Más allá de nuestro mundo. ||Thorki.

V

[Let's dream of a future from now on. The "always" exists.]

[The attraction in the forbidden.]

Sus miradas conectaban a la perfección, sus respiraciones parecían mantener el mismo ritmo calmo y el habla parecía haberles abandonado.
Se encontraban de frente, a un lado del ventanal de la cafetería que habían escogido. Esta era un poco reservada para resguardar la privacidad, después de todo, la fama de Hemsworth iba en aumento constantemente.

Eran las cuatro de la tarde, pasadas. Y ya tenían sus ordenes en la mesa, intactactas, después de todo parecían no hacer más que admirarse el uno al otro.
Tom se sintió bien. Parecía sentir lo mismo que en las películas románticas que Will le había mostrado, podía sentir su corazón inquieto como los libros que había leído, y la emoción recorrer su cuerpo como en las obras de teatro. Estaba jodido, de eso estaba seguro.

—He visto tu carrera, de ayer. Felicitaciones por eso.

Pareció prudente, o al menos una buena manera de dar comienzo. Obtuvo una sonrisa en respuesta, el rubio parecía no querer despegar sus orbes de los esmeraldas. Más bien, quería resguardar en su memoria cada detalle de sus facciones perfectas.

—Ha sido emocionante, ¿entonces si eres un fan? — Indagó con gracia, pasando a endulzar su café.

—Ayer he descubierto tu nombre, en fortuna, mediante tu victoria. —Respondió en una sonrisa ladina. —Pero, tal vez si. Ya me puedo hacer fan.

—Estoy llegando a sentirme ofendido y halagado al mismo tiempo.

Él azabache rió con levedad ante la mueca del rubio, seguido de aquellas palabras que resonaban con un toque de resentimiento. Bebió un poco de su té, comenzando a pensar sobre la propuesta que conectaría sus trabajos. Era una buena excusa, un buen motivo para unir sus tiempos. Debería entonces asistir a sus carreras, posiblemente a las publicidades que hiciera y podrían tener algunos encuentros mediante festejos. Esos pensamientos ocasionaban una corriente en su interior, intensa. Cargada de emoción como felicidad, aunque bien sabía que no era correcto.
Relamio sus labios, bajando la taza, al menos podía comenzar con explicarle.