El pelinegro despertó después de una sesión de sexo con su novio, al despertar rodó los ojos al ver a Yoongi con la peluca de Yoonji, realmente el era homosexual, no le gustaban las mujeres, y aunque Yoonji era hermosa, el quería a su Yoongi.
Le dio un cálido beso en la mejilla y se comenzó a preparar para su trabajo, el uniforme consta de un traje con corbata y cabello bien peinado.
Al terminar noto que su novio ya no estaba en la cama y se dio cuenta que su cajón estaba abierto, le excitaba que usara sus camisas.
Bajo y miro a la pelinegro cocinando, se acerco sin hacer ruido y la atrapo en sus brazos para besar su mejilla amorosamente.
- Amor~ - sonríe volteando - Buenos días.
- Muy buenos diría yo - estampa sus labios contra los suyos y comienzan a besarse con fulgor.
Lentamente desliza sus manos por las sensuales caderas de bailarina de burdel, Yoongi tenía unas caderas espectaculares, si no fuera porque se tenia que ir a trabajar lo cojearía ahí mismo. Pero el quería a su Yoongi, no a la estúpida de Yoonji.
Subió mas su mano hasta llegar a la peluca y desprenderla dejándolo con la red que sostenía su cabello real.
- ¡¿Que mierda te pasa idiota?! - toca su cabeza extremadamente preocupado - ¡Devuelvemela Jimin no estoy jugando!
- Quiero a Yoongi aquí, Yoonji ya estuvo mucho tiempo - pucherea haciendo que el corazón de su novio se oprima.
- Esta bien, esta bien - camina lentamente a el con una sonrisa mientras se quita la red y la lanza al frío suelo. Sube sus manos hasta su pecho y vuelve a justar sus labios.
Yoongi en una forma atrevida baja su mano hasta el pantalón de Jimin y pellizca su miembro, toman un poco de aire y se ven hambrientos, querían comerse. Pero el pelinegro se separa con un hilo de saliva uniéndolos.
- Amor - continuan con su guerra de miradas - la comida se te esta quemando - Yoongi se separa asustado al ver que su comida se estaba quemando. Abre la la tapa y efectivamente, la carne se le había quemado.
- Hay amor lo siento.
- No tienes por que.
- Te voy a deber el lonche - pucherea triste.
- Esta bien amor, le haré como le he hecho todos estos años - se acerca y lo besa lentamente para separarse y verse directamente.
- Nadie se interpondrá entre nosotros Jimin. - lo mira directamente.
- Nunca - finaliza su beso para tomar sus llaves y marcharse al trabajo.
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El pelinegro al bajar de su fino auto comenzó a caminar hacia las oficinas donde trabajaba. Entro al ascensor y llego al piso que le correspondía, camino tranquilamente a esta, cuando miro que su secretaria no se encontraba en su área. Solo pensó el hecho de que había llegado tarde o se había enfermado y esto la hizo faltar, aunque era muy raro ya que ella no faltaba en lo absoluto.
