Capitulo 12

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-bien, ya podemos estar tranquilos-lo hace saber el moreno de ojos azules a sus compañeros quienes suspiraron cansados

-esto es estresante...-comentó Sesshomaru pasando su mano por sus largos cabellos

-¡oh vamos! A mi me parece mejor tener una nueva diosa en Shikon-aclaró Miroku, los muchachos fruncieron el ceño-¿que?-

-una diosa que según Sesshomaru, es experimentada-cuestionó Kouga mirándolo de reojo, este cerró los ojos-hablando de ello ¿como la entrenaremos?-preguntó arqueando una ceja

-entrenándola-habló Inuyasha cruzado de brazos

-a ver bestia, ¿sabes que hacia Kikyo cuando estaba viva?-volvió a preguntar

Que... ¿que hacia Kikyo cuando estaba viva? Ni idea, bueno... hubo ocasiones en que la vio entrenar con su arco y flechas pero a la mayoria de las veces ella simplemente les ordenaba que la dejaran sola para asi concentrarse más de lo habitual cuando entrenaba. Así que no conocía ninguna técnica para que la chica la dominara, tampoco podía hablar con Abi, ella hacia otro tipo de entrenamiento al igual que Bankotsu y la pequeña Soten. ¿Que podría hacer?.

-eso no lo tenia previsto...-susurró para si mismo sin que los demás lo escucharan

-pelear no será necesario-habló Miroku cruzándose de brazos-ya saben el por qué, en nuestro encuentro peleó con Inuyasha y casi le gana-razonó el chico haciendo que este colocara los ojos en blanco mientras que los demás asentían ante el recuerdo del chico

Él, por tan solo recordarlo le hervía la sangre por haberse burlado de él hace unas cuantas horas atrás cuando se enfrentaron por primera vez, es que ella es tan...  tan... ¡¡ahhh!!! No sabia como descifrarla, una tonta.

-voy a buscarla-dijo al fin el oji-dorado con el ceño fruncido, si se tardaba esa mujer es capaz y se larga de la isla, los muchachos no dijeron nada

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-interesante-murmuró aquel hombre de mirada rojiza y cabellos largos y negros como la noche

Observaba a esa chica la cual se parecía a Kikyo, si, a su amada Kikyo. ¿Como pudo reencarnar? Ella nunca dijo que reencarnaría ¿o si? Nunca le afirmó algo de otro mundo que no fuera este, nunca pero se equivocó, ahora la estaba viendo, una versión diferente a ella pero su mirada era tan dulce que no se iguala a la de Kikyo, que era una más fría que la suya.

La amó, la amó tanto que su obsesión por ella era tan profunda que no quería ni separarse de su lado por un dia, pero su reino lo necesitaba que no tenia tiempo para esas cursilerías tal y como lo dicen los humanos cuando estaban profundamente enamorados. Si, Kikyo también lo amó pero algo hizo que de un día para otro se odiaran profundamente para después, la guerra entre ellos se desatara pues, ella perdió la vida en ese campo de batalla, y no tenía que decir quien era el responsable de aquella muerte, lo sabía muy bien.

Si tan solo pudiera regresar el tiempo...

-¿rey?-el llamado de una mujer hizo que despertara de ese mar de pensamientos tan antiguo como su mismísima pirámide y todo lo que se encuentra dentro de ella-esa mujer no durará mucho con ese puesto-comentó al dirigir la mirada hacia el espejo que poseía su hermana, Kanna, diosa de las Almas, el hombre suspiró pesadamente

-no lo creo-dijo con una fina sonrisa, la mujer de ojos rubís alzó una ceja-el poder de la perla es tan fuerte como lo es ella, y eso me sorprende-

-¿no planeas quitársela a pesar de que esta indefensa?-interrogó, este negó

-por ahora no, solo quiero ver qué cosas más es capaz de hacer esta chica aparte de que alzó un campo de fuerza junto con la perla-informó entrecerrando sus orbes, si, la había observado desde que llegó a esa isla-Kagura estate tranquila, se lo que hago-

Amor Egipcio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora