CAPITULO XVII

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¡Celos! ¡Malditos celos fueron los que se despertaron dentro de Louis al ver a Niall Horan junto a la cama de Harry! Haciendo que se olvidara por unos instantes de la existencia de su bebé, que en brazos de su padre doncel descansaba.



Y la verdad de sus sentimientos lo hizo vulnerable frente a las personas que se encontraban dentro de la habitación.



Jade comenzó a toser nerviosamente, al tiempo que el veterinario se levantaba del lecho, a los pies de Harry.



- Será mejor que me vaya – anunció el rubio con voz pétrea mientras que el banquero se hacía a un lado para no cubrir la salida de ahí.



Niall guardó las manos en los bolsillos del pantalón y se encogió de hombros cuando se dirigió a la puerta.



- ¡Niall…! ¡Espera! – Demandó el doncel, sin dejar de sostener al bebé en sus brazos, cubierto con una manta gruesa - ¡Louis no dejes que se marche así! – se dirigió al castaño que aguardaba con el cuerpo en evidente tensión a que el veterinario se fuera de ahí.



- No te preocupes por mí – respondió Niall sin girarse – Sí te ayudé en la labor de parto no fue con la intención que después me lo “agradecieran” – miró de soslayo al banquero – Solo cuídate y cuida a la bebé. Mis razones para permanecer aquí ya terminaron.



Niall salió de la habitación, con la firme intención de no volver nunca más a esa casa.



- ¡Niall! – exclamó Harry, sin dejar de observar la puerta por donde él se había marchado.



- También será bueno que salga de aquí – se apresuró a decir Jade, mientras se dirigía a la salida – La bebé está bien gracias a Dios, aun así, voy a volver a llamar al Hospital para saber si ya está disponible una ambulancia. Se necesita que un pediatra ausculte a la niña para descartar riesgos.



- No hace falta que llames al Hospital, el helicóptero del banco la va a trasladar ahí – anuncio Louis, sin borrar el gesto de frialdad de su rostro.



- Entonces, se le agradece mucho – asintió la enfermera en un tono que le indicó al banquero que no estaba conforme a la forma en que estaba manejando las cosas – Estaré en la cocina por si me ocupan.



El silencio se presentó entre Harry y Louis cuando la morena salió de ahí. Él parecía nervioso por instantes y hasta cierto punto, Harry lo comprendía.



- ¿Cómo estás? – preguntó por fin el banquero, después de varios segundos de silencio, sin moverse de su lugar. Sus anchos hombros estaban en tensión.



- La bebé está bien… - respondió Harry, olvidando deliberadamente la pregunta de él – Ven, Lou… no tengas miedo de acercarte a tu hija – y extendió los brazos que sostenían al pequeño ser, producto de una inseminación y que ahora los unía más que nunca.



Las palabras que él dijo cuando entró a la habitación no habían dejado de resonar en su mente. ¡Su Harry! ¿Acaso Louis comenzaba a albergar sentimientos de amor hacia él?



Mientras veía como el banquero se acercaba y tomaba al bebé en brazos en silencio, Harry no dejó de convencerse de que fuera prudente. Mil motivos podrían tener Louis para haber dicho esas palabras y no necesariamente era lo que él tanto anhelaba.



- Es tan pequeña – murmuró el hombre al tiempo que sostenía el cuerpo de su hija contra su pecho, sin darse cuenta que su voz se quebraba por la emoción de sostenerla.



- Y hermosa – respondió el doncel con orgullo.



Louis, sin apartar las mantas de la cama se sentó al lado de Harry sin dejar de observar a su hija.

Innocent. You will receive what you deserve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora