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Ahora cada día era una caja de sorpresas, pero en el buen sentido. 

Podía estar leyendo, cepillandome los dientes, viendo una película mala. Cualquier cosa. Cualquier cosa y aparecía Mingyu, con su radiante sonrisa que ahora se mostraba con frecuencia, para después comenzar con sus mimos.

Besos, abrazos, caricias, te quieros... Cada día, como dije, era una sorpresa, y hoy no era menos.

Estaba en la cama, viendo una película por la televisión de nuestro dormitorio, y sin enterarme Mingyu había entrado en la habitación para estirarse a mi lado.

  —¿Qué ves? —me pregunta, acurrucándose a mi lado.

  —Una película de miedo. La monja.

  —¿Y no me avisas?

 —No sabía si querías, lo siento.

Seguí mirándola con él a mi lado, un poco encogido por el miedo que me estaba produciendo la peli, pero al momento noté como unos brazos me rodeaban, haciendo que el miedo se dispersase de mi mente. Hasta hizo que me desconcentrase y no me fijase en lu que estaba viendo.

Me giré, mirando a Mingyu, el cual me sonreía para después esconder la cabeza en mi hombro como un niño pequeño. Aquello me producía ternura.

Acabé devolviendole el abrazo, recordando cuando hacíamos eso con más frecuencia. Se esforzaba demasiado para hacer que le volviese a querer, era demasiado tierno, y valía la pena, por que hacía que mis mariposas en el estómago volviesen a sentirse una vez más.

Comenzando Juntos ✑ Meanie || Seventeen ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora