Movimientos Competitivos

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Para Jaimie, la ciudad donde Arnold había nacido era realmente curiosa. En los dos años que llevaba conociendo al rubio, se había enterado que gran parte de sus aventuras se habían dado ahí. En teoría debería conocer Hillwood, cuando Ray y ella se habían ido a Alemania para ayudar a la economía familiar, Bernabé, menor a ellos con tres años, se había mudado a Hillwood a unirse a una compañía actoral que costeaba su educación. Cuando las cosas tenían que pasar, definitivamente tenían que pasar. Si no hubiese conocido a esa curiosa manada de lobos en Alemania, seguramente los hubiese conocido en Hillwood. Pero no había tenido tiempo para visitar a su hermana, lo cual le hacía sentir culpable. Al inicio había tenido que esforzarse para mantener su beca deportiva, pero desde que Ray había sido contratado por un equipo de soccer en Berlín, ella había podido seguir jugando por diversión y no para mantener una beca. Así que había tomado un trabajo de medio tiempo como mesera en una cafetería temática que cambiaba de ambientación cada semana. Eso hizo cada vez más difícil para ellos dejar Berlín, entre los estudios y los compromisos laborales, era más fácil invitar a su familia de visita que regresar a Estados Unidos más allá de un par de ocasiones al año y para eventos extremadamente importantes. Y si, se refería a El Festival de Woodstock y al Burning Man.

Pero gracias al apoyo de sus amigos y de Scott había comenzado con la terapia de sustitución hormonal, lo cual había sido una ruleta de emociones, desde algunos dolores físicos hasta las pequeñas victorias conseguidas. También había conocido a muchas chicas y chicos en su misma situación, todos con diferentes opiniones sobre la transición. Algunos con grandes ideas y apoyo invalorable y otros increíblemente intimidantes y tercos sobre lo que debía o no hacer. Entre el trabajo, la constante medicación y los estudios, las vacaciones que lograba tener a veces las recibían sin salir de su departamento, recuperando el sueño (e igualando los videojuegos que no había podido disfrutar) o... pasaba tiempo con Scott. Lo que la hacía una terrible hermana por tomar su tiempo libre para dejarse seducir por su novio en lugar de tomar un vuelo a Hillwood y visitar a una de sus dos hermanas.

Y para ironías de la vida, en ese momento, con sus vacaciones de otoño libres, Scott concentrándose en sus estudios universitarios en el "King's College" en Londres, Ray y Lily de vacaciones en Venecia, sus padres visitando a unos amigos en Texas, ella había decidido viajar a Hillwood, se había quedado con Helga en su pequeño departamento en la Casa de Huéspedes, aprovechando la oportunidad para viajar con Gretel que también iba de visita y ¿Qué había descubierto? Bernabé se había ido de gira teatral con su elenco ¿A dónde? Europa ¿Le había avisado a ella? No ¿A Ray? Tampoco. Las hermanas menores podían ser...

Pero eso no importaba, le alegraba estar con Arnold y Lila, le había hecho increíblemente bien verlos y desvelarse conversando con su mejor amigo sin interrupciones. Aunque le daba pena su limitado tiempo porque Arnold, Helga y Lila seguían en la preparatoria, en su último año y aunque todo era emocionante e increíble, su presencia y la de Gretel desordenaba los horarios de descanso de ellos tres. Aunque Lila parecía capaz de fugarse de clases para quedarse con su novia, lo cual era increíble de creer. Más aun cuando su novio, Will, había tenido que usar sus vacaciones de otoño para ir a Roma y asistir a una convención de robótica con algunos compañeros de su universidad, así que Lila no podría verlo hasta navidad.

Cuando Jaimie había salido con Will siempre supo que no era para él, había detectado alguna fuerza intensa que lo ataba a Gretel y Lila pero ella hubiese jurado que algo malo saldría de ahí tarde temprano. Nunca se hubiese imaginado que la alemana simplemente armaría un plan para obtener a los dos pelirrojos. Peligrosa chica. Si, definitivamente. Y lo decía con todo el amor del mundo, porque llevaba meses conviviendo con ella y un año entero con Will. Después de todo, vivían en la misma ciudad y aunque no asistían a la misma universidad, estaban bastante cerca. Y si, era fascinante ir de visita a la casa von Bismarck, había su encanto en ver la gran vida. Ray siempre bromeaba que ese era su futuro, el tener una enorme casa, con sirvientes y piscina. Bueno, ahora que se había unido a uno de los deportes mejor costeados, tal vez podría conseguir algo mucho más grande que la casa familiar de Gretel.

Años Venideros [Cacería] «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora