Que nadie se entere, calla tus pensamientos, cierra tu mente.
Que no escuchen sus gemidos, con tus sollozos de fondo.
Que no vean sus sucios dedos recorriendo tu pequeño cuerpo manchado con salpicaduras al óleo de pintura hecha con tus lágrimas y sangre.
Que no sientan su pieza encajar en la tuya, sin tu permiso.
Que no atiendan el sonido de su herramienta perforar tu mecanismo.
Que no encuentren esa navaja sucia y filosa, que te desgarró el alma, que te cortó las alas.
Que no noten tu mirada perdida, suplicante, contemplando el egocentrismo en sus pupilas, rezándole a un dios en el que no crees, gritando un nombre que no conoces.
Que no descubran los juegos promiscuos que él te obligaba a jugar.
Que no perciban el olor que dejo en tu piel al llevarse tu candidez.
Contando hasta diez, respira, no les digas nada, que si se enteran, te van a acusar, te van a lastimar, te van a enterrar
A ti, que eres semilla.