capítulo#23

1K 63 6
                                    

Lo prometido es deuda, aquí tienen maratón, comenzando MUY temprano por cierto. Buenos días y bienvenidos a la primera parte de este maratón que ya veré con cuántos capítulos cuente, supongo que dos o tres, así que disfruten.
A.M.
____________________________________

Y quién lo diría, el más bajo totalmente perdido en los brazos de su Adonis, aquel rizado no hacía más que volverlo totalmente loco ¿quién se creía?

Harry sujetaba las caderas del más bajo buscando su propio sustento pues al parecer Louis flaqueaba sus piernas en cada intento de colocarlo en el suelo, siguieron su camino entre tropezones por la casa del rizado, una larga caminata en la cuál lo único que podían hacer era caminar, buscar aquella habitación donde Louis sería castigado. Y es que a Harry jamás se le olvidan las cosas y aún sentía aquel enojo tóxico que corría por su sistema, lastimaria tanto al pequeño castaño por su error ¿Cómo se atreve a besar a ese tipo frente a sus ojos? La sola imagen de como aquel morocho sujetaba a Louis por la cintura le picaba en el pecho desinflando su orgullo, tanta fue la rabia del momento que terminó mordiendo con fuerza el labio inferior de aquel castaño provocando que este aullara de dolor cerrando los ojos con fuerza.

Oh Louis, lo que te espera.

Llegaron a una habitación en la parte superior de aquella casa, Louis aún perdido por el alcohol no sabía en qué habitación se encontraba, al abrir los ojos su cuerpo se mantuvo quieto, el no quería follar así, no ahí.

Volteó de inmediato enfrentando al rizado el cual cerraba con un seguro aquella habitación por dentro, al terminar de hacerlo caminó a pasos pausados por aquella habitación, sus brazos se encargaron de quitarse aquel saco costoso sin una mínima arruga, perfectamente entallada a su fuerte anatomía. Lo siguiente que Louis sintió fueron sus manos ser sujetadas por las grandes manos del rizado, un par de esposas metálicas y frías se encargaron de envolver sus delgadas muñecas, lo próximo que sintió fue como su cuerpo colgaba del techo, sus muñecas estaban esposados a unas barras empotradas al pavimento del techo, sus orbes encontraron los orbes verdosos del más alto sintiendo molestia en sus muñecas y en ese instante deseó tanto ser un poco más alto, sus pies se encontraban de puntitas buscando mantener el equilibrio y no herir sus muñecas.

El rizado se encontraba detrás del castaño, observando como aquel castaño intentaba mantenerse en pie, aquellas caderas y su delgada anatomía no ayudaban mucho a la erección del rizado, el cual al instante enganchó sus dedos en el borde de los jeans del más bajo y sin mucho esfuerzo está prenda fue bajada por completo hasta sus tobillos, las manos del rizado pasearon por la apretada ropa interior de Louis, que bien se le veía.

¿podían culparlo? Claro que no, era de saberse que Louis tenía un culo de maravilla.

Las manos del rizado se sujetaron de la costura de la ropa interior del menor y tiró con fuerza una y otra vez hasta desgarrar la tela por completo dejando sólo telas rotas colgando de sus caderas ahora exponiendo sus glúteos que por cierto ocultaban su entrada de la vista del rizado.

Pero faltaba algo, claro que Louis tenía pendiente un castigo.

El rizado paseó la mirada por la habitación, encontró un par de listones de cuero de distintos tamaños y grosores, estos casualmente se encargaban de sujetar los tobillos de su acompañante pero realmente necesitaba sacar ese enojo de alguna forma, tomó este instrumento y caminó en dirección al castaño, sus manos sujetaron las caderas del más bajo logrando hundir sus dígitos en la piel dorada de sus caderas, sonrió ronco y bajo sobre el lóbulo de su oreja para únicamente murmurar.

"Besaste a alguien que no era yo, mi dulce niño...No lo olvido"

Louis sólo gimoteo y soltó un suspiro para luego reclamar. "Harry, no quiero, no lo hagas".

"Aquí no puedes mencionar mi nombre, aquí no puedes reclamar, teníamos un trato y yo fui exclusivo contigo, rompiste el código, Louis Tomlinson"

Suspiros, tensión sexual, miedo y curiosidad podían palparse en aquella habitación.

Lo siguiente que Louis sintió fue como un artefacto seco, duro y frío rozaba sus nalgas una y otra vez, recorriendo su piel como lienzos crudos y nada suaves por su delicada piel acaremelada, definitivamente doleria bastante.
Las palabras del rizado sonaban frías y con toques de excitación sin ser demasiado perceptibles.

"Contarás una a una, lo que mereces, Louis Tomlinson en caso de no contar empezaremos desde cero."

Un silencio doloroso se formó sin siquiera ser conscientes.

"Y créeme que tengo todo el tiempo del mundo para castigarte".

Louis sólo bajó la mirada intentando buscar palabras para mencionar. Al final asintió con la cabeza en silencio.

"No eres mudo, Louis. Sabes como debes dirigirte a mi".

Louis sólo evitó soltar un suspiro de fastidio y su lengua revoltosa pedía a gritos ser libre y insultar al rizado, gritarle y hasta golpearlo si era posible, pero sólo negó internamente y respondió un "Si, amo" una risa a sus espaldas le indicó la conformidad del rizado, lo siguiente que escuchó es un "serán diez, por tu error" y Louis quiso reclamar el porqué, sin embargo se mordió la lengua, ya recordó porque. El miedo estaba esfumando cada gota de alcohol de su sistema.

Lo siguiente que sintió fue como el cuero golpeaba sus glúteos sin clemencia, fuerte, seco y doloroso.
Joder que dolía y bastante, sus muñecas tiraron con fuerza de aquellos barrotes del techo intentando huir del dolor sin embargo sólo lagrimeó y soltó un bajo "uno".

El segundo y tercer impacto fue igual y incluso más doloroso que el primero, sentía sus nalgas arder y seguro daba su vida a que estás tenían pequeñas magulladuras y un color explosivo en tono rojo.

El cuarto y quinto fueron soportables, vaya que dolía pero a esas alturas podía sentir un impulso de tolerar aquella sensación de ardor y dolor en sus glúteos.

El sexto dolió bastante, incluso quitándole la voz convirtiendo está en un suave y casi mudo murmullo, el séptimo fue el más doloroso al igual que octavo que ya sentía su piel abierta, calor recorría su cuerpo y un sudor sofocante envolvía su cuerpo provocando más ardor en sus heridas, sus facciones se encontraban rojas como un pequeño tomate, lágrimas salían de sus orbes y sus cabellos desordenados se pegaban a su frente. El noveno fue el menos doloroso como si su piel ya estuviera adormecida, dormida, tan herida que ni siquiera sentía aquel rasposo dolor en su piel, únicamente golpes duros que revotaban en su piel.

La décima le quitó el aliento, suspiró bajo y dijo un pequeño "diez..." sus piernas flaquearon y se colgó totalmente de sus muñecas gimoteando de dolor dejando escapar suspiros y suaves lágrimas que barrian sus facciones.

Lo siguiente que sintió fueron un par de mano fuertes y tensas pasando por sus glúteos haciéndolo gimotear aún más.

"Ahora viene la parte que más te gusta...".

¡OH SI SEÑOR! CANCELADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora