Capítulo 8.

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Berry no es una puta

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Berry no es una puta.

Víctor me llevó a su casa. No quería ir pero como él consideraba que yo era de su propiedad mis palabras no valían nada. Su casa es preciosa. Prácticamente una mansión de color blanco. Por dentro todo era inmaculadamente blanco al igual que su exterior, mientras caminábamos me pude fijar en las múltiples fotografías, Víctor con una chica tal vez de mi edad con unos ojos iguales a los de él, ese azul profundo que puede como cautivarte o lastimarte. Víctor al darse cuenta de cómo miraba las fotos, había sonreído.

—Es mi hija.

Me daba asco pensar que un hombre como él, con familia, con una hija, trataba a las mujeres de esa manera, como si no valiéramos nada. ¿Él también maltrataba a su hija?

Y aquí me encuentro, luego de que hiciera lo que quisiera con mi cuerpo recostada en su cama desnuda, con lágrimas en los ojos tratando de no dejarlas caer.

Escucho sus ronquidos a mis espaldas, es la primera vez que se queda dormido a mi lado. Siempre, después de cada encuentro me dejaba sola. ¿Por qué no se ha ido? ¿Por qué sigue junto a mí? Me da asco pensar que ese hombre está dormido justo a mi lado.

Con mucho cuidado empiezo a levantarme, con miedo miro una y otra vez hacia Victor, pero logro salir de la cama. Descalza y con solo mi ropa interior empiezo a caminar por los largos pasillos. Desde fotografías de la familia Williams hasta pinturas monocromáticas o de famosos pintores son las que adornan las paredes. Bajo las escaleras en forma de caracol y sigo explorando. Paso por un gimnasio, una sala de juegos y hasta un cuarto de música. La casa es fantástica, es preciosa y cualquiera quisiera vivir en un lugar como ese.

Encuentro la puerta que da hacia el jardín, la corro a un lado y sigo caminando. El césped se escurre entre mis dedos dándome una sensación de libertad por un momento hasta que recuerdo donde me encuentro, de quien es esta casa y de quien es este césped que cubre el jardín entero. La sonrisa que se había colado en mis labios rápidamente es remplazada por una mueca de tristeza pura.

¿Por qué yo? Eso era lo que siempre me preguntaba. ¿Por qué yo tenía que vivir en este infierno? ¿Por qué yo tengo que vivir en los malditos brazos del mismísimo diablo? ¿Por qué yo no podía ser libre? Simplemente, ¿por qué yo?

No había tenido una familia cariñosa y me hicieron la vida imposible, mis días en el orfanato fueron tranquilos pero muchas veces quise desaparecer, casa tras casa fui maltratada y desechada y luego por confiar en una persona todo se terminó de ir al retrete.

Las respuestas a esas preguntas tal vez podrían ser: Porque soy una idiota, porque no debería confiar tan fácilmente en las personas, porque no merezco ser feliz.

—¿Quién eres tú?—La dura voz de una chica despeja mis pensamientos. Me doy vuelta chocando con unos increíbles ojos azules. Es la chica de las fotos.

La hija de Víctor.

»¿Te comió la lengua el gato? Te preguntaré por última vez, ¿quién eres tú?

—Soy Berry.

—¿Berry? ¿Qué clase de nombre es Berry?—se burla hasta que se percata de mi aspecto y su rostro se endurece como el granito—. ¿Eres una puta?

—No soy una puta—susurro en un tono tan bajo que es casi inaudible, pero ella me escucha.

—¿Entonces por qué estás en ropa interior en mi jodida casa?

Porque tenía razón, era una puta, pero yo no quería serlo, yo quería ser libre.

—Yo... Yo...

—¡Cierra la boca! ¡¿Dónde está mi papá?!

—En su habitación—Sus ojos arden, ella podría matarme tan solo con su mirada.

—Quiero que tomes tus sucios harapos y te largues de mi casa.

¿Y que Víctor me mate? No, gracias.

—El señor Williams...

—¡No me interesa lo que piense mi papá! ¡Lárgate!

Corrí hacia la habitación con los pasos de la chica detrás de mí. Víctor ya estaba levantado, estaba mirando su computadora. Cuando me ve entrar su rostro molesto me dice todo, me va a castigar.

—¡Papá!

Tomó rápidamente mis cosas y sin vestirme salgo huyendo de ese lugar. Consciente de que cuando vuelva a ver a ese hombre me va a destruir, me va a dar una verdadera paliza.  

Viviendo en el aire | Al aire #0.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora