IV

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[ My refuge, that is you.]

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—Te llamaré

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—Te llamaré. — Mintió en una ligera sonrisa, cerrando la puerta del departamento a medida que se colocaba las gafas de sol.

Bajó las escaleras, y buscó salir lo más pronto posible para pedir un taxi. Se había podido despertar más temprano que la joven de cabellos castaños, de la cual no recordaba el nombre. Gracias a ello había podido ducharse e irse sin muchas palabras, tan solo con una falsa promesa.
Aquella tarde la tenía libre, gracias a dios. Sin embargo, había quedado en salir con su mejor amiga.

Observó el reloj de su muñeca tras brindarle la dirección al conductor, 14:26 pm. Scarlet lo mataría, era seguro.

—Una hora tarde, Hemsworth. — La molestia en su rostro era notoria, sus uñas golpeaban una tras otras la mesa de madera mientras sus orbes parecían acuchillarlo en odio.

El rubio sonrió estúpidamente, extendiendo unas flores del puesto fuera del restaurante. Ella no las tomó.
Respiró con profundidad, dejandolas frente a la colorada para tomar asiento.

—Lo siento, la alarma no ha sonado.

—Si ha sonado, pero no puedes oírla si no estas. Idiota. — Rodó los ojos, tomando el menú entre sus manos.

El Rubió optó por dejar una ligera y sonora risa, ella lo conocía bien. Dejó las gafas colgadas en su remera y posó sus antebrazos en la mesa para observarla, Scarlet había sido su mejor amiga desde hace seis años, casi.

—Cuanta agresividad. — Añadió fingiendo estar ofendido. — Deberías ser más considerada, me han violado.

—El cerebro de te han violado. — No tardó en atacar, curvando sus labios en una sonrisa ladina ante la nueva risa masculina. — Como sea, pediré pasta. Y no quiero oír sobre tu promiscuidad.

—Mis labios están sellados.

No tardaron en pedir sus almuerzos, pasta y un poco de vino aunque no fuese el horario.
Chris se sentía en paz al lado de la fémina, la quería como a una hermana propia, era con quien podía bromear y contar para todo lo que fuese. Ella no lo criticaba, al menos no de verdad.
La había conocido en su primer carrera, una aficionada al peligro, y una agente especial de seguridad privada. Algo de lo cual no sabía muy bien.
Indagó por su vida, por su ex pareja y las actividades en riego de la mujer. Esta respondía con naturalidad, sin brindar importancia a aquellos detalles de su vida que en definitiva, se le hacían monótonos. El rubio lo notaba. Este le siguió con anécdotas de la carrera, el juicio e inevitablemente sobre el hombre de ojos esmeraldas.

Más allá de nuestro mundo. ||Thorki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora