Capítulo 3.

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Una vez el príncipe regresa de sus deberes fuera del palacio se dirige a la biblioteca para distraerse un poco antes de continuar con sus tutorías; una vez en el lugar toma un libro e intenta leerlo, sin embargo, una mueca de tristeza se forma en su rostro, ya que acaba de ver al hombre que ama, con quien desea casarse y no puede decir nada, de pronto escucha la puerta del lugar abrirse y su madre, la reina al notar el rostro de su hijo habla.

—Lo siento Giotto, de verdad lo siento— indica con ojos llorosos —pero es importante e imprescindible que te cases con el Rey Reborn es la única forma para ayudar a nuestro reino—

—Lo se madre, es mi deber como príncipe, así que no te preocupes por favor— contesta mientras coloca una falsa sonrisa en su rostro

—Permiso sus altezas— interrumpe en ese instante una sirvienta de cabellos morados, mientras carga una caja enorme de color azul

—¡Oh mira querido, otro regalo de compromiso de su alteza Reborn!— sonríe la reina ante las atenciones del rey para con su pequeño doncel

Giotto simplemente asiente y se da la vuelta dejando a su madre con el nuevo regalo, a veces el joven príncipe quisiera ser libre de aquella vida, pues, aunque todos le alabaran por lo que tenía, las responsabilidades eran mayores y un tanto crueles la mayoría de las veces; pero había nacido con esa vida y nada podía hacer para cambiarla, ¿cierto?

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En cambio, cierto doncel castaño iba finalizando al fin su último vestido de la mañana, dentro de unos minutos podría ir a descansar y traer algo de comida para su amiga casi hermana, ya que aquella chica de cabellos morados creció con él, pues los abuelos de esta lo criaron desde pequeño y como la chica era tímida el se encargaba de ir por el alimento de ambos, claro que eso después de cantar un poco en la plaza.

Por que el sueño de aquel pequeño y dulce doncel era ser un cantante reconocido, para poder viajar con su amiga y ayudar a los padres de la chica con un poco de dinero.

Sonriente tras ver la hora del reloj que marcaba mediodía, se coloca su capa de color naranja claro, toma la canasta que siempre usa para traer los alimentos y con un ligero adiós sale por la puerta de empleados del taller siendo seguido por Natsu, su pequeño gatito que se creía un león.

Ya en el lugar, el pequeño Doncel comienza a observar algunos panes y quesos para llevarle a su amiga, así como algunas frutas y pescados para que compartan junto al felino, sin embargo, justo cuando esta por pagar por un par de naranjas, un curioso carruaje de color rojo pasa rápidamente casi atropellando gente, con una ceja levantada ante aquel suceso decide prestar más atención y es cuando nota una cabellera grisácea dentro del carruaje, la cual si saber bien el motivo le hace temblar ligeramente, así que haciendo caso a su reacción y a su siempre segura intuición, agacha su cabeza y se retira lentamente del lugar.  

Día 3: El plebeyo que nacio siendo principe... (week R27)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora