Lo admito

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Me sientan frente a una mesa luego de haberme quitado las esposas. Ahora estoy en un pequeño cuarto con un solo foco alumbrando el mismo. El ambiente se siento denso y frío. Yo me limito a quedarme sentado con el ceño fruncido dejando mi mirada en la plana superficie de la mesa. Dos oficiales están a mi lado y uno esta frente a mi, al otro lado de la mesa. Quedamos unos momentos en silencio hasta que entra por la puerta un hombre, este se encuentra muy bien vestido. Tiene piel morena y una cara que refleja seriedad.

—Steve...Rogers ¿Verdad?—pregunta el calvo tomando asiento en la silla que esta a un lado del oficial, a la vez deja una libreta con un bolígrafo frente a él.

Asiento con la cabeza, a modo de respuesta.

—Soy el detective Fury—él me sonríe, yo no le regreso el gesto, ahora me encuentro neutro—¿Como estas Steve?

—Bien—contesto cortesmente.

—¿Donde trabajaba señor Rogers?—pregunta recargando sus codos en la mesa, manteniendo contacto visual conmigo.

Chasqueo la lengua contra el paladar a la vez que ruedo los ojos—Era mensajero en una empresa.

—¿Le pagaban bien?—pregunta relajadamente. ¿A que vienen esas preguntas?

—Si, bastante bien...Estaba a casi nada de lograr un ascenso—contesto a su pregunta serenamente.

Él asintió pareciendo gustoso y anoto algo en aquella libreta que había dejado en la mesa—¿Que edad tienes Steve?

—Veintiocho—veo el movimiento de su muñeca al escribir.

—Bien—recorre su silla haciéndola hacia adelante y deja el bolígrafo en la mesa—los oficiales me han dicho que usted ha cometido muchos delitos.

Asentí. Ya que estoy aquí no lo voy a negar, sería algo estúpido hacerlo.

—Steve, yo se que arrepientes y que eres una buena persona—gire los ojos e hice una mueca. ¿Yo? ¿Buena persona? ¡Ja!—pero dime ¿Por que has hecho todo eso?

Claro que no iba a negar ni a mentir, pero no se lo dejare tan fácil...Me sigue gustando jugar.

Ladeo una sonrisa y le miro a los ojos—¿Hacer que cosa?—si no especifica no diré nada.

Fury asintió y note una postura un poco más retadora, ya no tan pasivo como hace unos momentos. Es profesional y sabe lo que intento hacer. Pero ¿Qué puedo decir? Después de todo sigo odiando a la gente.

—Quitarle la vida a gente inocente—sin embargo, su voz sonaba tranquila.

Exhalo pesadamente por la nariz—En algunas ocasiones la gente no me agrada y les tengo odio—coloco mis manos en la orilla de la mesa.

—De de haber un porque ¿No?

Elevo y bajo los hombros rápidamente—Por supuesto—miro de nuevo a la mesa y él coloca las manos enfrente de donde estaban mis ojos.

—¿Cuál es la razón que te llevo a sentir eso?

Trago y me paso una de mis manos por el cabello despeinándolo un poco—Siempre ha sido así. Era...como algo mutuo, yo no les agrado y ellos a mí tampoco. Soy como invisible. Además que tengo una paciencia asquerosa.

—¿Desde cuando sientes eso?

—Desde...—pauso y elevo mi mirada al techo pensando ¿Desde cuando empecé con esos impulsos enfermizos?—Siempre—solté.

—¿Problemas escolares? o ¿Familiares?—se ha puesto a escribir de nuevo.

—Ambos.

Fury asiente y anotó aquello en su libreta.

El verdadero día // DARK STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora