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- ¿Bang Chan?

El chico se giró hasta quedar completamente de frente conmigo. No parecía sorprendido, una extraña sonrisa apareció en su rostro.

- Ehm - trago saliva - vine con Felix y sus padres, pero fueron a buscar aparcamiento y me mandaron a mi aquí. Vives en una zona en donde no se puede aparcar así.

Reí ante la explicación y metí las llaves en la cerradura para abrir mientras estar al calor un rato. Chan parecía algo tímido cuando entraba en mi casa, le dije que se podía sentar si quería y le saque algo de beber.

- Al final te quedo bonita la casa con los adornos.

Sonreí con su respuesta y el bebió. De pronto me volví tímida por decirlo de algún modo. Mis ganas de preguntarle más sobre él crecían, al igual que aquella cosa extraña que me impedía soltar palabra.

- ¿Tú mano... esta mejor?

- Oh, si, tú gasa ayudó a no hacerme más daño - sonrió - y tú ¿estás mejor?

Supuse que se refería a la Navidad sin mis padres.
Obviamente quería estar con ellos, pero gracias a su familia, Minho y demás, estaba siendo mejor de lo que imaginaba.

- Sinceramente, si.

- Me alegro entonces.

- Y tú... ¿cómo estas? - en el momento que formule la pregunta, me arrepentí. Obviamente me refería al tema de su supuesta, ex novia. Y el no era tonto, lo había entendido.

- Bueno, se lleva controlado.

Los dos nos dedicamos una sonrisa y nos quedamos mirando a los ojos. Pareció como si el tiempo se hubiera parado. Hasta que oí en el rellano a Felix quejarse por el frío y el tráfico que había.

Chan y yo volvimos a mirarnos y comenzamos a reírnos por Felix.

Abrí la puerta y Felix hizo intento de disimular con una sonrisa. Eso me causó aún más gracia y me eche hacia un lado para que pudiera pasar.

Sus padres me saludaron y se veían cargados de bolsas.

- ¿Tienes planes para esta noche? - el padre de Felix me formulo aquella pregunta mientras se quitaba el abrigo.

- La verdad, no.

Entonces fue cuando vi que la madre de Lix sacaba de unas bolsas comida china.

- ¿Recuerdas el día que cenamos en casa de Minho?

- Claro. - ¿Por qué? - cómo olvidar ese día. Si estuve desahogandome con Bang Chan en el balcón de Minho.

-Casi lo pillas comprandolo. - Felix señaló el libro que Minho me había regalado, el cuál estaba encima de la mesa.

Los padres de Felix se sentaron y ofrecí cosas para picar y beber. Estuvimos conversando casi toda la noche. Hablar con ellos era una cosa agradable.
La madre de Felix contaba cosas sobre Chan y se lo agradecía.

Ahora sabía que de pequeño era muy travieso, pero siempre ha sido buen niño y responsable. Su madre vivía en Jeju por motivos laborales, junto con su abuela paterna.
Le gustaba el hip hop, de niño tuvo un perro que aún vive... Y todo ese tipo de cosas, nada más personal.
Pero me bastaba, o al menos ése día.

La noche cayó y consigo el hambre.
Comenzamos a poner la mesa y sacar la comida.
Pasó el postre, decidí que era buena hora de darles sus regalos, y al parecer ellos pensaron lo mismo. Por lo cual, cuando salí de mi habitación, los encontré con bolsas y viceversa.

Primero me dieron una bolsa de parte de todos, era ropa. Un jersey, una camisa y unos jeans oscuros. Todo era precioso y se veía que era buena tela.
Después Felix me dio una cajita más pequeña y en ella había un colgante de plata. Era una media luna, simple. Pero a mi me encantó, por el simple hecho, de que siempre estaba dibujando medias lunas y me encantaban.

- ¡Es precioso! - chille un poquito - ¡Todo es precioso!

Felix me puso el colgante mientras que vi como Chan se daba la vuelta y cogía otra bolsa.

- Este es aparte... - Chan me dio la bolsa y dude en abrirla.

Una mezcla de ternura, nervios y risas se apoderó de mi al sacar la sudadera que me había prestado en dos ocasiones anteriores; cuando lo conocí y cuando dormí en casa de Felix y no tenía un pijama decente.
¿Es la misma? ¿O habrá comprado otra igual?

- ¿Eso no es tuyo? - preguntó Felix con una media sonrisa.

- Bueno si, pero ella lo ha usado más que yo. - Chan se tapó media cara con su mano, y yo creo que me puse demasiado obvia y colorada.

La verdad, el detalle de regalarme su sudadera me gustaba. Digo, era cómoda, ancha, calentita y...

- Era tú sudadera favorita, nisiquiera me la dejabas a mi. - Felix me sacó de mis pensamientos para adentrarme en otros. ¿Chan me había regalado su supuesta "sudadera favorita" prestada ya en dos ocasiones?

Dame veneno que me quiero morir.

Miré a Chan algo despistada y la punta de sus orejas estaba algo colorada y eso me dio demasiada ternura. Él mismo dijo que cuando algo le daba vergüenza sus orejas tomaban color.

Dejando aquello estar, era mi turno de dar regalos.
Para los padres de Felix compré perfume. Si, muy típico pero compre su favorito y ellos se quedaron bastante conformes.

A Felix le compré dos gorros que vio por Internet y estuvo dando la alta por ellos durante dos meses y unos audífonos los cuales también fueron por Internet. Y para Chan, simplemente compré una pulsera de tela azul sencilla pero bonita. También una gorra que pensaba que era muy de su estilo. Aunque algo me decía que Felix usaría más la gorra.

Chan se puso la pulsera y sonrió.

- Es demasiado simple - me dijo y entonces desee que la tierra me tragara - ¡Por eso me encanta!

Suspire aliviada y comencé a reír.

Todos estábamos notablemente conformes. Cuando ellos se fueron, rápidamente me puse la sudadera y caí rendida a la cama.

-Jan.

Hoodie | Bang Chan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora