Capítulo IV: ¿No Es Genial Ser Diferente?

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Hasta la fecha, esa nota está machada con las lágrimas que derramé. Sollocé profundamente después de leerla. Me hizo darme cuenta de que me había rechazado a mí mismo, contemplando el suicidio, culpándome de cosas que yo no provoqué e intentando cambiar quién era para poder ser aceptado. Nunca me detuve a pensar: «¿Acaso eso no fue mi culpa? ¿Realmente terminé con mi corta vida? ¿Y si sólo intento ser yo mismo?»

Esas simples palabras de esa pequeña nota se plasmaron en mi mente, y no con la típica persistencia de rutina. Era el tipo de recuerdo que rechaza marcharse de tu cabeza como una canción molesta y pegadiza, excepto que estas oraciones eran cualquier cosa menos una molestia. Fue como si un fuego se hubiera encendido en mi interior. ¡Pero no!, no era un fuego que representara demasiada ira acumulada. Era más como un arroyo dentro de mí con una fuerte corriente de agua, pero ésta cortaba con el borde una cascada; impidiendo el apasionado flujo natural. Después de leer la nota sentí como si la barrera fuera removida, como si la cascada en mi interior se extendiera por todo mi cuerpo: sumergiéndose hasta llegar a los rincones más profundos de mi organismo que ni siquiera sabía que existían.

La inspiración lentamente se abrió camino por mi mente cuando inmediatamente agarré mi vieja guitarra y me puse a trabajar. Pasé horas escribiendo estas letras. Cuando finalmente terminé lo que empecé, comencé a rasguear las cuerdas de esa vieja guitarra: tocando unos acordes gentiles y calmantes, y cantando lo que tenía escrito hasta el momento:

"Fue un día obscuro cuando dejé de creer

'No era el poni que debería ser

'Y parecía que nadie me comprendía

'Porque ser igual yo no quería

'Así que caminé fuera del hogar

'Y esta vida pensé abandonar

'Cuando una carta del cielo abatió

'Mientras una pegaso me recibió

'Creí que estaba loco cuando la vi ondear

'Y ella simplemente se alejó al volar

'Así que abrí la carta y miré su interior

'Y lo que estaba escrito hizo mi día

'Decía-"

Mientras empezaba a cantar el coro, escuché una voz detrás de mí cantando conmigo. Su canto era familiar, tanto suave como hermoso, pero también un poco burbujeante. Había un raspón muy ligero en su tono mientras ella entonaba el coro junto a mí:

"¿No es genial ser diferente?

'¿No es maravilloso ser exactamente quién eres?

'Cuando aprendas a aceptarte a ti mismo

'Te convertirás en una estrella brillante"

Cuando terminé de cantar, coloqué mi guitarra en su lugar, me giré sobre mi hombro y mis ojos se encontraron con los de ella. Esos ojos dorados. Esos hermosos y fuertes ojos. Mis pupilas se dilataron cuando la vi apoyada contra el marco de mi puerta. Ella me dio una enorme sonrisa. Entonces hizo algo completamente inesperado para mí: se quitó los anteojos y sus ojos se cruzaron lentamente, convirtiéndose en una mirada fija. En ese momento me di cuenta de por qué ella escribió esa nota. No sólo sus ojos eran del color más original que he visto, sino que éstos volvían bizcos sin las gafas. Debe de haber sido molestada en la escuela. Tal vez ese era el origen del nombre "Derpy". Derpy, la mejor de sus habilidades, me miré y dijo: —Te he escuchado cantar y tocar antes, y oí una tristeza y culpa en tu voz que no podía soportar. Sólo quería decirte que lo más difícil que he enfrentado no han sido las burlas o el dolor, sino convencerme a mí misma que no era estúpida, extraña o inútil. Y ayudar a otros a hacer lo mismo.

Sus palabras... me cambiaron. En ese momento no lo sabía, pero esas palabras me cambiaron para siempre. Lágrimas brotaron en mis verdes ojos forestales, y pequeñas gotas saladas de comenzaron a derramarse silenciosamente por mis mejillas mientras le sonreía agradecido al único poni que creyó en mí por casi un año. Un año de tristeza y depresión. Un año culpándome. Un año de culpa. Pero esta yegua que apenas conocía me mostró una bondad que sólo los amigos más cercanos podrían intercambiar. Ella hizo algo que solamente una yegua había hecho antes: abrió la ventana del cuarto obscuro de mi corazón.

—¿Terminamos esta canción? —Se burló de mí con una sonrisa presumida. Le regresé el gesto y murmuré un "por supuesto", entonces comenzamos a escribir la canción. Pasamos horas en eso. Componiendo, tocando la guitarra, consiguiendo el ritmo perfecto, colocando los tambores para el latido ideal, y ajustando los niveles de volumen indicados. Una vez que terminamos, registramos la canción en mi dispositivo de grabación y la reproducimos. Nos miramos el uno al otro y sonreímos. Sus ojos dorados eran tan tentadores, tan confortantes y tan amorosos. Antes de darme cuenta, descubrí que nuestros labios estaban presionados suavemente entre sí. Cerré mis ojos y saboreé el calor que se extendía por todo mi cuerpo. No había sentido este calor, esta felicidad pura, en casi un año. Y tampoco me sentía culpable. Sentí como si Shining Star estuviera viéndome ahora, y simplemente nos reímos mutuamente. Ella recargó su cabeza en mi hombro mientras se sentaba en una silla junto a mí, mientras imprimía rápidamente como una docena de discos. Apoyé mi cabeza hacia atrás y me aseguré de no despertar a Derpy. Susurré un veloz "gracias". Sin embargo, ella no estaba dormida.

—No hay problema. —Me miró con sus grandes ojos y una expresión amable.

Regresé el gesto. —Puedo ver por qué vas por Derpy —le comenté.

Ella soltó una risita y respondió: —Sí, así solían llamarme mis amigos cuando estudiaba en la preparatoria. 

Le pregunté perplejo: —¿Y no encuentras eso ofensivo?

Ella me dirigió una cálida sonrisa mientras levantaba la cabeza, y contestó: —Ya no.

Asentí y recargué mi cabeza contra la silla. Sentí que Derpy ponía su cabeza sobre mi hombro una vez más, y ambos nos fuimos a la deriva en un sueño profundo. Y por primera vez en un año, otra vez había un parpadeo de luz en mi vida.

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