Las Mellizas Prince [Harry Potter/Draco Malfoy]

18

Draco Malfoy estaba teniendo, sin duda, el peor día de su vida.

Había pasado toda la mañana tonteando con la boba de Lyra, a sabiendas de que Vega andaba de aquí para allá con Potter. Pero lo que le colmó la paciencia, fue el informe que le dieron Crabb y Goyle al mediodía.

Vega y Potter habían desaparecido.

Es cierto que también la sangre sucia y la comadreja estaban con ellos, pero eso bien podía ser una simple fachada para ocultar que en realidad, Prince estaba revolcándose con Potter en una de las habitaciones del Peppermint, un hostal que era conocido por rentarle habitaciones a estudiantes de Hogwarts que querían... Divertirse.

Justamente por eso, Draco llevaba dos horas sentado en una banqueta frente al Peppermint con cámara en mano, esperando a que el par de descarados saliera. A ver qué cara ponía Vega cuando Severus tuviera en sus manos aquella evidencia de su comportamiento libertino.

Además, eso podría ayudarlo a apelar para que la pelirroja fuera destituida de su puesto como cabeza de los Prince, sólo en caso de que su primer plan no funcionase.

—Te traje unas plumas de azúcar y unas ranas de chocolate. No estaba muy segura de lo que te gusta, así que...

Draco rodó los ojos mientras tomaba una de las plumas de azúcar, antes de volver a enfocar su atención en el hostal.

Su "novia" se había negado a regresar al castillo al mediodía como él se lo había pedido, y había decidido permanecer pegada a él aún cuando dejó claro que no la quería cerca.

Draco sencillamente no la soportaba. Era demasiado empalagosa y dependiente, siempre buscando estar lo más cerca de él posible. No se parecía en nada a Vega. Aún así, tenía que hacer un esfuerzo por no tratarla tan mal. Después de todo, aún necesitaba que aceptara ser su esposa.

—O tal vez haga que ella me lo pida —murmuró el rubio sonriendo de lado.

—¿Dijiste algo, amor?

—Que tienes basura en el cabello.

Lyra se apresuró a pasar sus manos por su cabello, mientras Draco regresaba la mirada al hostal con desinterés. Era tan sencillo jugar con la Hufflepuff que ya ni siquiera era divertido.

—Amor, ¿sabes si hay más locales en la montaña?

—Ajá.

—Me pregunto qué estaban haciendo Vega y Potter allí.

—Aj... Espera, ¿qué?

Draco miró hacia donde Lyra señalaba, y sintió su sangre herver.

Desde el límite del pueblo, venía Harry Cara-rajada Potter, cargando a Vega en su espalda, y por si la posición no fuera demasiado comprometedora, ambos iban charlando de lo más tranquilos, y lo peor, era que la pelirroja sonreía sin preocupación.

—Maldita...

Le tomó varias fotografías a la pareja sin que se dieran cuenta, evitando que Weasley y Granger aparecieran en cada imagen. Estaba seguro que Severus iba a matarlos.

—¿Qué haces, Draco? —preguntó Lyra en cuanto vio lo que hacía el Slytherin— ¿Por qué le tomas tantas fotos a esos dos?

—Para mostrárselas a Severus.

—¿Para qué? Pensé que ya no te interesaba Vega, que tú y yo...

—Claro que no me interesa —resopló el rubio rodando los ojos, antes de tomar la mano de la Hufflepuff—, pero Vega es tu hermana, y no quiero que sufras por ella.