Prologo.

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[ We are not worthy of our own feeling.]

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[ Monsters have no happy endings, right father? ]

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[ Monsters have no happy endings, right father? ]

Una sensación de vértigo recorrió el cuerpo de los amantes, sus corazones parecían haber dejado de sentir. Y es que en definitiva, la mirada acusadora llena de decepción y enojo de su propio padre, parecía quemar con una intensidad tan latente que dañaba cada parte de sus seres.

Loki relamió sus labios, podía sentir sus ojos aguados y el miedo recorrer sus venas. ¿Porque todo se daña cuando se comienza a sentir la gloria?
Su historia había comenzado cuando eran sólo adolescentes, donde entre juegos notaron que su querer podía ser algo más que amor de hermanos.
Loki mantenía 14 años, Thor 17 cuando tras jugar por los jardines de Frigga tomaron sus manos sintiendo una calidez extrema envolverlos, adorando la sensación de cosquilleo que se alojaba en sus abdómenes ante una cercanía más íntima. De aquel modo se habían ocultado detrás de un rosedal de rosas doradas, donde una timidez latente en el pelinegro y una audacia bruta del rubio, colisionaron para unir sus labios por primera vez. Era indebido, peligroso, hasta horroroso. Sin embargo, la sensación era gloriosa.

Los jóvenes príncipes hubieron guardado su amor, ocultando tales sentimientos de los ojos curiosos que solo los juzgarían. ¿Estaba mal? Sabían que si, más no parecía importarles en lo absoluto. Después de todo, el incesto no era nada nuevo en las familias reales.

El tiempo corría, los años pasaban y ahora estaban allí, con guardias detrás de sus espaldas y su padre furioso caminando de un lado hacia otro.
Loki no lo entendía, había descubierto semanas atrás que no era su hijo, que no mantenían un lazo de sangre, que no era más que un Jotün. Un monstruo en el reino. ¿Entonces porqué tanto problema? ¿Acaso los hombres no podían amarse?
Thor suspiró con molestia, apretaba su puño diestro sintiendo un impulso de huir de aquel reino con su hermano, con el hombre que había amado desde entonces. Él ya tenía veinte años, ya podía hacer lo que deseara si se lo proponia. Pero parecía estar equivocado, Odin era el rey, el padre de todo y protector de los nueve mundos. Ir contra sus deseos, significaba volverse su enemigo.

—Padre. — Habló finalmente el príncipe menor, dando un paso hacia aquel hombre mayor.

Sólo obtuvo como respuesta un grito casi feroz, que lo hizo retroceder. Sintiéndose más miserable que antes. La decepción e ira eran evidentes en los ojos de aquel hombre que lo había criado, en ese entonces se maldijo una y mil veces por sus descuidos. Porque en definitiva, por su culpa se vieron expuestos.

—Son una vergüenza para el reino, han traído desgracia en este pueblo con sus banalidades, ¡arrogancia y actos sin moralidad!

—Nos iremos si es lo que quieres, no te necesitamos. — Amenazó el rubio, apretando su mandíbula al momento que dejaba caer su Mjölnir al suelo. Podía saber que sus palabras dañarían más a su padre, sin embargo poco importaba.

—¡Eres un irresponsable egoísta! — El hombre sostuvo su cetro en mano, la decisión había sido tomada. — No mereces el trono.

—¡Y tú eres un viejo infeliz, acabado y tonto!

Sus palabras habian salido con ira, dejando que un tenue silencio se hiciera presente en aquella habitación levemente oscura. Odin bajó la mirada ante sus palabras, la vejez había caído en él de manera repentina. Y su único heredero, estaba perdido en sus propios deseos.

—Sí… — Musitó en un susurro. —Solo fui un tonto, al creer que serías digno.

Loki negó desde su lugar, pasando saliva al querer contener las emociones que desbordaban de su interior. Su respiración se volvía dificultosa y es que temía por lo peor. No quería que dañaran a Thor, no quería hacerlo caer en un abismo por su culpa.

—Padre, yo amo a Thor. — Se atrevió a confesar abiertamente, por primera vez sus sentimientos. La mirada de aquel hombre mayor recayó con ira sobre él. Pudo entonces entender, que no era porque fueran hermanos políticos, que no era porque fueran hombres. Rió dolido ante ello, dejando que una de sus lágrimas escaparan al no poder hacer más. — Esto no es por la moral, esto no es por nuestro lazo inexistente. ¡Dilo! que no puedes dejar que tu hijo ande con un monstruo, ¡Di, que no quieres poner a un monstruo en el trono!

—Loki, hijo de Laufey. — Aquello lo confirmó, aquello pareció matar su corazón en vida. — Haz corrompido al reino con tu magia oscura, con tu arrogancia y estupidez.

El hombre se encaminó hasta el príncipe menor, pasando su cetro a la altura de su pecho amenazando con disparar, sin embargo iba a hacer algo peor que ello.
Thor gritó, desesperado ante sus ideas, más los guardias se atrevieron a sostenerle cuanto pudieron.

  No importaba el amor que sentían, no importaba el hecho de que aquel hombre que los juzgaba los hubiera criado como lo mejor que hubo tenido en su vida.
Conectaron sus miradas una vez más, esmeraldas y zafiros, sumidos en una tristeza latente y una despedida fugaz.

Ambos príncipes, deidades de aquel mundo de grandeza fueron desterrados. Lanzados al vacío hacia la tierra sumida en males desconocidos, y con una memoria en negro.
Habían sido despojados de sus poderes, de sus títulos como deidades y de cada recuerdo que habían forjado. Cayendo en cero, en tierras lejanas, separando sus corazones en el trayecto.

Más allá de nuestro mundo. ||Thorki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora