Capítulo 2

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Ya han pasado 2 meses desde que Gale nos anunció su boda, hoy mismo regresará al distrito 2, para organizarla, es en un mes y se llevará a cabo en el Distrito 4. Cuando nos dice, tengo la esperanza de que Annie esté ahí, así que le digo a  Gale sobre la propuesta de invitarla, el no pone objeción y acepta.

El tiempo que ha estado aquí se le ha notado muy feliz, todos los días viene a saludarnos, nos invitaba a comer y a cenar, e incluso, cuando salía a cazar con él, esbozaba una sonrisa de oreja a oreja, cosa que jamás había visto, salvo el día en que nos conocimos. Además, también hemos estado conociendo a Monny.Sus padres eran rebeldes de su distrito, ellos se dirigieron al Capitolio junto con los otros para destituirlo el mismo día en que vi a Prim morir. Lamentablemente, sólo su madre vivió para contarlo, ya que su padre falleció al caer en unos de los dispositivos del Capitolio. Ella tuvo que trabajar para alimentar a Monny y sus dos hermanos pequeños, Iris de 10 años y Stan de 8. Decidió entrar a la milicia,  para poder concluir sus estudios y ganar algo de dinero para mantener a su familia. Ahí se conocieron y poco a poco se fueron enamorando.

A mí me parece que es muy pronto para que se casen, pero si realmente se aman, ¿quién soy yo para cuestionarlos?

Gale sabía que me afligiría, pero que tenía que darle la oportunidad de ser feliz, y se la daré. «Sano y salvo» pienso.

Por lo demás Monny es todo lo contrario a mí; hay veces que me recuerda a Prim, porque es inmensamente sensible, y a veces a Rue, porque tiene una pasión por la música. Ama a  los animales, le gusta la moda y es carismática, como Delly. 

Creo que Gale la merece y ella a él. 

Bajo a ver que ha preparado Peeta para desayunar, pero él no está. Busco en las habitaciones, sin tener éxito. Salgo por la puerta de atrás y veo que él viene caminando.

-¿Dónde estabas Peeta?-le pregunto cuando se acerca.

-Fui a la panadería, se supone que era una sorpresa- dice, desilusionado. Veo que esconde algo detrás de él.

-¿Qué traes ahí?- digo en tono curioso, retándolo.

-¿Quieres verlo?- imita mi voz.

-Claro que quiero- respondo soltando una risita.

Entramos a la casa, Peeta pone la bolsa que tenía escondida detrás de él en la mesa de la cocina y de ella saca un pastel decorado en tonos verdes y anaranjados, que me hacen recordar a los atardeceres en el bosque. En la parte de arriba se puede leer:

‘‘Feliz cumpleaños Katniss’’.

Lo había olvidado por completo, mi cumpleaños es el mismo día en que Gale se va.

Peeta pone el pastel dentro de la nevera.

¿Tienes hambre?-  pregunta.

-Sí- digo .Él me toma inesperadamente de la mano y sube conmigo las escaleras, después me empuja hacia mi cuarto riéndose y cierra la puerta.

-¡Hey Peeta, sácame de aquí!- digo riéndome, pero después mi mente me interrumpe, ¿será que se ha vuelto loco de nuevo y va a matarme? la idea me aterra, pero después me alivio porque él dice:

-Entonces, ¿qué te parece si te arreglas y nos vamos a desayunar?- se ríe – ¡Tienes 5 minutos, así que Katniss, corre tiempo!- Peeta parece estar divirtiéndose, aunque a mí el encerrar a una persona en su cuarto no me es tan gracioso, en fin soy Katniss Everdeen,  de mí que podría esperarse.

Me quito la pijama y busco algo para ponerme; elijo algo sencillo, pantalones negros y una blusa color naranja que me llega a la parte inferior de la cadera, por el color, creo que le agradará a Peeta.

Katniss y Peeta: El Fin de La Revolución. SuspendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora