Quiero escribir sobre ti. Quiero contarle al mundo entero que te conozco y que sé los brillantes pensamientos que pasan por tu mente. Quiero redactar un libro con tu nombre, pero cuando intento expresarme me sobran ideas y me faltan palabras, porque si se trata de ti nada es suficiente y todo parece reducirse, haces ver lo excelente cómo mediocre y te presentas como un Dios ante mi, provocas que mis piernas tiemblen y aún no descubro si es el nerviosismo o la excitación lo que provoca que mis vellos se ericen al ver tu rostro, eres magistral, emerges como espuma del mar y te quedas por siempre en mi memoria, y después de ti me pregunto si la perfección es alcanzable, ya que tienes mil defectos y aún así pareces ejemplar ante los ojos de todos. Porque es en esos detalles irregulares, donde la normalidad se rompe y tu verdadera belleza reluce.