piernas temblaban, pero mantuve mi posición firme.

–Eres un líder. –Continué.- Eres todo un hombre, y sé que tienes un lado sensible. Eres fuerte y astuto, y sé que estás interesado en qué más sé sobre ti.

Cuando lo noté, estábamos peligrosamente cerca y sentí mis mejillas arder.

–Así que por eso no me matarás, Ivar el Deshuesado. –Dije, para luego dejarlo solo y regresar con pasos veloces a la cabaña de Floki.

En cuanto llegué Helga me recibió con una sonrisa y me preguntó cómo me había ido en Kattegat, y le conté lo sucedido con los hermanos, aunque omití la parte en la que coqueteé descaradamente con Ivar.

La mañana siguiente desperté al oír más voces de lo normal.

–Está durmiendo, deja que descanse. –Reconocí la voz de Helga.

Entonces abrí los ojos y me levanté.

–Ya no lo está. –Noté que Bjorn me miraba fijamente y se acercaba a mí.

–¿Eh? –Lo miré extrañada.

–Soy Bjorn Brazo de Hierro. –Se presentó de manera veloz.- La reina Auslaug me mandó por ti, Thea de las tierras lejanas.

¿Yo? ¿En el mundo de Vikings? (Ivar el Deshuesado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora