Capítulo 5

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Hanbin bufó a mi lado cuando fue consciente del miedo en mi mirada.

— Relájate, Sunshine, nadie te hará daño aquí –Luego pareció pensarlo un poco–. No si vienes conmigo o los chicos –Dijo y se encogió de hombros–. Si no, eres carne fresca.

Apreté los labios en una fina línea. Genial, eso me hacía sentir mil veces mejor. Algo lejana pude escuchar las motocicletas de Tablo y sus amigos. Me tensé al instante y me recordé que Hanbin estaba a mi lado y que no habría problemas o eso quería creer. Así que decidí ignorarlo.

— ¿Dónde veremos a tus amigos? –Hanbin señaló con su barbilla el edificio frente a nosotros mientras tecleaba cosas en su teléfono. Una mueca se dibujó en mi rostro– ¿En serio? ¿Aquí?

Hanbin rodó los ojos y clavó su vista en mí.

— No te dejes engañar por el nombre. Es un bar–restaurant y está dividido en dos niveles, nosotros iremos al primero que es donde se encuentra el restaurant.

— ¿Realmente hay un restaurant ahí dentro? –Pregunté inseguro– Parece más un motel de paso.

Hanbin frunció el ceño y me pasó su teléfono, mostrando una conversación con sus amigos donde especifican que nos están esperando dentro y estaban listos para ordenar.

Hanbin decía la verdad y no pude sentirme más estúpido por desconfiar de su palabra.

Le miré apenado y sonreí a modo de disculpa. Hanbin rodó los ojos.

— Jesús, ¿qué clase de persona crees que soy?

Dijo y salió del auto. Suspiré pesadamente y me recriminé mentalmente por decir aquello. Hanbin se encontraba fuera, de pie con los brazos cruzados sobre su pecho, esperando por mí.

No quería hacerle enojar más así que bajé de inmediato. Hanbin señaló con su cabeza la entrada del lugar y caminamos a ella.

Daba grandes zancadas y yo intentaba igualar sus pasos. Nos detuvimos frente a la puerta de entrada y Hanbin se giró a verme.

Suspiró y una mueca se formó en su rostro.

— No tomes nada personal ¿de acuerdo? Son buenos chicos pero a veces no saben cuándo cerrar la boca –Bufó.

Una pequeña sonrisa tiró de mis labios al darme cuenta que Hanbin se preocupaba por la forma en la que pudiese llevarme con sus amigos; estaba preocupado porque me sintiera cómodo con ellos, a su manera pero lo hacía. Y eso me provocaba una calidez en el pecho.

— Está bien, creo que podré manejarlo –Dije y asentí.

Hanbin me miró inexpresivo durante unos segundos y suspiró. Asintió despacio y abrió la gran puerta, haciéndose a un lado para que pudiese pasar.

Un salón muy amplio nos dio la bienvenida. Paredes blancas, mesas de metal y muchos muebles de decoración. El lugar se veía en perfectas condiciones y estaba ambientado como si fuese una especie de cafetería o algo así.

Mi vista se paseó por el lugar y fruncí mis labios. El salón estaba repleto de centros de mesas y manteles de colores, creo que no había un solo hueco donde no hubiese un mueble o algo parecido pero aun así, el lugar se sentía vacío.

— Algo falta –Hablé para mí mismo.

Hanbin asintió a mi lado y señaló las paredes.

Súbito - YunBinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora