Capítulo 5

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Despierto y siento los músculos tensos, pero no he tenido una sola pesadilla.

Trato de buscar a Peeta y poco después veo que sale del baño, (ciertamente acaba de ducharse), se acerca a la cama.

-Buenos días, Kat.- dice en un tono meloso y me besa la frente.

-Buenos días, Peeta- respondo imitando su tono.

-Recuerda que el tren sale  a mediodía, Katniss; las maletas están echas así que podemos ir a donde quieras, hasta que salga el tren.

-Bueno, hace tiempo no veo a Sae, ¿qué tal si comenzamos por ahí?

-Me parece perfecto. Iré a vestirme.- Dice, sale de la habitación y me levanto. 

Me ducho antes de que Peeta me llame para irnos. Me pongo ropa ligera, ya que el viaje al distrito 4 es largo.

-Vamos- argumenta mientras me ofrece la mano, la tomo y rápidamente siento la calidez y protección que me brinda.

Vamos hacia el Quemador, bueno, lo que antes era el Quemador. Ahora ha sido remplazado por toldos que algunos de los antiguos comerciantes (realmente los que sobrevivieron) han levantado, ahora ofrecen sus productos de manera ''legal''.

Vamos al puesto de Sae y nos sentamos sobre los bancos frente a una larga barra y pedimos un estofado cada uno. Sae nos sorprende: ciervo con verduras silvestres. No dudo ni un momento que Gale se lo ha traído antes de marcharse. ¡Ah! , el siempre ayudando a las personas desamparadas...

Fuera de mis pensamientos, de nuevo en el Quemador, veo que una persona conocida se dirige hacia el puesto. 

-¡Delly!- dice Peeta antes que yo y extiende su mano para que ella pueda reconocerlo.

No es raro que ella haya regresado al 12, puede que en el Distrito 13 sea mejor que aquí, pero un verdadero hogar es donde tienes el amor y protección de sobra, no los suministros.

-¡Hey, Peeta!- la escucho decir entre el barullo de los clientes y comerciantes.

Delly toma asiento junto a Peeta y me saluda para después conversar con él. 

-¿Qué tal te ha ido, Peeta?- le pregunta ella.

-Diría que bien, eso creo.

-Deberías estarlo, ¡estás con Katniss!- me sobresalto y me vuelvo para ver a Sae partiéndose de risa.La miro con indiferencia.

-¿Cómo te tomó a boda de Gale, Katniss?

-No lo sé- respondo fríamente - creo que lo extrañaré.

Terminamos el estofado, pagamos y nos despedimos de Delly para después volver a casa.

Al llegar, tomamos nuestro equipaje y vamos a la estación de tren. Llegamos temprano, ya que el tren sale a mediodía.

Los trenes ahora, tienen varias habitaciones en cada vagón para los pasajeros, y aunque no quería que Peeta gastara tanto, él decidió comprar unos de los boletos para las habitaciones más caras.

«Lo merecemos Katniss» decía mientras yo me oponía a su decisión.

A  las 11:45 ya ha llegado el tren. Pasamos a la taquilla y entregamos los boletos. Un hombre jovial nos hace entrar al vagón y  me ayuda con el equipaje, nos guía por un largo vestíbulo hacia la habitación. Cuando entramos me doy cuenta de lo grande que es, tiene un pequeño comedor, un par de sofás y al otro lado hay una cama grande frente a una pantalla de televisión, (para mi peor suerte) como las del Capitolio.

El hombre sale y Peeta y yo vemos televisión mientras el tren comienza a avanzar.

Por la noche el viaje se va haciendo pesaroso.

-Iré a dormir.

-Está bien Katniss,  creo que yo aún dibujaré un rato...

-Como quieras- interrumpo y me marcho a dormir.

Siento que me muevo, abro los ojos y veo que Peeta me esta agitando del brazo.

-Ya casi llegamos, Kat.

-Está bien- contesto.

Peeta ve un programa de televisión en el que entrevistan a gente proveniente del Capitolio y les preguntan cómo es su nueva vida. Enfocan a un hombre que me parece familiar.

-¿Cómo ha sido para usted este gran cambio?- le pregunta la mujer detrás de la cámara.

-Bueno, tu lo sabes, ha sido radical para todos nosotros, por supuesto- responde el hombre- pero ya habrá que acostumbrarse, digo no es mal tiempo, ¡pero hay que darle la cara!

Lo examino minuciosamente: tiene barbilla ancha, cejas prominentes y resaltadas, así como labios hinchados. 

-Caesar Flickerman.- dice Peeta.

Luce desagradable sin esas enormes capas de maquillaje, pero no es eso lo que me intriga.

-Es íncreible que no esté muerto, ya sabes por el papel que tuvo en los juegos.

-A nosotros no nos han matado, Katniss.

-Pero lo han intentado, Peeta.

                                                                                   ○○○

 Llegamos a la Aldea de los Vencedores del Distrito 4. La casa donde estaremos es bastante parecida a las nuestras en el 12, solo que éstas tienen balcón con vista al mar.

Me ducho y voy a la casa de Annie. Toco la puerta y ella abre.

-¿Katniss?

-Annie- digo y la abrazo. Me hace pasar, detrás de ella veo un pequeño niño caminando hacia nosotros. Debe ser su hijo.

-Katniss, él es el pequeño Finnick- dice con voz entre cortada. La abrazo.

-Annie, no sabes cuanto deploro la ida de Finnick. Cada momento que pienso en él recuerdo la gran persona que era, y todo lo que hizo por ti.- Me suelta y se vuelve para ir a la cocina. Me mira sobre el hombre y susurra:

-Gracias.

Cuando vuelve sirve té.

-Katniss, creo que Finnick querría un mundo como el de ahora, y mira: lo ha conseguido, pero a que costo.

- Se sacrificó por ti- respondo, porque es lo único que se me ocurre. Me gustaría decirle que Finnick fue una gran persona, pero por supuesto ella ya lo sabe. No hay otra persona que conozca tan bien a Finnick como Annie Cresta.

Annie, quien tuvo tiempos tan díficiles a, soportar que se lo llevaran a los juegos, vendieran su cuerpo, años después ella misma sentir en carne propia lo que es estar en la arena y ver morir a su compañero de Distrito, y sobretodo, tener la ansiedad de querer volver a verlo, que llegara triunfante de una misión en el Capitolio que llevaría a nuestra libertad.

Por eso odio que la juzguen como una loca, (aunque lo está) ya que por todo lo que ha sufirdo deberían mostrar respeto, no lástima.

Cuando termino el té me despido de ella y el bebé, y vuelvo a la casa donde nos quedamos.

Subo las escaleras y cuando entro al cuarto, me tumbo en la cama pensando en el estado de Annie, pero aúnmás que nada, en el incierto día que me espera mañana.

Katniss y Peeta: El Fin de La Revolución. SuspendidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora