Yo Quisiera (Half-Lives libro #1.3)(#PL2018) [PAUSADA]

Capítulo 26: Eres mía.

Andrew.

Mi pecho arde.

Mis mejillas arden.

Los pies me duelen pero no le importa en lo absoluto.

Corro por los pacillos una vez la recepcionista me indicó la habitación. Gracias a Dios con sólo decir mi nombre y mostrar que soy su "prometido" hace que las cosas cambien por completo.

Me encuentro con Engel y Harry. Ella luce alterada mientras su vaso tiembla con frenesí y Harry hace un intento por calmarla al pasar una mano por su espalda.

Me detengo frente a ellos y es cuando noto mi respiración acelerada, mi pecho sube y baja mientras mi corazón amenaza con salir en cualquier momento. Tengo la garganta seca pero me importa una mierda en este momento. Quiero cerciorarme de que está bien, de que no la voy a perder.

El frío hospital me trae recuerdos que me he esforzado por mantener bajo perfil pero aún es difícil olvidar a Yoyo. A la madre que nunca tuve.

— Dime con una mierda que está bien, joder— sostengo sus hombros y los sacudo con violencia.

Engel abre los ojos como plantos y es ahí cuando Harry me aparta porque estoy actuando como un psicópata pero la mujer que quiero está en una habitación y no tengo una puta idea de qué, cómo, cuando y dónde pasó esto.

— Cálmate, idiota. Estás alternado más a la mujer— retrocedo un par de pasos para luego sentarme junto a Engel. Escondo mi cara entre las manos—. Ella estará bien o eso creo. Los médicos la tienen estable y sobrevivirán.

Paso la mano por mi cabello una y otra vez. La ansiedad empieza agobiarme poco a poco.

No puedo pasar por eso una vez más. No tengo la fortaleza de perder dos personas vitales, esenciales para mi, en un mismo mes.

Sobrevivirán...

— Harry, ¿cómo que...?

Pasos rápidos me interrumpen. Vuelvo la vista y Carmen corre hasta nosotros y su cara no es reconfortante. Me pongo en pie rápido mientras mi mente comienza a formular todas las preguntas del mundo más una.

— Andrew...

— ¿Cómo?— es lo primero que abandona mis labios.

Engel se pone en pie.

— Ella— sorbe su nariz—, intentaba tomar una panorámica en una de sus secciones de foto. No sé porqué lo hizo la tarada esa cuando sabe perfectamente que su estado no se lo permite y...

— ¿Estado? ¿Qué estado?— frunzo el ceño antes de ver como Harry palmea mi hombro conteniendo una sonrisa—. Eres tan imbécil como para sonreír en un momento así, no le voy la gracia.

— Yo creo que sí— mira a Carmen y esta le lanza una mirada reprobatoria a Engel.

— Le contaste. Sabes que Kaith estaba en negación.

— No tenía elección, Carmen.

Joder, estoy parado como un completo imbécil.

— No nos desviemos del tema central. Kaith quería tomar esa panorámica así que subió en unas escaleras y, según me contó su asistente, dio un paso en falso callendo desde el quinto eslabón — los ojos de Engel se humedecen tapando su boca en señal de asombro.

— ¿Están bien, Carmen?

— No lo sé.

— Disculpen, ¿son familiares de la Señorita Anderson?— un hombre de bata blanca aparece en mi campo de visión.