Capítulo 1.

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"–Alejandra, vámonos, te llevaré a Indonesia, y seremos felices, y comeremos arepas hasta que nos pongamos gordos.

–Ashton, esa es la propuesta más hermosa que me han hecho en toda mi mugrosa vida.

–Te lo mereces, eres la chica más linda y bella que he conocido......"

MARDITAAAAAA.–Me da un coñazo con una vaina que no reconozco haciendo que me despierte de mi hermoso sueño.

Coñisimo de su madre.

Me tapo la cara con una almohada esperando a que la ladilla de mi hermana se vaya de mi cuarto.

Se escucha la puerta ser abierta y luego se cierra.

Al fin, paz.

Me quito la almohada, comprobando que se haya ido, y al ser la respuesta afirmativa, dejo escapar una sonrisa involuntaria y vuelvo a recostar mi cabeza en la suave almohada.

Pero como ustedes saben, la felicidad dura poco.

Mira Alejandra, si no te paras de esa mierda te voy a caer a coñazos limpios pa que así dejes la huevonada, párate que quiero hablar contigo.

Mano, la jefa.

Fueron suficiente esas palabras para pararme como un rayo y entrar directo al baño que tengo en mi cuarto.

«Ya sabía yo que te habías metido en un peo.»

Vergación, ¿qué habré hecho?

«Puede que sea porque anoche te comiste la última arepa y no le dejaste un coño a tu hermana.»

Tal vez podría ser eso.

Salgo ya bañada, y me coloco lo primerito que veo en mi gaveta.

¿Qué? ¿Pensaron que tenía un closet súper decente como siempre dice Rayita?

No mano, esto es Venezuela.

Donde siempre tienes alivio cuando un motorizado que pasa por tu lado pasa de largo.

Bienvenidos sean a la patria.

Abro la puerta de mi cuarto y la cierro detrás de mí y veo como mi mamá está sentada en el mueble de la sala mirándome.

O más bien, matándome con la mirada.

Ay papá, de esta no salgo viva, ¿oyó?

Siéntate.

Pero tengo hambre.

Porque estúpida se nace, no se hace.

Coñisimo de su madre contigo–me mira arrecha–, comete lo que queda del pan de hace dos días y vienes.

Asiento rápidamente.

Corro hacia la cocina y tomó el pan, le echo lo que le queda de la mantequilla y me dirijo rápidamente a la sala.

Me siento en el mueble que está al frente de mi mamá.

Vale Alejandra, tú sabes perfectamente que siempre quiero lo mejor para ti, y que siempre estaré pendiente de lo malo que hagas.

Que romántica.

Pero no es para que te lo tomes a mal o pienses que estoy en contra de ti, lo hago por tu bien y tratare de corregirte todo lo malo que hagas.

Pero si siempre lo haces a los coñazos...

Cierra la jeta que estoy hablando.–Me dice.

New Translator. [PAUSADA.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora