Reiniciando el viaje

Capítulo 10: Despedida necesaria

Sus ojos reflejaban ilusión y desesperación. Sus manos temblaban aun con la cajita y el anillo en su mano. Los segundos pasaban y sentía como el piso se le desmoronaba con el transcurso de cada uno de ellos. Andrei no sonreía, la respiración la tenía acelerada.

“No...” pronuncio suave “Yo no puedo casarme contigo” le dijo mientras lo ayudaba a levantarse.

Las palabras hicieron que Jp saliera de su transe. Se levantó con claras intenciones de irse. Sin embargo Andrei se lo impidió.

“Quédate, quiero explicarte… necesito contarte muchas cosas.”

La pareja se sentó y por algunos momentos solo hubo silencio.  El mesero les llevo lo que siempre pedían.

“Jp, yo te quiero agradecer por todo lo que has hecho por mí. Por soportarme, por amarme  y ser siempre incondicional. Por estar cuando nadie más estuvo. Por escucharme llorar muchas noches. Necesito que sepas que eres muy importante para mí y que en verdad siempre lo serás.”

“Andrei… ¿estás terminando conmigo?” le respondió Juan Pablo con los ojos vidriosos.

“Es lo mejor para los dos. Yo no puedo seguir siendo tan egoísta… Tu mereces a alguien que te amé tan intensamente como tú eres capaz de amar.” Lo miró fijo a los ojos mientras le tomaba una mano intentando de alguna forma darle un consuelo.

“¿Vas a volver con ese sujeto verdad?” le dijo JP alejando su mano de la de Andrei. “ Terminas conmigo para irte con él ¿Es eso?”

“No. Esta decisión es completamente independiente. No te voy a negar que sigo sintiendo cosas muy fuertes por Hernán, pero él no está dentro de mis planes.”

“Entiendo…" dijo levantándose definitivamente de la mesa.

“Espero de verdad que en algún momento podamos ser amigos… o por lo menos podamos hablar. Me gustaría seguir sabiendo de ti” le dijo sujetándole la mano.

Jp solo asintió y dijo “No se puede ser amigo de quien se ama.” Y se fue.

El cantante lo miró irse. Estaba tranquilo. La decisión la tenía tomada de antes de llegar. Nunca se esperó que Jp le pidiese matrimonio y aunque le dolía hacerlo sufrir más de lo necesario estaba convencido que era inútil seguir con él. Se dice que es triste estar solo pero es más triste aún estar con alguien y sentirse solo igual. Eso era lo que le pasaba a él. Cuando el día anterior revisó su celular solo podía pensar en las inexistentes llamadas de Hernán. No importaba cuantas llamadas o que tan preocupado estuviera Jp por él, nunca le podría llenar esa soledad. Y es que al corazón no se le puede obligar a sentir lo que no le nace.

Se terminó su café y se fue a su trabajo. Eran las 10 de la mañana y le quedaba un largo día de labores. Primero en la disquera y luego tenía una presentación al final del día en un pequeño bar en Bellavista.
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Cuando Hernán llegó a la habitación de su Hotel en Santiago ya eran las 11 pm. Había viajado desde Temuco esa misma tarde después de un apetitoso almuerzo. La estadía con su familia no duró más que dos días pero eso era todo lo que necesitaba. Además en un tiempo más irían a verlo a EEUU así que no era una despedida tan dolorosa. Por otro lado, había adelantado los pasajes de su retorno, por lo que el tiempo que le quedaba en Chile era escaso. Cambió la fecha de retorno porque afortunadamente los trámites por los que vino se completaron más rápido de lo esperado. Bueno eso y porque quería volver a trabajar en lo que amaba lo más rápido posible. El baile era su única vía escape de todo y de todos, incluyendo a Andrei.

Como eran sus últimos días en el país decidió ir a darse un paseo por bellavista. Era uno de sus lugares favoritos en Chile y quería recorrerlo caminando, sentir su ambiente Bohemio. Estaba cansadísimo pero sabía que si intentaba dormir no lo lograría. El insomnio era un compañero constante en las noches del bailarín.

Se duchó y se vistió con ropa casual. Su hotel no quedaba muy lejos del conocido sector por lo que no existían complicaciones de transporte.  Como buen día viernes el lugar estaba muy concurrido y animado. No quería  entrar a ningún local, solo recorrer las calles y  dejarse llevar por el ambiente.

Esa era su intensión hasta que escucho una conocida voz cantar en un pequeño bar…

La noche era joven y estaba llena de sorpresas.