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La fiesta había sido una pasada; era la primera vez que me divertía tanto sin estar con Wonwoo al lado y preocupándome por él.

Había bailado, reído, bebido... ¡Hasta unos chicos quisieron ligar conmigo! Pero claro, aunque me divertía ver como se ilusionaban al verme bailar cerca suyo tan coqueto, después les dejaba con las ganas.

Apenas iban a ser las seis de la mañana, así que abrí la puerta con cuidado de no despertar a nadie y entrar lo más sigiloso posible.

Lo bueno de que fuese tan tarde es que el alochol no me afectaba tanto, así que estaba más consciente de mis acciones.

Al entrar puse mi bolso en el recibidor y me miré en un espejo que había en la entrada. Estaba hecho un desastre pero no importaba, total ahora iría a descansar.

Iba a ir a mi habitación cuando en la puerta, al lado del salón, vi como Wonwoo me miraba. Y no parecía nada contento, es más, tenía la misma pinta que cuando yo le esperaba hasta tarde.

¿Habría aprendido ahora sí la lección?

  —¿Dónde estabas?

  —Es tarde, vamos a-

  —Dónde. Estabas.

Le miré a los ojos. Aquellos ojos apagados que normalmente estaban brillantes... No me iba a dejar hasta que le respondiese. Se acercó a mi.

  —En una fiesta.

  —¿Y porqué no me has avisado?

  —¿Debería?

  —Vivimos juntos. Claro que deberías.

  —Entonces tú también deberías hacerlo cuando llegues tarde del trabajo.

  —Un trabajo es diferente, ¡tú ni siquiera tenías el móvil encendido! —gritó, claramente molesto. Refunfuñé apretando el puño.

Odiaba que Wonwoo fuese así cuando yo había hecho exactamente lo que él hacía cada día. ¿Ahora sólo el puede hacer esas cosas?

  —¿Con quién estabas? —volvió a preguntar. Cada vez le notaba más cerca mío.

  —No te importa.

  —Mingyu, responde —de repente echaba de menos el mote cariñoso que me decía siempre: Ckeppy.

  —No quiero.

  —Mingyu.

  —Con unos chicos —mentí a medias. Era verdad que había estado bailando con algunos chicos que había por ahí.

  —¿Chicos? ¿Quiénes?

  —Yo que sé, no les he pedido el teléfono —le miré desafiante, fijamente—. ¿Debería haberlo hecho?

  

Se notaba que cada vez estaba más enfadado. Su ceño se fruncía notablemente y sus dientes parecían rechinar, a la vez que su puño estaba apretado. 

Seguramente ahora pensaría que le había engañado con alguien, pero en aquel momento no me importaba. Él seguramente había hecho lo mismo hace tiempo, ¿o si no por que me iba a ocultar porque llegaba tarde cada día?

  —Te estás comportando como un niño pequeño, Mingyu.

  —Déjame en paz.

Fui hacía el salón, intentando ignorarle, pero no tardó en seguirme.

Dejé mi bolso en el sofá y acaricié la cabeza de Aji, el cual parecía nervioso por lo que estaba pasando.

  —¿Acaso estás jugando?

  —¿Y qué si lo hago? 

  —Pues que esto acabará mal.

  —No me importa.

La ira cada vez brotaba más por mis venas. Me sentía cegado por lo molesto que estaba con él y por aquella discusión.

Querer ser siempre el que tiene la última palabra no es muy bueno que digamos, y nunca en estos momentos ni con personas queridas.

  —Ahora respondeme, y bien —volvió a decir, o suplicar, Wonwoo—. ¿Has tenido algo con otro chico?

Cuando estoy enfadado, no pienso mis respuestas, y no pienso si lo que respondo afectará en el futuro o no. Siempre lo que hago es quedarme complacido de mis respuestas y sentirme victorioso. 

Por eso respondí esa tontería:

  —¿Tener sexo cuenta?

  —¿Qué? Pero... ¿Q-qué? ¿En serio, Mingyu? —entre sus risas nerviosas, se notaba confuso y dolido. Me dediqué a sonreírle de lado, como si estuviera ganando algo con esas mentiras.

  —Sabes que yo nunca te mentiría, no como tu.

  —Eres un... Joder, ¡no entiendo que te pasa por la cabeza! —de golpe, me empujo. Aji comenzaba a ladrar.

  —¿A mi? ¡Eso me pregunto yo cada vez que me mientes en la cara! —le devolví el empujón.

  —¡¿Esto es por venir tarde cada día?!

  —¡¿Y qué si lo es?! ¡Tu me mientes, yo haré lo mismo!

  —¡¿Por qué no puedes actuar como alguien mayor por una vez en la vida?!

  —¡¿Será por que TU me mientes en la cara, MENTIROSO DE MIERDA?! 

Con el enfado que llevaba recorriendo por todo mi cuerpo, golpeé la mesita del comedor, tirandola.

Que mala suerte que estuviese el portátil de Wonwoo encima, haciendo que se rompiese al instante de tocar con el suelo y que la mesa se cayese encima de ella.

Todo parecía pasar de forma lenta en ese instante: La historia que escribía, nuestras imágenes de tres años enteros juntos, documentos importantes que había hecho en el curso de escritura creativa... Todo perdido. 

Cuando oí a Wonwoo parecía que volvía a la realidad y todo el enfado que llevaba encima se iba.

  —No. No, no, no... —levantó la mesa de encima el portatil, pero efectivamente, estaba roto. Intentó encenderlo como si fuese a funcionar, pero nada. Ví como su puño se apretaba temblando—. Joder.

  

No sabía si disculparme o siquiera hablar. ¿Que debía hacer? 

  —Won-

  —Mingyu, no, has hecho suficiente por hoy —su voz sonaba como si se fuese a romper en cualquier momento, y ahí le vi temblar. Temblaba mucho.

Así es como me daba cuenta que sí, había actuado como un niño. Y sí, había dañado a la persona que más quería y había dado muchas cosas por mi.

  —Wonwoo, lo sie-.

  —En se-serio... —un sollozo salía de su boca, y las lágrimas comenzaron a salir de sus bonitos ojos—. Déjame solo. Por favor.

Me tuve que morder el labio para no decirle nada más. 

Mi mano quería extenderse hacía él, decirle con todas mis fuerzas que lo sentía, y a la vez llorar por que estaba dolido de que no confiase en mi y hubiésemos llegado a eso, pero no pude. No podía para nada.

Caminé hacía mi habitación para dejarle solo, pero era doloroso oírle llorar desde la habitación. Hasta a Aji parecía llorarle.

Dime, Mingyu del pasado, ¿has obtenido la victoria esperada?

Comenzando Juntos ✑ Meanie || Seventeen ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora