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Aquel precioso parque que estaba al lado de nuestra casa me hacía olvidar la verdadera razón de por que estábamos ahí.


  —Sé que este sitio es bonito, Mingyu —asumí. Me miró—. ¿Pero y el dinero?

  —Eres un impaciente, olvídate un momento del dinero —iba a replicarle, pero me dió un leve beso, callandome. Era un idiota, siempre sabía mis puntos débiles—. Por mi, va.

  —Está bien —suspiré, rindiéndome ante él.


Nos sentamos en un banco. Menos mal que aquel día no había casi nadie. Normal, el calor alejaba a la gente de ahí, pero debajo del árbol que nos daba sombra y con aquella cálida brisa se estaba muy bien. Las hojas de los árboles se movían, haciendo un sonido muy tranquilizador. 

Realmente aquel sitio me encantaba demasiado.


  —Me gusta mucho venir aquí cuando estoy contigo —dijo Mingyu mientras cogía mi mano, entrelazandolas al momento. Sonreí ante el suave tacto—. Es tan relajante.

  —Lo sé, y más cuando no hay gente.

  —Sí —nos quedamos otro rato más en silencio—. Me acuerdo de cuando te vi por primera vez, ¡en ese momento me alegré tanto de volver a Corea y ser amigo de Jihoon!

  —Si te digo la verdad, yo también me alegré de conocer a Jihoon —reí. Era verdad. Me acuerdo por aquel entonces que le dije a Jihoon después que creía que me gustaba Mingyu, y mira que no creía en el amor a primera vista.

  —Y cuando te confesaste a mi antes de navidad. Fue tan romántico, justo ese día nevó y tu nariz estaba roja por el frío —era verdad. Estaba algo resfriado ese día, ¿cómo olvidarme?—. Te viste tan genial diciendo "Por ti no me importaría resfriarme de nuevo si eso significa poder estar contigo".

  —Calla, era un tonto, eso lo leí de un libro —asumí riendo. Él también rió—. Pero de verdad, siempre fuiste el único que me vuelve un romántico empedernido. 

  —Lo sé, y tu eres el único que siempre me hace intentarlo una vez más —la brisa pasaba entre las hojas y revolvía nuestro cabello—. Por eso quiero volver a intentarlo.

  —¿No lo estamos intentando ya? —reí, mirando al brillante cielo.

  —Sí, pero no me refiero a eso. Es decir, siempre que estoy contigo me he sentido tan lleno, ¡eres el único por el que sustituí ir de fiesta los fines de semana por un chocolate caliente y una película en Netflix! Tu me haces ser de una manera que me gusta mucho, y bueno, hemos tenido nuestra primera pelea por así decirlo, pero que la hayamos superado juntos quiere decir mucho —notaba mis mejillas sonrojándose por sus palabras—. Quiero que nuestro futuro siga siendo a tu lado. Con tus besos, caricias, abrazos, te amos... 

  —Ckeppy, estás siendo demasiado cursi, ¿no crees que-?


Le miré. Vi como se arrodillaba delante mio. Se arrodillaba y sacaba una pequeña caja negra, que dentro contenía un precioso anillo plateado, con una gema azul brillante. Una gema preciosa. 

Noté como mis ojos se iluminaron, y mi sonrisa se agrandaba.


  —Wonu, ¿quiéres casarte conmigo?


No supe que decir. No me lo había esperado para nada en aquel momento, y era tonto por que si mi dinero no estaba y los papeles que habían estado junto el dinero los había visto, podría haberlo deducido. Pero no lo hice.

Y ahora estaba ahí, con él pidiéndome compromiso en un precioso parque, y mis lágrimas se asomaban por mis ojos sin poder contener la emoción del momento.


  —Tu- Mingyu tú has... Dios mío —mi sonrisa no se borrará aunque un pequeño sentimiento estaba enfadado con él por robarme mi idea—. ¡Claro que quiero! ¡Mil veces sí! 


La risa nerviosa y sincera de Mingyu se asomó por sus labios y no tardó en ponerme el anillo en el lugar indicado. Cuando lo hizo no me demoré en besarle en aquellos labios que tanto me gustaban, pero ahora, después de eso, podía decir que me gustaban incluso más.

Él no tardó también en llorar. Los dos llorábamos como unos tontos, pero daba igual. Eramos él y yo. Sólo él y yo ahora. Juntos.


Comenzando Juntos ✑ Meanie || Seventeen ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora