Mental Hospital [Larry Stylinson]

Capítulo V

Creía haber despertado, pero aún no se encontraba del todo convencido y siendo un psicólogo con estudios en todo el área eso no quitaba el hecho de que tuviera miedo, el miedo de uno mismo y el del poder de la mente.

Aún se encontraba en la celda o eso era lo que creía.
El rostro de Harry todavía daba con el suyo y uno de sus brazos se encontraba aprisionando a su pierna izquierda dejándolo sin movimiento, y lo desesperaba por que buscaba la manera de no despertarlo y escapar de manera triunfal pero se le estaba siendo impedido.
No sabría lo que sucedería cuando despertara y no tenía curiosidad alguna de saber qué.

Demoró algunos minutos mirando el techo, pensando y recobrando el valor para poder escapar. Suspiró cuando entendió que ya era tiempo y que los minutos en los que había hecho nada habrían sido desechados.

Fue deslizando su pierna minuciosamente hacia arriba y así poder apartarlo de su brazo.
Miró nuevamente hacia Harry, cersorando que siguiera dormido y así fue. Su respiración seguía calmada y podía ver como sus cabellos caían sobre su frente claramente.
Juntó ambas piernas rodeandose con los brazos en la esquina del colchón quedando en posición fetal y conteniendo la respiración para poder estar totalmente inerte esperando no despertarlo con aquellos movimientos bruscos que había provocado.

Contó un minuto exactamente para volver a moverse otra vez.
Se paró sobre el mismo lugar en el que se encontraba sentado y esquivó perfectamente el cuerpo del rizado hasta llegar al suelo.

Sonrió triunfal y volvió la mirada hacia la cama.
No había nadie en ella.

"Dijiste que no me abandonarías, Louis" el bufido áspero del mayor se encontraba frente suyo a un costado de la puerta. Su escape.

"No in-intentaba aba-abandonarte" cerró los ojos esperando que todo desapareciera, pensar que no estuviera viviendo aquello. No estar, tal vez desaparecer o morir allí mismo.

"Cómo puedes llamarle a irte sin mí, sin decirme un adiós o un volveré. Abandonar es lastimar. Ibas a lastimarme cuando yo no lo he hecho contigo..."

"Pro-prometiste no las-lastimarme" sabía qué vendría después. Que tonto había sido al pensar que no lo haría, que habría encontrado alguien en donde refugiarse.

"Tú prometiste no dejarme.
Louis, las promesas fueron creadas para romperse"

Y fue cuando el rizado se encontró frente a él y separando un misero metro de su puño contra su rostro, cuando despertó.

Un grito sonoro que pudo ser bien confundido con cualquier otro en el hospital, pero Harry sabía que se trataba de Louis, por que Harry había sido quien acababa de darle una cachetada.

Los ojos azules se abrieron y solo pudieron ver más que oscuridad, corazón agitado y doloroso, pero ahora estaba seguro de que todo fuera real.

"¿Estás bien?"

El castaño empezó a llorar. Ahora más que nunca temía a lo que pasaría si seguía allí.

"No vas a lastimarme"

El rizado volvió todo el ambiente silencioso de repente mientras Louis hipaba por la manera real en la que había sucedido su sueño, el golpe todavía ardía en el costado de su rostro, dolía.

"No lo haré"

"Gracias..." el oji azul se sienta al lado del rizado "Nadie aquí va a hacerte daño. Nadie. Y tú tampoco debes de hacerlo". Mentira. Si lo harían. "Ahora, t-te que irme, pero volveré. Te lo prometo"

Recordó su sueño y probablemente era verdad. Las promesas habían sido creadas para ser rotas.

***

Cuando llegó a casa ya eran las 4 am. No pudo creer que tanto desastre había ocurrido en tan pocas horas.
Él se encontraba en total destrozo tanto mental como físicamente y no podía pensar en nada, aunque tampoco podía dormir. No podía hacer nada más que sentarse en la soledad de su hogar.

Temía que sus sueños se convirtieran en realidad. ¿De verdad volvería al psicótico después de ser advertido por su subconsciente?
Ya no había más vuelta atrás, ya todo estaba dictado como la vida lo había planeado.

Harry Styles se volvería parte de su vida.

Seis horas más tardes pasaron mientras Louis leía o hacía cualquier cosa banal para mantener su mente distraída. Se sentía agotado, pero se negaba a rendirse a descansar.

Todo lo vivido por la madrugada irrumpía su mente; Harry, dos hombres muertos, psicópatas. ¿Realmente había sucedido todo eso? Se sentía realmente conmocionado y a la vez tan natural, era una mezcla entre los dos. Neutral. Casi como que no sentía nada, las represárias de seguir trabajando en el hospital mental se hacían presentes. La indiferencia.

El doctor se encontraba en la cocina del hogar encendiendo un fósforo y así prender la hornalla de la cocina, cuando oyó un grito y momentáneamente después un disparo.

Sus nervios le impidieron moverse por un par de segundos.
El sonido le pareció provenir de la casa del frente. El hogar de los Horan.
Creyó que podría haberse tratado de una explosión diferente al de un disparo y al igual que todo lo que había sucedido en su día, lo pasó por alto.
Pero su tranquilidad duró poco pues mientras se encontraba bebiendo café en el sofá, el sonido de patrullas policiales empezaron a inundar su ambiente de paz.

Oh no.

Caminó directo hacia la puerta y salió.

Una ambulancia y dos patrullas policiales frente a la casa de los Horan.
Su vecino pataleaba a los hombres uniformados mientras gritaba a los aires que lo soltaran, que debía ir a recoger a sus hijos a la escuela o se le haría tarde, pero los policías seguían jalandolo hacia el automóvil.

Mientras el doctor veía la escena notó como una camilla era arrastrada por dos enfermeros hacia el interior de la ambulancia.
Un cuerpo dentro se encontraba totalmente cubierto por telas dejando a la imaginación el trabajo de recrear lo sucedido.

Se acercó hacia uno de los vecinos curiosos que al igual que él veían el escenario con miedo y sorpresa. Cosas así no sucedían con regularidad en el tranquilo vecindario.

"Buenos días vecinos ¿Alguien sabe qué rayos sucedió por aquí?" preguntó acomodandose al costado de su vecino pablito

"El pobre Horan. Enloqueció."

"¿Qué?"

"Es lo único que hemos notado de él. La policía dice que a encontrado los cuerpo de los dos pequeños de los Horan, muertos.
Llamamos a la policía después de escuchar disparos y gritos".

La desesperación de Louis creció más y más. No había sido tan cercano a su vecino y ahora podía verlo enloquecer poco a poco.