CAPITULO 11

2.8K 241 128
                                    

Al llegar ahí Floki recibió a Ragnar y fue a mostrarle sus nuevos botes. Mientras tanto, yo me dediqué a ayudar a Helga a preparar la cena.

–Helga, no vayas con ellos al Mar Mediterráneo. –Dije, mirándola.

Ella sonrió amable.

–Si Floki está tan loco como para ir, iré con él. –Dijo.

–No lo entiendes. –Suspiré.- Si vas, encontrarás algo que estuviste buscando. Pero ese será tu fin. –Dije, mordiendo mi labio.

–¿Por qué dices eso?

–Fui a ver al profeta. –Mentí.- Temía por tu vida y la de Floki, y eso fue lo que me dijo.

–No te preocupes, Thea. –Sonrió.- Aprecio tu preocupación, pero si los dioses quieren llevarme con ellos al Valhala, que sea así.

Suspiré y asentí. Supongo que tendré que matar a la niña estúpida que traigan de regreso para que ella no mate a Helga.

¿Cómo mierda voy a matar a una niña?

Por la noche, todos nos juntamos a cenar alrededor de la fogata, y Ragnar explicó que tenía que regresar a Inglaterra a cualquier precio.

Suspiré. No quería que Ragnar muriera. Y tenía que empezar a planear alguna estrategia para evitar su muerte.

La mañana siguiente, me dirigí al bosque para entrenar con los hermanos como siempre, y los vi entrenando. Se los veía enojados. Mi corazón se aceleró.

Tranquila. Ellos no lo saben.

No saben que fui yo.

–¿Por qué esas caras largas? –Bromeé, sonriendo levemente.

–Alguien mató a Margrethe. –Gruñó Ubbe, lanzando flechas a tres ciervos colgados.

–¿A quién? –Pregunté, pretendiendo que no sabía de qué hablaban.

–A la esclava. –Respondió Ivar.

–Oh. –Dije.- ¿Y qué importa? Era solo una esclava más. Hay cientos.

–No entenderías. –Dijo Ubbe, sin prestarme atención.

–Bueno. ¿Entrenamos, o qué? –Dije, llamando a los hermanos.

Entonces comenzó nuestro entrenamiento diario. Primero combate cuerpo a cuerpo, luego combate con espadas y escudos.

Luego los hermanos se fueron a almorzar, dejándome para entrenar con Ivar.

–Sé que fuiste tú. –Fue lo primero que dijo cuando nos quedamos solos.

–¿Eh? –Pregunté, intentando parecer confundida.

–Tú la mataste. –Me señaló.- ¿Por qué?

Tragué en seco sin saber cómo responder. Luego suspiré, y pensé en alguna respuesta que le fuera a gustar a él.

Y se me salió una respuesta fangirl.

–Porque ibas a coger con ella. –Dije, molesta.

–¿Y eso qué? –Frunció el ceño, mirándome.

–Que yo te reclamé primero. –Gruñí, acercándome a él.

–¿Me reclamaste? –Sonrió con sarcasmo.

–Sí, Ivar. –Me senté a su lado y lo miré.- Tú eres mío, y mío solamente. Mataré a cualquier prostituta que quiera algo contigo.

Ivar enarcó una ceja, sonriendo todavía. No sabía qué decirle.

Así que lo besé.

–Lo que siento por ti, Ivar, es especial. –Susurré sobre sus labios tras besarlo.- No permitiré que me arrebaten este sentimiento.

Acaricié su cabello con mi mano y noté que cerró los ojos ante mi tacto. Sonreí levemente y me ruboricé.

–¿Qué tal si no entrenamos hoy, y te muestro un lugar? –Dijo.

Asentí.

¿Yo? ¿En el mundo de Vikings? (Ivar el Deshuesado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora